CRÍTICA DE SERIE DE NETFLIX

El Asesino Mediático: Todo por el público.

5MRJ2GC23FEXRFE7ALT7FT5ZVE

El asesino mediático (Serie de TV)

Netflix (estrenos destacados) 31 de marzo

Título original

Copycat Killer
Año
Duración
55 min.
País
 Taiwán
Dirección

Henri ChangChang Jung-Chi

Guion

Miyuki Miyabe

Reparto

Kang Ren WuRuby LinFandy FanAlice KoCammy ChiangTou Chung-huaXia Teng HongJack Yao

Compañías

Greener Grass Productions, Nan Fang Film Productions. Distribuidora: Netflix

Género
Serie de TVThriller | PolicíacoAsesinos en serie
Sinopsis
Un asesino en serie se aprovecha del interés mediático por sus asesinatos, manipulando a sus víctimas, policías y medios de comunicación, convirtiendo los asesinatos en un espectáculo mediático.
 
CRÍTICA

¿Crees que cualquiera es capaz de cometer un asesinato?

La fascinación por los asesinos en serie siempre ha estado presente en las pantallas,  con grandes series como Dexter, Mindhunter, Hannibal, La Caza o, sin duda mi predilecta, La Serpiente. Del mismo modo, que en los últimos años hay un auge de documentales estilo true crime, con reconstrucciones de crímenes como el Acosador nocturno, Las cintas de Jeffrey Dahmer, La chica de la foto, Los hijos de Sam: Un descenso a los infiernos y un largo sin fin de títulos. El Asesino Mediático refleja toda esta fascinación morbosa hacia los serial killers.

Netflix nos trae esta producción taiwanesa, adaptación de la novela homónima Mohohan (the Copycat Killer), de la escritora japonesa Miyuki Miyabe, con numerosos bestsellers centrados en historias policiacas. Asimismo la misma autora ejerce de guionista en la serie. Curiosamente, este thriller ya fue adaptado al cine en la película japonesa en 2002 bajo el título de Copycat Killer (Yoshimitshu Morita) y obtuvo críticas terribles y también en una serie con el mismo título, Mohohan (de Hidetomo Macuda), en 2016. Gracias al streaming cada vez llegan más series y películas taiwanesas a Europa, destacando sobretodo títulos de terror que entremezclan la sociedad actual con tradiciones y mitos propios de su cultura.

En este caso, la acción se sitúa en los años 90, un viaje a la época de las películas VHS, al ambiente escabroso de locales sexuales y a los pasillos de películas porno en videoclubs.

Todo comienza con la aparición de una mano cortada dentro de una caja de regalo, que es abandonada en un parque público. Este crimen es obra de un sádico que se hace llamar “Noh” y que empieza a enviar cintas VHS a una televisión local, con imágenes y audios de sus asesinatos, burlándose de la ineptitud de la policía del distrito de Gaode, a la vez que humilla a los familiares de las víctimas.

El asesino, como un símil de Joker o Jigsaw, se oculta tras una máscara Noh, un elemento dentro del folklore japonés, de aspecto blanco e inexpresiva, que ha sido usada en el teatro clásico desde el siglo XIV. Este aspecto teatral también está presente en la escenificación estudiada de cada muerte.

Su oponente es el fiscal Guo Xiao Qui (Chris Wu), encargado de esta investigación y al que reta en este juego de caza. Guo es un hombre honrado, inteligente y con métodos curiosos, que en muchas ocasiones no son aprobados por su entorno, durante su búsqueda de pruebas. Sus investigaciones se cruzan con las de la perspicaz periodista Lu Yizhenn (Cammy Chiang)  y un policía Lin Shang Yong (Tsung-Hua Tou). Cada uno de ellos, por motivos personales, está de acuerdo que hay demasiada corrupción dentro del sistema policial y judicial y con la falta de escrúpulos en los medios de comunicación.

Se trata de una historia con varias perspectivas en torno a unos crímenes contra mujeres jóvenes. Por un lado, el sufrimiento de las víctimas y sus familias, por el otro, la avaricia de los medios televisivos para obtener más telespectadores. Además, también se nos muestra la frustración de la policía y de la justicia para atrapar al criminal y, finalmente, al asesino con una necesidad de enaltecer su ego y ganas de popularidad que utiliza a todos los anteriores para lograr su cometido y satisfacción.

Su trama y ambientación nos puede recordar a un clásico del cine Seven, de David Fincher, por la sordidez, el sufrimiento de las víctimas y la soberbia y la ira del psicópata, como los dos pecados capitales que lo impulsan. Además de ser una crítica a la avaricia de los medios televisivos para ampliar su audiencia, aprovechándose mutuamente asesino y periodismo sensacionalista, para sacar tajada de estas muertes, sin escrúpulos y sin buscar la verdad o sentir empatía hacia víctimas y su entorno.

Se trata de un thriller oscuro compuesto por diez episodios, con varios giros ante los posibles sospechosos,  tal vez un poco exagerados.  Sin duda, entretenido para cualquier amante del género policíaco, pero a la vez siguiendo un tempo pausado y al ritmo de la propia investigación, cumpliendo con los requisitos del cine oriental en lo que se refiere al cuidado de la estética. Las historias de los diferentes puntos de vista y personajes se van entrelazando entre sí, mostrando una visión más amplia a la vez que avanza la trama y atrapa al espectador.