De Caperucita a Loba: Humor esquivo
De Caperucita a loba
Título original
- De Caperucita a loba
- Año
- 2023
- Duración
- 92 min.
- País
- España
- Dirección
- Guion
-
Marta González de Vega
- Música
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Karin Zielinski
- Fotografía
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Pilar Sánchez Díaz
- Reparto
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Marta González de Vega, José Mota, Berto Romero, David Guapo, Antonio Resines, Elena Irureta, Martita de Graná, Melania Urbina, Marco Zunino, Santiago Segura, Javier Veiga
- Compañías
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Bowfinger International Pictures, Esto También Pasará, Tondero Producciones
- Género
- Comedia
- Sinopsis
- Marta consigue pasar de Caperucita a loba cuando decide usar cada situación patética en que la pone el amor para aprender a reírse de sí misma más fuerte que nadie. Internándose en el bosque del drama, llegará a convertirse en la protagonista de su propia comedia al descubrir que del drama brota la risa y de la risa, ¡el poder!.
- CRÍTICA
De Caperucita a Loba es una película que supone la culminación del proyecto que Marta González de Vega comenzó en 2015 con el libro De Caperucita a loba en 6 tíos. Una especie de monólogo de autoayuda para asumir el fracaso de las relaciones amorosas y superarlas a través del humor, recorriendo un proceso en el que el personaje femenino termina controlando su vida emocional; de tal forma que a pesar de la situaciones patéticas o ridículas que se generan en torno al amor, no hay nada que no se pueda superar aplicando la ironía o la gracia socarrona.
El siguiente paso fue la adaptación del libro al teatro. Marta González de Vega, como única actriz protagonista en el escenario, se encarga de dar vida al personaje siguiendo el formato de un monólogo; una fórmula con la que obtiene el éxito de público: la obra lleva siete temporadas representándose en un teatro madrileño.
De forma paralela, la carrera como guionista de González de Vega ha despegado en el cine a través de los guiones coescritos con Santiago Segura; su primera colaboración fue en Sin rodeos y el tándem creativo se ha consolidado comercialmente con las sagas de Padre no hay más que uno y A todo tren; películas en las que también ha ido interviniendo en pequeños papeles como actriz. Bowfinger, la productora de María Luisa Gutiérrez y Santiago Segura, forma parte de la producción de esta adaptación cinematográfica.
Al contrario que en el teatro, donde el relato en primera persona del libro cuadra con la estructura del monólogo escénico, para el cine era necesario efectuar una transformación del guion al tratamiento visual cinematográfico. Es por ello que para un proyecto de reivindicación femenina la producción incorpora a Chus Gutiérrez, una directora con más de 30 años de carrera y que siempre ha estado interesada en visualizar el papel de la mujer en la realidad social de cada tiempo histórico, tanto desde la ficción como del documental.
La película propone un viaje emocional por la autoaceptación de Marta (Marta González de Vega) sobre su situación emocional y sentimental. Tras enumerar los diferentes tipos de hombres a los que se enfrenta una mujer, y siempre desde la comicidad, Marta asume que el humor es el instrumento necesario para desdramatizar la vida; asumir una realidad patética es el primer paso para que Marta supere la insatisfacción de encadenar diferentes relaciones fallidas esperando encontrar el amor verdadero.
Sin desprenderse totalmente de la estructura derivada del monólogo –situaciones vividas en primera persona, rompimiento de la cuarta pared, la dependencia mayoritaria de todos los personajes de la figura de Marta–, la película introduce una serie de herramientas que quieren dar sentido al relato desde un punto de vista cinematográfico.
En primer lugar, se intenta que los arquetipos en que se clasifica a los hombres (el rollo de una noche, el amigo con derecho, el bueno, etc.), estén dotados de vida componiendo una serie de personajes secundarios, incorporando a las amigas y a los padres de Marta, para confeccionar un microcosmos que arrope a la protagonista.
Y en segundo lugar, la película visibiliza los juegos metafóricos del texto traspasándolos a imágenes, con mayor o menor fortuna: la presencia de la niña pequeña, las flores en la habitación o en el váter o la aparición del unicornio (que da pie a la curiosa escena localizada en la Gran Vía).
Bajo los parámetros de la comedia amorosa, con las diferentes tentativas por encontrar una estabilidad sentimental con alguno de los hombres que desfilan por su vida, De Caperucita a loba rompe con el estándar de un final feliz asociado a la compañía masculina para aventurarse por el terreno del empoderamiento femenino en el que la mujer descubre que reírse de una misma, del drama, es la mejor receta para garantizar la supervivencia frente a las cuitas del amor.
Heredado del texto original, y obligada a establecer una clasificación estereotipada de los comportamientos masculinos respecto al amor y el compromiso con la pareja –con esa racionalización que introduce las sucesivas menciones a Punset– la película no es capaz de desprenderse de los clichés y las situaciones repetitivas que salpican todo el relato.
Tópicos que se maquillan con un acertado y amplio reparto de secundarios y cameos en el que podemos encontrar a Berto Romero, José Mota, Antonio Resines, David Guapo, Santiago Segura, Elena Irureta o Martita de Graná, entre otros.
De Caperucita a loba es un producto ligero que aspira a contentar a todo el mundo, donde ningún personaje sale mal parado y con un discurso crítico que se termina diluyendo. Una película que provoca más la sonrisa que la carcajada debido a una comicidad irregular que no termina de encontrar la fórmula adecuada para adaptarse al medio cinematográfico al no desprenderse de la dependencia desmedida del texto original. Firma Luis Tormo. Revista Encadenados.