El luto amoroso: ese momento que nos lleva a hacer “locuras por amor”
Quien se ve en estas es porque está pasando por lo que Medialdea llama “el luto amoroso”, algo que, confiesa, “para muchas personas duele más que la muerte”. Y es que, irremediablemente en una situación así, nos enfrentamos a un duelo con todas sus etapas: “pasamos por la etapa de la negación (estamos en shock) no aceptamos ni reconocemos lo que nos está ocurriendo. Después podemos pasar a la etapa de la tristeza y no poder parar de llorar y de pensar de forma obsesiva en todo lo bonito que fue nuestra historia, esta etapa te conecta con la nostalgia de todo lo 'bueno' vivido e impide que tengas una visión real de lo que ha pasado. En esta etapa la persona se puede llegar a 'flagelar' pensando que nunca jamás vivirá una historia parecida. Otra de las etapas que vivimos es la rabia, esta rabia nos conecta con nuestra dignidad y con lo mal que nos sentimos por las cosas que consideramos injustas o que no nos han gustado. Después pasamos a la etapa de negociación donde nosotros mismos empezamos a ver que así no podemos seguir, que no podemos seguir posponiendo nuestra vida, ni flagelándonos, ni culpándonos, ni odiando a la otra persona, sino que debemos avanzar".
Y así llegamos a la aceptación que es la etapa final. "A veces nos podemos quedar atrapados en alguna de esas etapas y ahí es cuando necesitamos ayuda profesional para poder avanzar. Porque quedarnos en alguna de las tres primeras fases, nos lleva a vivir desde el odio o desde la tristeza o negación y eso fomenta las conductas controladoras, obsesivas y de maltrato hacia nosotros mismos y los demás. Esto puede hacernos 'acosar' a nuestra ex pareja, estar más pendiente de su vida que de la nuestra, aislarnos, perder el sentido de nuestra vida", asegura la psicóloga.
Los hombres también lloran
No es común ver en el cine una apertura emocional tan transparente desde un punto de vista masculino, como se expone en Las cartas de amor no existen, ¿pero se vive realmente de forma diferente? “Desde mi experiencia clínica no”, sentencia Medialdea. “He atendido tanto a hombres como a mujeres, tanto adolescentes, como jóvenes, como adultos y sénior que han sufrido dependencia emocional y ante el desamor, lo han pasado verdaderamente mal. Suelen ser personas que durante la relación, se han perdido a sí mismas por tanto centrarse en la otra persona”.
Los tabúes a la hora de expresar sentimientos parece que siguen existiendo entre los hombres, “por la falta de educación emocional que tenemos”, sospecha. “Nadie nos ha enseñado a gestionar nuestras emociones y hemos crecido con ese mensaje: ‘los hombres no lloran, tienen que ser fuertes’. ‘Llorar no sirve de nada’... Aunque cada vez se va perdiendo un poco más este tabú, aún queda mucho trabajo por hacer”.
"Cuando nos permitimos un espacio para sentir y sacar todo lo que llevamos dentro, conectamos con nuestra sensibilidad y somos mucho más capaces de ver la belleza de las pequeñas cosas"
Ni el sexo, ni tampoco la edad, si el estatus social, cultural… “si tenemos una falta de autoestima, da igual la edad que tengamos, el desamor nos afecta a todas las personas por igual". Fomentaremos conductas tóxicas "si no aceptamos el desamor como parte también del amor". Pero la realidad es que, reconoce Medialdea, “cuando nos permitimos un espacio para sentir y sacar todo lo que llevamos dentro, conectamos con nuestra sensibilidad y somos mucho más capaces de ver la belleza de las pequeñas cosas. Somos capaces de sacar el aprendizaje que nos traen también las situaciones más duras.
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