Mi crimen
Título original
- Mon crime
- Año
- 2023
- Duración
- 102 min.
- País
- Francia
- Dirección
- Guion
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François Ozon, Philippe Piazzo. Obra: Georges Berr, Louis Verneuil
- Música
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Philippe Rombi
- Fotografía
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Manuel Dacosse
- Reparto
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Nadia Tereszkiewicz, Isabelle Huppert, Fabrice Luchini, Dany Boon, Jean-Christophe Bouvet, Rebecca Marder, Michel Fau, Radostina Rogliano, Félix Lefebvre, Edouard Sulpice, ver 11 más
- Compañías
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Mandarin Cinéma. Distribuidora: Gaumont
- Género
- Drama. Intriga. Comedia | Crimen. Años 30
- Sinopsis
- Francia, 1935. Un investigador deberá resolver el asesinato de un banquero parisino. De entre una serie de pintorescos sospechosos destaca Madeleine, cuyos deseos de fama y fortuna se pondrán en el camino de la investigación.
- CRÍTICA
El crimen es mío, y no tuyo, convierte este acto homicida en una victoria para la causa feminista en el paisaje parisino de los años veinte. Con un tono cómico, dentro de lo inmoral de los comportamientos reflejados, Ozon vuelve a sumergirnos en la esencia de otras perlas como 8 mujeres o Potiche, mujeres al poder.
Dando vida a una serie de personajes caricaturescos, como extraídos de un tablero de Cluedo, el francés nos presenta, aparentemente, un “whodunit” (¿Quién lo hizo?).Esta expresión fue popularizada a raíz de la proliferación de las novelas policíacas inglesas de autores como Agatha Christie, implicando la aparición de un subgénero con una serie de tropos recurrentes.
Continuando esta tradición, la aspirante a actriz Madeleine Verdier entra en escena. Pronto, su precaria situación económica se hace evidente, siendo incapaz de pagar a tiempo el alquiler del apartamento que comparte con su amiga, y letrada, Pauline . A su vez, las escenas revelan algo nada nuevo en la filmografía del cineasta: el uso de una palpable teatralidad, con diálogos rápidos e ingeniosos,elmovimientoylainteraccióndelosactoresporlosdiferentes escenarios y una expresividad provocativa, vistosa y dramática. A su vez, con una trama desarrollada en el mundo del teatro y del cine, la teatralidad toma un rol casi protagonista.
El asesinato del famoso productor Montferrand desencadena una serie de hiperbólicas acusaciones y confesiones, un enredo entre los personajes, que abogan por la autoría del crimen.
La impunidad que otorga la belleza femenina, la pobreza y la lástima que evoca el lugar de la mujer en la época hacen de este homicidio un triunfo para la rebelión del considerado género débil. Apelando al miedo y a la defensa propia, la actriz batalla con la viuda de Montferrand por el estatus social y económico que tan deplorable delito le proporciona.
Situando a la audiencia en tiempos en los que el sufragio universal no era nada más que una idea radical, Ozon juega con la comicidad, con la exageración y la extravagancia de las actuaciones, de los gestos y de la apariencia física de las mujeres.
Remitiendo al espíritu de Gloria Swanson en Sunset Boulevard, Isabelle Huppert encarna a Odette Chaumette, una vieja gloria del cine mudo incapaz de sobrevivir al monopolio del sonido. Con esta actriz olvidada, engalanada en vaporosos vestidos negros, con plumas, guantes y velos oscuros. guardando luto a su difunto marido, el director recoge a aquellas protagonistas del cine clásico que, en tantas ocasiones, servían de vía de escape para la creatividad de autores homosexuales.
Como el británico Noel Coward con la reconocida Brief Encounter, las incontables protagonistas inadaptadas y reprimidas o, por el contrario, extravagantes y rompedoras, en contra de las restricciones sociales vigentes, servían a los guionistas y dramaturgos del colectivo para proyectar su propio imaginario soñado. Por otro lado, el personaje de Pauline, puesta en entredicho por compartir una cama con la acusada, viste pantalones de pana, chalecos y corbatas, una expresión de género muy distinta a la de Madeleine.
Con constantes miradas de anhelo y la cercanía propia de las amistades femeninas, Ozon coloca el subtexto gay y lésbico en el centro de la narrativa, en contraposición a lo conservador de la Francia de la época.
Así, lo nuevo de François Ozon nos presenta un crimen desde una perspectiva inusual,aunque utilizando tropos y clichés de cintas policíacas para generar el humor que tanto lo caracteriza aunque resulten algo familiares y reiteradas para la audiencia. La teatralidad es el puente entre una hipotética realidad en la que las mujeres juguetean y utilizan acusaciones misóginas a su favor y un relato de época cómico, satírico y disparatado.
La apuesta del francés dibuja un retrato del mundo del espectáculo, plasmando el ambicioso mundo del teatro, del cine y de los automóviles, con el codiciado dinero como tercer protagonista. Madeleine y Pauline se ven obligadas a sobrevivir, a ingeniárselas para salir adelante en un mundo que está a punto de olvidar sus nombres. Mi crimen nos transporta a una realidad inverosímil pero encantadora en la que la sororidad, aunque algo macabra, es por fin aplaudida y recompensada por el público.