Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones
Título original
- Dungeons & Dragons: Honor Among Thieves
- Año
- 2023
- Duración
- 134 min.
- País
- Estados Unidos
- Dirección
- Guion
-
Dave Arneson, John Francis Daley, Jonathan M. Goldstein, E. Gary Gygax, Derek Kolstad. Historia: Chris McKay
- Música
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Lorne Balfe
- Fotografía
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Barry Peterson
- Reparto
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Chris Pine, Michelle Rodriguez, Regé-Jean Page, Justice Smith, Hugh Grant, Sophia Lillis, Chloe Coleman, Jason Wong, Daisy Head, Sophia Eleni. Voz: David Sobolov
- Compañías
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Paramount Pictures, Allspark Pictures, Entertainment One, Hasbro, Hasbro Studios. Distribuidora: Paramount Pictures
- Género
- Fantástico. Aventuras | Dragones. Reboot. Fantasía medieval
- Grupos
- Dungeons & Dragons
- Sinopsis
- Adaptación cinematográfica del primer juego de rol de la historia, publicado por primera vez en 1974. Un ladrón encantador y una banda de aventureros increíbles emprenden un atraco épico para recuperar una reliquia perdida, pero las cosas salen rematadamente mal cuando se topan con las personas equivocadas.
- CRÍTICA
Adaptación cinematográfica del primer juego de rol de la historia, publicado 1974 por vez primera. En la película, un ladrón encantador y una banda de aventureros extraordinarios acometen un atraco glorioso con el fin de recuperar una reliquia perdida. Pero hete aquí que las cosas salen bastante mal cuando se tropiezan con las personas equivocadas.
Comienza la cosa en una mazmorra enterrada en la nieve. Capta la cámara un paisaje helado y una ventisca que nubla la visión y una gran carroza-cárcel con un prisionero monstruoso de la cara desfigurada y garras terribles (¿Shrek?). Se escucha el sonido de las cadenas metálicas al chocar con el piso antes de ver la figura adusta que es conducida a una celda.
Hay en la celda un hombre de bonito rostro y ojos azules, Edgin, un ser confiado que teje un jersey en su rincón. Una mujer desaliñada de ceño fruncido en otro rincón come patas crudas. La arrogancia y la falta de familiaridad forman una combinación mortal para devendrá aventura jovial. Sobre todo, cuando el ser monstruoso molesta a Bárbara, la mujer que come papas, con tocamientos y carantoñas que acaban pasándole factura y mil golpes que le llueven de parte de la come-papas. Ya se lo advirtió el joven bonito: «no la molestes mientras come».
Según parece, no ha sido fácil dar vida a este juego de mesa, ya que la adaptación cinematográfica de este jueguecito de rol tardó cuatro años en llegar a la pantalla grande, en la noche de apertura del SXSW (que congrega diversos eventos y conferencias de películas, medios interactivos y música) de este año. Pero prevaleció el tesón, la paciencia y la pasión, cualidades que son igualmente necesarias, según cuentan, para tener éxito en este tipo de divertimento que son los juegos de rol.
Inspirándose en la improvisación y en la creatividad grupal, propias del juego, los directores John Francis Daley y Jonathan M. Goldstein construyen una película de aventuras con gran carga de fantasía donde predominan los efectos especiales y un entramado más propio para espectadores jóvenes y motivados a este subgénero, que al final, al menos en la sala de cine en que la vi, aplaudieron a rabiar.
La historia sigue al desconsolado Edgin (interpretado por el por un sintónico Chris Pine), un exarpista, y se ha convertirá en un pequeño hurto. Tras un juicio sumarísimo donde se revisa su condena, logran escapar Edgin y su colega come-papas, aunque habían sido previamente absueltos tras contar su triste historia de esposa muerta, hija abandonada, etc. Consigue evadirse con su mejor amiga Bárbara Holga (Michelle Rodríguez), la cual estuvo años ayudándolo a criar a su hija Kira (Chloe Coleman), después del crimen de su madre.
De perdidos al río y ambos emprenden un viaje glorioso para proteger y salvar a Kira que está atrapada por un antiguo camarada llamado Forge (Hugh Grant), hombre codicioso cuyo egoísmo y malevolencia no tienen límites ni coto ni nada.
Se unen a Simon, un viejo amigo y hechicero timorato (Justice Smith), cuyo interés amoroso no es correspondido por la druida Doric (Sophia Lillis), mujer capaz de auténticos prodigios que la pueden hacer cambiar de forma y colarse por los resquicios más inverosímiles transformada en cualquier insecto, gusano o equivalente.
Los personajes tienen cada cual tiene sus características psicológicas, su encanto y su perfil mitológico. Rodríguez es una mujer de gran fortaleza que llena pantalla con su intensidad y con sus momentos de gracia, dulzura y como implacable luchadora física. En la parte opuesta tenemos a Forge, con un perfil caricaturesco del mal, también más jocoso y muy bellaco y malo. Pero todos los personajes exhiben un carácter, lo cual tiene parte de responsabilidad en el interés y el carácter lúdico del filme.
Si es que hay una mala malísima genuinamente perversa esa es Daisy Head, en un rol de amenazante y furibunda Maga Roja de nombre Sofina. Regé-Jean Page hace un rol menor, Xenk, un paladín cuyas etéreas y apenas apuntadas expresiones de la cara y mínimo diálogo pueden resultar graciosas. Y otros personajes opuestos que suelen emparejarse y destacan la naturaleza inclusiva del mundo de D&D. La impotencia y debilidad de un personaje es la fortaleza de otro y el trabajo en equipo es lo que lo convierte en una experiencia divertida, sobre todo para quien gusta de este tipo de cine.
El equipo encargado de los efectos especiales y el director de fotografía Barry Peterson crean escenas rocambolescas, llamativas, espectaculares e incluso oníricas, así como paisajes hermosos (o terribles) en tierras y parajes singulares, tanto de tierra como en el mar. El trabajo de una cámara suave recorre las distintas geografías y posiciones espaciales para ofrecer al espectador una sensación inmersiva, de magia o caos, en diferentes escenarios.
El editor Dan Lebental acierta con escenas de lucha emocionantes y otras de persecución, conseguidas con gran precisión con las actuales técnicas de efectos especiales. Por ejemplo, cuando Doric se transforma en varios animales que huyen de Sofina, o de la pandilla cuando escapa de un peligroso dragón más bien orondo; la edición y el trabajo de cámara mantienen la atención, pero sin incomodar.
Lorne Balfe colabora a aumentar la emoción y tensión con una mezcla de cánticos verbales y ritmos que optimizan la visualidad del trabajo de acrobacias. Es como que la partitura tuviera su propio protagonismo, algo distinto a las partituras relajantes y asombrosas de otras cintas fantásticas. Balfe se apoya igualmente en la tradición barda del personaje que interpreta Pine, y compone canciones alegres, ingenuas y poéticas con instrumentos de cuerda.
Uno de los valores de la película es su fuerte uso de las imágenes generadas por ordenador (CGI) y otros efectos visuales varios. Monstruos a gran escala y la construcción del mundo utilizan estas imágenes que pueden llegar a fascinar. Hay efectos prácticos y trabajo con títeres brillantes (criaturas, cadáveres habladores, etc.).
Los muy aficionados al juego de rol de Dungeons & Dragones (historias en mundos de espada y brujería) lo van a pasar bien con el oso lechuza, bestias diversas, devoradores del coco y cubos gelatinosos. Además, el público sin conocimiento del juego podrá disfrutar de otras muchas escenas de acción, de hechicería, de enfrentamientos diversos o enfrentamientos cara a cara, pues los guionistas Dave Arneson, John Daley, Jonathan M. Goldstein, E. Gary Gygax, Derek Kolstad, adaptando la historia de Chris McKay, construyen un libreto accesible con personajes en cierto modo atractivos o epatantes con los que el público podrá sintonizar.
Los temas de la película no son en exceso misteriosos ni profundos. Más bien hablan de la pérdida, la amistad, la valentía, la camaradería, el amor o el arrojo, todo lo cual cruza transversalmente la cinta. Por ejemplo, el personaje de Simon, el hechicero o mago tímido e inseguro, habla de explayarse sintiéndose uno mismo y tener más confianza, para ser quienes somos cada cual.
El guion, en fin, incluye divertimento y emoción, pero igualmente algunos comentarios que encierran el mensaje de aceptar las fallas y no «darse por vencidos, ni aún vencidos», como decía el poeta argentino Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte), uno de los «cinco sabios» de la ciudad de La Plata.
Hay también la invitación a un mundo expansivo e intrincado que se puede vivir como si existiera desde mucho antes de que los personajes entraran en la historia. Incluso más allá de esta aventura en particular. Y para los espectadores que nunca han jugado Dungeons & Dragons, el mundo de la película no será nada difícil de comprender.
También es digno de resaltar el hecho de tratarse de una película ligera donde el ingenio está listo y que hace gala de una sensación positiva, hilarante e incluso surrealista, como cuando se produce el interrogatorio mágico a los cadáveres, cuatro preguntas decisivas para conocer el paradero del yelmo, pero donde se confunden y hacen más preguntas de la cuenta e incluso dejan a uno de los muertos vivo, a falta de las últimas preguntas para que retorne a su anterior estado yacente.
Y al final, transcurrida la película, nos encontramos con un núcleo serio en la historia, que sirve como tributo encantador al juego. Resulta que nuestros héroes, todos extraños, ajenos en el inicio, seres rechazados y que se perciben fracasados, finalmente han hecho acopio de fuerza, aceptación y amistad en la familia que han construido juntos. Es metáfora de un juego que, al parecer, ayudó a generaciones de adolescentes socialmente incómodos a encontrar sus camarillas y su grupo confiable y de referencia.
Una obra de magia cinematográfica que destaca de otras películas de fantasía. Una historieta de corazón, franca, personajes atractivos o aversivos, y unos efectos visuales llamativos y deslumbrantes.
Escribe Enrique Fernández Lópiz Revista Encadenados