viernes. 22.11.2024
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Una bonita mañana (1) - Audiovisual451

¿Cómo nació Una bonita mañana?

La película se apoderó de mí después de La isla de Bergman. Durante el invierno 2019-20 escribí el guión inspirada en parte por la enfermedad de mi padre cuando aún estaba vivo. Quería encontrar sentido a lo que estaba pasando. También quería explorar la forma en que pueden dialogar dos sentimientos totalmente opuestos – un duelo y un renacimiento –, y cómo pueden sentirse a la vez. A pesar de ser atormentada, la historia entre Sandra y Clément es sobre todo feliz. Con su padre solo hay sufrimiento. Los dos relatos conviven. Me interesaba encontrar una forma cinematográfica de plasmar dicha coexistencia.

La película muestra relaciones afectivas plagadas de carencia y de ausencia.

Georg y Sandra comparten la misma necesidad de amor. Incluso cuando la cabeza de Georg ya no está, sigue consciente de que ama a una persona, a su compañera Leïla. La añora constantemente, teme no volver a verla. El amor también es vital para Sandra, el amor que siente por su hija, por su padre, y luego por Clément, que va a convertirse en el centro. Haber puesto el amor en el centro de la existencia, con la consiguiente vulnerabilidad, quizá sea lo que todavía une a Georg y a Sandra cuando ya no pueden comunicarse. También es verdad que la madre de Sandra, a pesar de un aparente desapego, sigue estando muy presente para su hija y para Georg, aunque se separaron hace 25 años, y esto también es una gran prueba de amor.

Sandra debe despedirse de su padre.

Quería contar el duelo de una persona que aún está viva. Georg ya no es el padre que Sandra conocía, pero sigue vivo. Aunque su cabeza se pierda, parte de él – su sensibilidad, su ser – permanece. Mi objetivo era que se sintiera a la vez la desaparición y la subsistencia; un movimiento en principio contradictorio que, a mí, me produce una gran emoción. Quería enseñar el vínculo visceral que va más allá de la enfermedad, contar este extraño duelo para entenderlo mejor, y superar el sufrimiento que lo enturbia todo durante mucho tiempo. Sandra debe liberarse de su padre para regresar a la vida; es algo egoísta, pero necesario. Se deja llevar por la felicidad que le ofrecen, aunque eso implica un abandono y se siente culpable. También quería contarlo.

elasticafilms (@ElasticaFilms) / Twitter

Sin embargo, el tema de la entrega es central; Sandra no expresa sus sentimientos a menudo, pero ayuda a su padre a recuperar las palabras.

Sandra está atrapada en lo que vive. Su vida diaria gira en torno al deber: cara a su padre, a su hija, a su trabajo como traductora, que consiste en transmitir los pensamientos de otros, desaparecer detrás de las palabras de los demás… Efectivamente, expresa sus sentimientos en contadas ocasiones porque siempre se esfuerza en hacer hablar a su padre cuando va a verle, porque se consagra a él, a la expresión de sus temores, de su sufrimiento, y no puede hacerle partícipe de lo que ella vive. En cuanto a su relación con Clément, en primer lugar es una relación pasional en que las palabras tienen poca cabida… Sandra se afianza más en el amor físico que en la palabra.

El tema de la memoria recorre toda la película: Georg lucha por recuperarla, mientras la madre de Sandra (a la que interpreta Nicole Garcia) da la impresión de que necesita deshacerse del pasado.

Es paradójico, pero la memoria está del lado del padre. Probablemente tenga que ver con las figuras masculinas y femeninas de mi historia familiar. En las historias que cuento, las figuras maternas se vuelven con más facilidad hacia el futuro, mientras que las paternas suelen ser más melancólicas por naturaleza. Tengo la impresión de haber heredado las dos. Ahí reside la tensión interior de mis películas: la tentación de la melancolía autodestructiva que encuentra una forma de hacerse con la vida, con el destino.

En la primera escena, Sandra está parada ante la puerta de su padre; le cuesta entrar en la película, notamos que será un recorrido difícil para ella. En la última escena, el horizonte está abierto y las palabras que le dice Clément a la hija de Sandra (“Tu casa está delante de ti”) parecen surgir como un eco del principio de la película.

El guion acababa con una pregunta que hacía Clément: “¿Dónde está tu casa?” Pero la respuesta improvisada de Melvil Poupaud en el rodaje adquirió un gran sentido. Ahí está el recorrido de la película, desde la puerta cerrada de Georg hasta un horizonte que por fin se abre ante Sandra. Creo que no podría hacer una película con un solo final trágico. Es verdad que con el padre no puede haber un final feliz, solo va a empeorar. Pero no habría podido hacer la película limitándome solo a contar eso. Siempre hay un movimiento que lleva hacia la luz en mis películas, necesito ese motor.

Una bonita mañana (película 2022) - Tráiler. resumen, reparto y dónde ver.  Dirigida por Mia Hansen-Løve | La Vanguardia

Léa Seydoux está conmovedora en Una bonita mañana.

Quería contar el duelo de una persona que aún está viva. Georg ya no es el padre que Sandra conocía, pero sigue vivo. Aunque su cabeza se pierda, parte de él – su sensibilidad, su ser – permanece. Mi objetivo era que se sintiera a la vez la desaparición y la subsistencia; un movimiento en principio contradictorio que, a mí, me produce una gran emoción. Quería enseñar el vínculo visceral que va más allá de la enfermedad, contar este extraño duelo para entenderlo mejor, y superar el sufrimiento que lo enturbia todo durante mucho tiempo. Sandra debe liberarse de su padre para regresar a la vida; es algo egoísta, pero necesario. Se deja llevar por la felicidad que le ofrecen, aunque eso implica un abandono y se siente culpable. También quería contarlo.

¿Cómo escogió a Pascal Greggory y cómo se enfrentó al papel de Georg?.

Pascal Greggory era evidente para el papel. Es un actor que siempre me ha gustado y respondía en todo a lo que buscaba para Georg, tanto por su elegancia, su contención, su sensibilidad, como por un parecido físico perturbador con mi padre. Puede parecer irónico darle un papel en el que no encuentra las palabras, cuando fue una encarnación estilizada del idioma, sobre todo con Rohmer. Pero tenía sentido porque quería que se adivinase que antaño dominaba la palabra y perderla era aún más grave. Temía que el papel asustara a Pascal, pero no fue así, al contrario. En su calidad de actor, le interesó interpretar la enfermedad, y además me parece que el pudor y la dulzura de Georg le conmovieron profundamente. Para mí fue una auténtica alegría trabajar con él porque confío completamente en mí y pude guiarle. Conozco el ritmo de esta enfermedad. Y Pascal, con total humildad, la hizo suya sin situarse nunca en una interpretación prefabricada, algo que yo rehuía. Pascal y yo vivimos una verdadera simbiosis a la hora de encarar el papel.

 

Entrevista a Mia Hansen-Love, directora de Una Bonita Mañana (cortesía de Elastica Films)