Entrevistamos en exclusiva a Greta Fernández y Roger Casamajor, protagonistas de El Fred Que crema (El Frío Que Quema)
Greta Fernández y Roger Casamajor: “No consideramos trabajar el afecto en profundidad por el distanciamiento en el que se encuentran nuestros personajes”.
Son un matrimonio a la espera de una criatura en la Andorra de los años 40. Esconder unos judíos fugitivos de la Alemania nazi será el motor que acelere una descomposición que viene marcada por rendijas y secretos familiares propias de un pueblo de montaña. Greta Fernández y Roger Casamajor nos descongelan anécdotas y vicisitudes sobre el rodaje de El fred que crema, la ópera prima de Santi Trullenque. Pero también tienen tiempo de hablarnos sobre sus futuros proyectos, un poco de retrospectiva propia al frente de títulos ambientados en la posguerra o dejarse meter el dedo en la llaga hablando sobre el término “nepobaby”, tan de actualidad y que copa títulos en la prensa.
¿Cómo llegasteis al proyecto?
Greta: Yo por casting.
Roger: Yo no, a mí me hicieron la propuesta directamente.
G: ¡Eso es por la edad! (ríe)
R: No, supongo que es porque hay un productor que es andorrano y yo, al ser de Andorra, tenían que poner a alguien de allí.
G: Y también porque él lleva más tiempo, yo aun hago muchos castings.
R: ¡Y yo también! Este diciembre he hecho tres. A uno ya me han dicho que no. (ríe) Aun hago mucos.
G: A mí me gusta hacer castings, lo disfruto. A veces me gustaría que me lo ofrecieran directamente, pero me lo paso bien haciéndolos.
Es una forma de ponerte a prueba y en tensión.
G: Y cuando te cogen es porque realmente les has gustado, te da la certeza de que no entras por otro factor. Esto me da seguridad al entrar en un proyecto.
Y una buena inyección de autoestima, que siempre viene bien.
¿Habíais visto previamente la obra de teatro?
R: Yo la conocía. Me había pasado el texto y la había leído, pero no la llegué a ver.
G: Yo no, partí del guion sin referente previo.
Entre vosotros dos, ¿establecisteis alguna dinámica para construir vuestra relación?
R: No especialmente. Nos ceñimos al guion, que está bien escrito y estructurado, y explica muy bien la relación entre ellos dos y su trasfondo familiar.
G: Además coges a los dos en un punto de sus vidas que no se si hacía falta crear muchos vínculos de relación, ya que están distantes. No consideramos trabajar el afecto en profundidad por el distanciamiento en el que se encuentran. Son compañeros de vida, duermen juntos, pero no hay afecto físico. Hay cariño, pero poco más.
R: Gente de montaña y el hecho de vivir allí arriba resiente un poco las relaciones. Yo, siendo de Andorra, jamás vi a mis abuelos darse un beso. En ese tiempo no se trataban así, era otro tipo de relación. Más que el carácter de montaña, sobre todo es que viven en otra época. Nosotros sí que estamos juntos al principio porque nos queremos y luchamos por estar juntos, pero después la cosa se enfría, colocándose en un nivel más cotidiano.
Greta, el personaje que interpretas es sensiblemente mayor que tú. Interpretando habitualmente personajes de tu edad, ¿encaraste de alguna forma especial un rol algo más maduro?
G: Yo no le di importancia, no me lo plantee. Pensé que me escogieron a mí por la edad y cara que tengo, así que confié en ello.
R: De hecho, esto nos pasó a los dos. A ti te tuvieron que subir un poco y a mí bajarme.
G: Yo creo que no choca en la película.
R: Yo tampoco.
G: Si fuera en el momento más pasional de su relación quizás saltaría algo más, pero a mí no me parece extraño.
La caracterización puede ayudar.
G: Siento que estoy bastante bien caracterizada. Me veo bastante mimetizada.
R: Ella está espectacular, de actuación, de presencia... Ella carga con todo.
Roger, ¿cómo te ha sentado rodar en casa, en Andorra?
R: Muy bien, una maravilla. Y más porque se rueda muy poco allí, y menos en buenas condiciones.
G: Nos lo pasamos muy bien. Yo guardo buen recuerdo, aunque hubo sus momentos duros. Con los exteriores, con tanto frío, lo pasé mal.
Ya lo decía el director, Santi Trullenque: “si los personajes pasan frío, vamos a buscar el frío”.
R: Esto nos ayuda a arrancar.
G: Totalmente de acuerdo. Además, hay una escena donde el personaje de Roger y yo hablamos fuera, yo casi no podía vocalizar del frío.
R: Estaba nevando e íbamos mojados.
G: Cada vez que la veo recuerdo cómo intentaba hablar, congelada.
R: Yo también tengo una donde estoy buscando con otro personaje buscando una libreta, donde la nieve nos llegaba por las rodillas y pensaba: ¡qué se acabe esto ya, por favor! (ríe)
G: En la última escena no hablo, pero estaba congelada.
Es lo que toca, ¿no?
G: Sí, además el frío es un elemento imprescindible en la película. Tenía que estar sí o sí. Separamos el rodaje en dos partes, primero interiores y luego exteriores. Entonces, hubo dos semanas donde cada día tenía exteriores y era un poco tortura.
R: El rodaje, además, estuvo fraccionado. Porque paramos por la pandemia, arrancamos meses más tarde, luego tuvimos que volver a parar. Teníamos ganas de acabarla, y supongo que para los productores tanto parón ha sido una pesadilla.
Roger, ¿cómo sienta ser uno de los rostros más frecuentes en las películas ambientadas en la Guerra Civil o la posguerra?
R: No sé, debo tener cara de antiguo. (ríe)
G: A mí a veces me dicen que tengo cara de antigua, pero yo no lo creo.
R: Yo no tengo ningún problema, ¡a mí me parece bien!
G: Tienes cara clásica, y eso es chulo.
Es que has hecho unas cuantas con Agustí Villaronga, El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006), recientemente Quico Sabaté: sense destí (Silvia Quer, 2022) …
R: ¿Qué quieres que te diga? (ríe) Mientras me den trabajo, ¡a tope! (ríe)
G: Es listo.
R: Pero he hecho de todo, al final.
Con el mismo Villaronga, El vientre del mar (2021) no tiene nada que ver.
R: No, entonces ya nos vamos al siglo XVIII. (ríe)
No sé si estás familiarizada con el concepto “Nepobaby” -famosos que ya nacieron con apellidos de renombre-. ¿Te preocupa que esto pueda afectar la percepción que pueda tener la gente de tu trabajo?
G: (ríe) ¿Otra vez? ¡Ya llevo seis entrevistas y en todas ha caído esto! (ríe) Yo ya llevo mucho tiempo con esto y creo que lo tengo en un lugar distinto. Obviamente, mi padre ha ayudado a que conozca mejor la profesión, tengo más tranquilidad. Cuando tengo parones, tengo una seguridad en casa mía de calma y alivio, diciéndome que no pasa nada, es normal y que lo estoy haciendo bien. Esto para alguien que empieza y no tiene a nadie, debe ser más agobiante. Yo tengo un gran consejero en casa. Pero eso es todo. No soy la hija de Brad Pitt –no es por comparar a mi padre con él (ríe)-, y aquí un actor tiene un poder limitado.
R: Si alguien piensa que estás aquí por tu padre es porque no ha visto la película.
G: Creo que una cosa es América y la otra es España. No sé cómo funcionará allí, pero un actor tiene un poder hasta un punto. No es un productor de cine, que aquí no sé yo si tiene suficiente poder para meter a quien quiera en los proyectos. Por mi parte, yo estoy tranquila con esto.
Solo hace falta ver el plano final de La hija de un ladrón (Belén Funes, 2019) para ver que, en tu caso, hay un mérito. No es una cualidad innata que has heredado, sino que hay un trabajo detrás. A mí me destrozó y me ha acompañado estos años. Que sea memorable es, por un lado, la concepción de Belén Funes y, por otra, tu trabajo.
G: Es un buen plano y me alegro de que te acompañara. Yo también estoy muy contenta con el trabajo de El fred que crema.
Es que aquí aguantas cada cosa que tela, también.
R: Especialmente en los momentos donde está sola. Eso es magnífico.
G: Sí, aguanté bastante. Yo seguiré currando hasta que me dejen en paz con el tema de los “nepobabies”. (ríe)
¿Qué proyectos hay próximamente?
R: Ahora estoy bastante atareado. Por un lado, estoy con los Javis rodando la serie La Mesías hasta el abril. Y la semana que viene estreno obra de teatro en el Teatre Akadèmia de Barcelona, Quatre dones i el sol, donde me estreno como director.
G: ¿Y hasta cuando estás con esto?
R: Hasta el 19 de febrero. Como ves, ahora estoy algo ocupado.
¿El texto es tuyo?
R: El texto es Jordi Pere Cerdà, un dramaturgo de la Catalunya Nord. El texto se parece a Fred, la obra en la que se basa El fred que crema, ya que trata de cuatro mujeres y sus vivencias arriba en un pueblo de montaña, aisladas.
¿Y tú, Greta?
G: Yo tengo cosas para estrenar. Tengo la película Unicornios que saldrá antes de verano, de la mano de Inicia Films. Es una ópera prima, de Àlex Lora, donde soy protagonista. También rodé una coproducción de Alemania con Estados Unidos dirigida por Tilman Singer, que es de terror. En ella están Hunter Schafer, una de las protagonistas de la serie Euphoria, y Dan Stevens, también. La película se llama Cuckoo y en ella hago un papel muy divertido, que hace ilusión porque casi siempre hago cosas más densas. Y también está Teresa, de Paula Ortiz, con Asier Etxeandía y Blanca Portillo, donde hago de Teresa de Jesús de joven. Son los frutos después de haber trabajado bastante últimamente.