Hansruedi Giger (1940-2014) fue el hombre responsable de algunas de nuestras peores pesadillas. El ilustrador suizo, apocalíptico y misterioso, poseía una imaginación fascinante y temible, en la que las formas orgánicas se unían con los pavores del mundo industrial, y que dio a luz a una de las criaturas más temibles del cine: el Alien.
Poco antes de fallecer, Giger abrió las puertas de su taller a este documental, que nos muestra su faceta más íntima.
Giger entró en el cine de la mano de Alejandro Jodorowsky, a quien se lo recomendó Salvador Dalí en Cadaqués en 1973, para el proyecto Dune (1973-1977), en el que también estaba, junto a Jodorowsky y Moebius, el guionista y diseñador Dan O´Bannon, que fue quien incorporó a Giger al proyecto de Alien a principios de 1978.
En el ámbito cinematográfico también se encargó del diseño del lado oscuro de Poltergeist II (Brian Gibson, 1986), aunque quedó bastante desilusionado del tratamiento que se dio en la película a sus diseños. Su trabajo más reciente en el ámbito cinematográfico fue en la película Prometheus, estrenada en 2012. Ridley Scott, su director, contó con Giger para diseñar los murales que aparecen como algunos de los primeros artefactos del mundo alien en la película.
A lo largo de su vida HR Giger se estableció en lo siniestro, en un mundo oscuro lleno de pozos. Giger fue sólo el portador de los mensajes oscuros, trazó nuestras pesadillas, dibujó mapas del subconsciente y modeló nuestros miedos primarios.
Vivió en el centro de Zurich, en un mundo paralelo casi autónomo. Un universo con una estrella oscura, la "Estrella Oscura" HR Giger, alrededor de la cual giraba todo su arte. Fuera de su tiempo y detrás de las persianas cerradas no conocía los límites entre el día y la noche.
Sólo su familia, sus amigos más cercanos y unos pocos empleados tienen acceso a su mundo. Aunque asignado automáticamente al surrealismo y el realismo fantástico, tuvo una relación bastante compleja con el mundo del arte, siendo una figura muy próxima a la cultura popular y utilizando herramientas como el cine, el cómic, la publicidad o el diseño, a los que insufló su pesimismo.
Ciencia ficción, horror, música, portadas de discos, tatuajes y el conocido como arte fetichista o aurático han sido influenciados por sus oscuras y complicadas pinturas y esculturas que representan el nacimiento, la muerte y el sexo.
Este documento esencial filmado por Bellinda Sallin se revela como una introducción fascinante a la obra de Giger y también como visita obligada para todos los devotos del artista: Desde el primer cráneo que su padre le regaló a la temprana edad de seis años y las cenas macabras que comparte con su reducido equipo a los recuerdos espantosos de su tiempo de permanencia en el set de Alien pasando por los recuerdos sobre la modelo Li Tobler, auténtica musa del artista cuyo suicidio reverbera a lo largo de su obra.
Los que ya tuvieron la oportunidad de visionar el documental en Sitges coincidieron en destacar el carácter íntimo de la propuesta, así como el aire de melancolía que se desprende durante todo el metraje.
