Fuego Fatuo: El príncipe que quería ser bombero
Fuego fatuo
Próximos estrenos España 31 de marzo
Título original
- Fogo Fátuoaka
- Año
- 2022
- Duración
- 67 min.
- País
- Portugal
- Dirección
- Guion
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Paulo Lopes Graça, João Rui Guerra da Mata, João Pedro Rodrigues
- Música
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Paulo Bragança, Oceano Cruz
- Fotografía
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Rui Poças
- Reparto
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Mauro Costa, André Cabral, Joel Branco, Anabela Moreira, Margarida Vila-Nova, Miguel Loureiro, Ana Bustorff, Raquel Rocha Vieira, João Villas-Boas, Cláudia Jardim, ver 12 más
- Compañías
- Coproducción Portugal-Francia;
House on Fire, Filmes Fantasma, Terratreme Filmes
- Género
- Musical. Comedia. Romance | Bomberos. Homosexualidad
- Sinopsis
- En su lecho de muerte, su alteza real Alfredo, rey sin corona, regresa a lejanos recuerdos de juventud y a la época en la que soñaba con ser bombero. El encuentro con el instructor Afonso, del cuerpo de bomberos, abre un nuevo capítulo en la vida de los dos jóvenes inmersos en el amor y el deseo, y suscita su voluntad de cambiar el status quo.
- CRÍTICA
Adentrándose en territorios inexplorados en su filmografía, el lisboeta João Pedro Rodrigues nos sorprende con esta divertida fantasía musical protagonizada por un bombero, un príncipe y su memorable romance.
Con tan solo sesenta y siete minutos de duración, este intenso pero efímero relato narra la vida de Alfredo, el príncipe de un utópico y aun monárquico Portugal. El sentimiento de impotencia ante la quema de los bosques portugueses le conduce a instruirse como bombero bajo la supervisión y enseñanzas del atractivo Alfonso.
Con esta propuesta, digna de cuento de hadas, Rodrigues conciencia, a través de la diversión y el juego, de problemáticas como el cambio climático, la sociedad de clases o el colonialismo.
Rozando la ciencia ficción, la película comienza en el año 2069, mientras Alfredo yace en su lecho de muerte y rememora los eventos pasados, al igual que Rose en Titanic. Esta estructura narrativa, tan familiar, contrasta pero casa a la perfección con los números musicales, los flashbacks, la comedia y, en definitiva, la búsqueda de lo imprevisible que emprende el director.
A su vez, se beneficia de la teatralidad de sus escenas, en las que la cámara permanece fija durante varios minutos mientras los personajes dialogan e interactúan con el entorno. Atado al ánimo de concienciación, en momentos puntuales el protagonista rompe la cuarta pared y expresa la necesidad de un cambio real mientras el pueblo, la audiencia, observa.
Aquí, la crítica al colonialismo se materializa en el imponente cuadro que adorna el salón de los monarcas, situando la acción en un Portugal anclado en unos valores anticuados, a la vez que, enlazando con el rol de Alfonso al final de la cinta, utiliza esta comicidad para acercarse a esta problemática en clave irónica.
A pesar de que Rodrigues pretende que la audiencia sea incapaz de anticipar los hechos, la chispa entre Alfredo y Alfonso es aparente desde su primer apretón de manos. La presencia de los cuerpos en escena, el movimiento, la fortaleza y tensión de los músculos conforman una parte vital de la fotografía de la cinta, brindando a la corporalidad y al tacto un papel clave en el progreso de la relación amorosa.
Esta mirada sobre el cuerpo masculino es acrecentada por la presencia del arte a través de la réplica por parte de los bomberos de obras de Velázquez, Bacon o Rubens. Haciendo suyas estas expresiones artísticas mundialmente conocidas, Rodrigues crea su propio imaginario y simbolismo para representar la pasión entre los dos hombres.
Con el fuego como elemento conductor, Alfredo y Alfonso consuman su amor en un bosque calcinado, apelando a un simbolismo fantástico e irreal a la par que exponiendo su preocupación por el aumento de incendios. A su vez, las espontáneas coreografías y el uso de canciones ya existentes refuerza este halo de imprevisibilidad e imaginación que adorna los recuerdos de Alfredo, además de resultar beneficioso para la cuidada y preciosista cinematografía de la cinta.
Sin embargo, siguiendo una estructura narrativa conocida para la audiencia, el fuego se extingue y las circunstancias separan a los dos protagonistas, mientras el telón se baja y la cinta vuelve a la actualidad (o al futuro) con el último aliento de Alfredo.
Así, con unos personajes que reflejan las propias vivencias del director, Fuego fatuo explora terreno desconocido por Rodrigues y se vale de la comedia para contar una historia de amor que juega con las convenciones del género. El tono irreverente de la película plantea una experiencia divertida y amena de visionado a través de números musicales, el uso de la sátira y la presentación de situaciones surrealistas e imaginarias, a la vez que conciencia sobre temas tan candentes como la lucha de clases, el racismo o la presencia de la homosexualidad.
Mauro Costa y André Cabral brillan bajo la dirección de Rodrigues, aportando ternura y química a este cuento de hadas que, durante su corta duración, conducirá al espectador por casas reales, academias de bomberos, bosques calcinados y un hipotético futuro en el que el bombero recuerda a su príncipe, sin importar nada más.