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SINOPSIS El método Grönholm:
Los últimos aspirantes a conseguir un cargo ejecutivo en una multinacional se someten a la prueba final del proceso de selección. Una prueba conjunta en la que el procedimiento propuesto por la empresa se convierte en un combate donde la astucia, la crueldad y la falta de escrúpulos parecen no tener límites. ¿Hasta dónde estarán dispuestos a llegar para conseguir lo que siempre habían soñado?
Después de estrenar “El método Grönholm”, hace ya más de quince años, amigos y conocidos me contaron muchas experiencias propias en procesos de selección. A la luz de algunas vivencias, la conclusión es que me quedé corto en mi comedia. Los retorcidos juegos a los que los psicólogos de mi ficticia empresa sometían a los aspirantes eran menudencias comparados con algunas anécdotas reales. El fondo, sin embargo, era el mismo. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para conseguir el trabajo de nuestros sueños? ¿Dónde están nuestros límites cuando la recompensa es lo suficientemente alta?
Aquí nos reímos de ellos, sentimos su ridículo, pensamos que nosotros nunca llegaríamos a esos extremos, pero… Una amiga muy sensata que optaba a un puesto de dependienta en una zapatería me contó que en mitad de la entrevista el encargado le dijo que si quería el trabajo se volviera de espaldas y rezara en voz alta un Padrenuestro. Así, sin más. Mi amiga me confesó que necesitaba el trabajo, que el Padrenuestro se lo sabía y, después de pensarlo un par de segundos, se levantó, se volvió y lo rezó. ¿Usted qué hubiera hecho?
La idea de “El método Grönholm” nació de una anécdota real. En una papelera, un periodista encontró casualmente las fichas desechadas de unas aspirantes a cajera de supermercado. En ellas, el encargado de las entrevistas había anotado sus impresiones sobre cada candidata. El periodista hizo un reportaje sobre ello y transcribió algunos de sus apuntes. Eran del tipo “ésta no, por gorda”, “moraca, no sabe ni dar la mano”, “apesta”, etcétera. La noticia me llevó a pensar en la relación que se establece entre alguien que necesita un trabajo y aquél que tiene el poder de proporcionárselo. Una situación en la que el aspirante intenta mostrar su mejor cara, o al menos la cara que cree que se espera de él, y el entrevistador intenta descubrir a quien tiene delante y si es el tipo de persona que necesita. Un juego de engaños y astucia que, llevado al límite, se convirtió en esta comedia. Un juego al que todos hemos jugado alguna vez.
Todos hemos sido examinados de una forma u otra y creo que esa es la principal razón por la que “El método Grönholm”, en estos ya más de quince años que han pasado desde su estreno, se ha representado en sesenta y tantos países y continúa reponiéndose. Todos nos sentimos identificados con los dilemas por los que transcurren los personajes, nos ponemos en su lugar y en el fondo dudamos de hasta dónde podríamos llegar si la recompensa es lo suficientemente alta. Por cierto, a aquel entrevistador del supermercado, después del reportaje, lo despidieron por falta de ética, pero si en lugar de haber escrito “ésta no, por gorda”, hubiera anotado “el perfil de la candidata no se ajusta al puesto” no hubiera habido noticia y no habría pasado nada, aunque la realidad continuara siendo la misma, que no la cogía por gorda.
JORDI GALCERÁN
FICHA ARTÍSTICA
Elenco:
LUIS MERLO: Fernando
JORGE BOSCH: Carlos
MARTA BELENGUER: Mercedes
ISMAEL MARTÍNEZ: Enrique
Dirección: Tamzin Townsend
Autor: Jordi Galcerán
FICHA TÉCNICA
Producción: Carlos Larrañaga
Ayte. producción: Andrés Belmonte
Ayte. dirección: Chema Rodríguez
Diseño escenografía: Anna Tusell
Diseño iluminación: Felipe Ramos
Diseño vestuario: Gabriela Salaverri
Música: Andrés Belmonte