Para lograr el nivel de detalle que exigió Wes Anderson en ISLA DE PERROS hizo falta un gran equipo de animadores, entre los cuales había un nutrido grupo de españoles, como César Díaz y Sergio Lara. El rodaje fue un proceso muy lento y cada animador hacía una media de 2 o 3 segundos al día. Animar un solo plano podía llevar semanas. Se usaron más de 1.000 muñecos construidos a mano, a los que auténticos artesanos del movimiento dotaron de personalidad y vida fotograma a fotograma.
Os invitamos a conocer los secretos del proceso de animación de ISLA DE PERROS, que podréis disfrutar en cines el próximo 20 de abril.
“A Wes Anderson le gusta que todo sea artesanal, hecho a mano y que todo sea real y se pueda tocar. Y todo en miniatura, claro: los muñecos de silicona, los decorados de madera pintados a mano o los efectos especiales como el humo hecho de algodón o el fuego y el agua con plásticos y gel. También la animación es artesanal. Movemos los muñecos con nuestras manos, foto a foto. Las escenas de diálogo son muy complicadas porque tienes que crear una personalidad con movimientos muy sutiles en los ojos o la expresividad. Se consigue con pequeños alambres escondidos en la estructura de la cabeza del muñeco para mover la boca, cejas, pómulos, etc.”
César Díaz, animador de Isla de Perros
“Diría que el plano más difícil que animé sale en el propio video dedicado a los animadores, y es el momento del quirófano. Había que coreografiar dos cirujanos realizando un trasplante de riñón completo. Queríamos hacerlo lo más realista posible, pero a una velocidad imposible, sin perder detalle. Requería mucha atención a las manos de los muñecos que usaban multitud de herramientas en miniatura, lo cual siempre es difícil: bisturíes, pinzas, tijeras...”
Sergio Lara, animador de Isla de Perros