Madeleine Collins
Filmin (últ. incorporaciones) 29 de abril
Título original
- Madeleine Collins
- Año
- 2021
- Duración
- 106 min.
- País
- Francia
- Dirección
- Guion
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Antoine Barraud, Héléna Klotz
- Música
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Romain Trouillet
- Fotografía
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Gordon Spooner
- Reparto
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Virginie Efira, Bruno Salomone, Quim Gutiérrez, Jacqueline Bisset, François Rostain, Thomas Gioria, Valérie Donzelli, Nadav Lapid, Loïse Benguerel, Nathalie Boutefeu, Mona Walravens, Anne Lepla, Assouma Sow, ver 12 más
- Productora
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Les Films du Bélier, Frakas Productions, Close Up Films
- Género
- Thriller. Drama
- Sinopsis
- Judith lleva una doble vida entre Suiza y Francia. Por un lado, Abdel, con quien está criando a su hija en común. Por el otro, Melvil, con quien tiene dos hijos un poco mayores. Poco a poco, este frágil equilibrio hecho de mentiras, secretos e idas y venidas se va fracturando. Ante el desenmascaramiento, Judith elige la huída hacia adelante.
- CRÍTICA
La psique de la posmodernidad, despojada de toda moral religiosa, se enfrenta a su propia vulnerabilidad estructural en la construcción de la identidad. Este es el tema de Madeleine Collins, una mujer de moral poco edificante, de gran disfuncionalidad vital, y que ve diluida su personalidad en el proceso afectivo del duelo.
Madeleine Collins cuenta la historia de Judith, una mujer que lleva una doble vida. En Suiza tiene una familia, con Abdel y una niña pequeña que crían en común. En Francia tiene otra, Melvil y un par de hijos más mayores. Su trabajo, ubicado en Suiza, le permite gestionar y mantener estas dos vidas, protegiendo a cada una de ellas de la otra. Poco a poco este entresijo de mentiras se hará insostenible, teniendo Judith que enfrentarse a las consecuencias de la verdad.
La película no cuenta con una retórica estética brillante. Ciertamente es suficiente, suficiente para contar una historia de diestro pulso narrativo que construye una trama que atrapa. Mucha de la narrativa moderna tiene como norma asumir que el espectador es un sujeto de escasa capacidad decodificadora, incapaz de seguir una historia que no sea conocida y pautada. Madeleine Collins reta al espectador, demanda atención para ser entendida, con la posterior satisfacción como gratificación. No es una película críptica, es la ausencia de la enunciación narrativa representada.
Este es un ejercicio delicado, pues el film debe hacer de su rasgo enigmático una herramienta cautivadora, y ante esta misión siempre es más probable caer en el aburrimiento de lo inaprensible. En cambio, esta sutileza es tomada con ejemplaridad, teniendo la estructura narrativa una complejidad que con estilo moldea la historia y la hace personal.
Hay una especie de trasfondo macabro y oscuro en los personajes que hace al espectador morboso. Le revela un comportamiento humano verosímil, y es esta naturalidad tan humana lo que te lleva a desconfiar de los personajes, y a que, con incertidumbre, te preguntes cual es el siguiente estadio de su desarrollo.
Madelleine Collins es tanto un sobrio y monótono ejercicio estético, como un estupendo ejemplo de virtuosa narración reflexiva.