Mikado
Próximos estrenos España 27 de enero
Título original
- Marocco
- Año
- 2021
- Duración
- 96 min.
- País
- Rumanía
- Dirección
- Guion
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Alexandru Popa, Emanuel Parvu
- Fotografía
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Silviu Stavilã
- Reparto
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Serban Pavlu, Ana Indricau, Tudor Cucu-Dumitrescu, Crina Semciuc, Vlad Brumaru, Emilia Popescu, Tania Filip
- Compañías
- Coproducción Rumanía-República Checa;
FamArt Production
- Género
- Drama
- Sinopsis
- Un día, la joven Magda regala su caro collar a una niña enferma en el hospital en el que trabaja como voluntaria. Su padre está seguro de que miente una vez más y cuando Magda demuestra su inocencia, él se siente avergonzado y culpable, pero también incapaz de admitir que se equivocó. La relación entre ambos está rota y es un caos, y las decisiones del pasado tendrán consecuencias irreversibles.
- CRÍTICA
El 27 de enero llega a las salas de cine españolas Mikado (cuyo título original es Marocca), la última película del director rumano Emanuel Pârvu tras Meda sau Partea nu prea fericita a lucrurilor, gracias a la distribuidora y productora Reverso Films. Cinco años después de llevarse el premio a mejor dirección en el Festival de Cine de Sarajevo con su primer largometraje, Pârvu ya ha presentado su más reciente proyecto en algunos festivales europeos como el Bucharest International Film Festival 2022 o el Festival Internacional de Cine de San Sebastián 2021, en la competición New Directors.
Esta delicada historia, escrita por el propio Pârvu y su coguionista Alexandru Popa, comienza cuando Cristi (Serban Pavlu) le regala a su hija adolescente Magda (Ana Indricau) una cadena de oro blanco por su cumpleaños. Sin embargo, ella decide regalársela, a su vez, a una niña enferma del hospital donde acude como voluntaria, que también cumple años el mismo día. Cristi, al ver que Magda no lleva el colgante puesto, la obliga, de malas maneras, a contarle la verdad sobre el paradero del objeto.
Su actitud controladora y la desconfianza lo llevan a acusar injustamente de robo a Rodica (Tania Filip), una enfermera que trabaja en la planta de oncología y que resulta ser la madre de Iulian (Tudor Cucu Dumitrescu), el novio de su hija. Incapaz de reconocer sus propios errores, sigue adelante con la acusación y, prácticamente enloquecido, amenaza al hospital con dejar de donar dinero y demandarlos si no despiden a la enfermera. Las terribles consecuencias no tardan en hacer acto de presencia, pues esa misma noche Rodica, al llegar a casa tras la noticia de su inminente despido, muere de un infarto al corazón —aunque la película juega a la ambigüedad y no desvela realmente si la muerte es resultado directo de las acciones de Cristi o es una simple casualidad—.
Ya con el propio título, Mikado, que hace referencia al juego de los palitos donde un movimiento en falso puede desplazar las piezas equivocadas, Pârvu se arriesga a desvelar parte de la estructura narrativa y de la historia en sí. Pero sale airoso en su cometido al construir unos personajes complejos que toman decisiones harto cuestionables con relación a la situación inicial. Cada elemento que conforma la película, empezando por su premisa, parece estar elegido con el único fin de generar preguntas, no solo al espectador sino también a los propios personajes. Preguntas que, por otro lado, no esperan ser respondidas porque la mayoría de las veces, tal y como ocurre en la vida real, hay cosas que escapan a objetividades y verdades absolutas.
Mediante una dinámica tensa e impredecible, el director busca la empatía del público, sumergirlo en el conflicto intrafamiliar que atraviesan padre e hija para explorar la culpa que cada uno de ellos carga en la intimidad. Mostrar la complejidad del amor y todos sus ingredientes, desde el compromiso y la responsabilidad hasta la confianza, a partir de algo tan simple como la casualidad y plantearnos cuántas de nuestras acciones diarias condicionan nuestro destino. La película sirve a modo de microscopio para ahondar en todos estos temas que, aunque pocos y muy concretos, son extrapolables a cualquiera.
En cuanto a los efectos visuales que se emplean y a la sensación general del filme, recuerda al realismo minimalista de otras producciones rumanas recientes como Police, Adjective de Corneliu Porumboiu o Los exámenes de Cristian Mungiu. A esto hay que sumarle el gran ejercicio de análisis social y moral que realiza aquí Pârvu, de forma sutil pero directa. Sin embargo, la historia que se ha ido gestando a fuego lento durante toda la película pierde credibilidad con su final abrupto y artificioso, además de innecesario. Esta decisión por parte de dirección de optar por un enfoque como este en los últimos minutos no tiene otra intención que dejar al espectador helado en su asiento, pero lo único que consigue es entrar en un círculo del que no puede salir.
Mikado es un interesante drama social donde los desencuentros generacionales, la incapacidad de comunicación y, sobre todo, la falta de empatía hacen de un suceso insignificante una vorágine de tragedias, destruyendo a su paso relaciones paternofiliales y amorosas sin ninguna posibilidad de volver atrás.