Poker Face: Apostar a varios y quedarse sin nada
Poker Face
Próximos estrenos España 13 de enero
Título original
- Poker Face
- Año
- 2022
- Duración
- 94 min.
- País
- Estados Unidos
- Dirección
- Guion
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Stephen M. Coates, Russell Crowe
- Música
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Antony Partos, Matteo Zingales
- Fotografía
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Aaron McLisky
- Reparto
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Russell Crowe, Liam Hemsworth, Elsa Pataky, RZA, Jacqueline McKenzie, Matt Nable, K. Callan, Lynn Gilmartin, Daniel MacPherson, Dan Matteucci, ver 11 más
- Compañías
- Coproducción Estados Unidos-Australia-Reino Unido;
Arclight Films, FAE Film and Television, Scarlett Pictures, Rebellion Studios, Alceon Entertainment Partners, Catchlight Studios, Hamilton Entertainment, JBH Entertainment, Sky
- Género
- Thriller. Intriga | Póker
- Sinopsis
- El multimillonario jugador de póquer Jake Foley (Russell Crowe) les brinda a sus mejores amigos la oportunidad de ganar más dinero del que jamás hayan soñado, en una noche que nunca olvidarán. Pero para jugar, tendrán que revelar algunos de sus secretos más oscuros, y a medida que avance la noche, descubrirán el motivo real por el que participan...
- CRÍTICA
En la usual práctica de actores que saltan a la dirección, cuando Russell Crowe debutó tras la cámara con El maestro del agua (2014) optó por abrazar un clasicismo apoyado en la narración transparente de una cinta épica de aventuras a la vieja usanza, en lugar de entregarse al delirio autoral o a un cine más intimista, como otros compañeros de profesión. Ocho años después, Crowe vuelve a coger la batuta de dirección con el mismo espíritu efectivo al servicio de la trama, pero mediante una historia distinta ambientada el mundo del juego.
La funcional puesta en escena de Crowe, carente de imaginación o distinción, de por sí no supondría un lastre si acompañara a un guion dignamente armado, pero es el contenido lo que arrastra absolutamente todo lo demás a la deriva. Porque Poker face es un batiburrillo de ideas tomadas de otras películas del género y torpemente mezcladas. A pesar de sus prometedores cinco minutos, el desarrollo irregular desvanece cualquier mínimo sostén dramático, ya que realmente no sabe por qué línea optar.
A priori, la partida de póker debería ser el eje central o el clímax de la película, pero el libreto de Andrew Anastasios y el mismo Crowe la despachan en unas pocas jugadas faltadas de tensión, dejándola en algo completamente raquítico e intrascendente. En su lugar, prefiere entretenerse en dilatar el inicio del meollo injustificadamente, introduciendo algún capítulo prescindible en sus escuetos 90 minutos de duración -la visita al chamán no aporta absolutamente nada-, y luego pasar a un sinsentido de acción y repuntes de humor que descafeínan cualquier intención que podría llegar a tener una película tan desenfocada con esta.
Esta mano tan dispersa viene igualmente aquejada de unos personajes planos, pésimamente esbozados, para una película que requiere dibujar unos seres atractivos detrás de esas caras impasibles. Pero no, la banalidad de la trama es equiparable a la pobreza de sus involucrados, alejados de cualquier carisma o interés e invisibilizados por un reparto que tiene poquísimo donde rascar, en el cual asistimos al desvarío de ver a Liam Hemsworth, de 32 años, ligeramente envejecido e interpretando a un compañero de escuela de un casi sexagenario protagonista. Únicamente es la misma presencia de Russell Crowe que consigue llenar la pantalla y levemente compensar los considerables huecos de un producto digno de fondo de catálogo de plataforma aleatoria.
Su estoicismo interpretativo, destinado a algo muy pobre, es inversamente proporcional al descontrol y flojedad que ha mostrado como cineasta y guionista en esta ocasión, donde ha sido incapaz de construir un misterio o de tratar con madurez unas cuestiones vitales que quedan reducidas a tesis genéricas y vacías de libro de autoayuda. Poker face puede dar la impresión de ir de farol y, en el instante preciso, dar un golpe sobre la mesa y ganar la partida, pero en realidad se trata de alguien que no sabe a qué está jugando. No sirve ni como so bad it’s good.