El Reverendo: La culpa y sus consecuencias
Paul Schrader (Como perros salvajes, Caza al terrorista) dirige esta película que protagonizan Ethan Hawke (Valerian y la ciudad de los mil planetas), Amanda Seyfrid (Mamma Mia! Una y otra vez), Michael Gaston (The Leftovers), Victoria Hill (Macbeth) y Cedric the Entertainer (¿Tenía que ser él?).
Drama | 108 min. |USA| 2017
Título: First Reformed.
Título original: El Reverendo.
Director: Paul Schrader.
Guión: Paul Schrader.
Intérpretes: Ethan Hawke, Amanda Seyfried, Michael Gaston, Victoria Hill.
Estreno en España: 28/09/2018
Productora: Killer Films / Arclight Films / Omeira Studio Partners.
Distribuidora: Versus Entertainment.
Sinopsis
El encuentro con un activista y su esposa embarazada (Amanda Seyfried) radicaliza la ideología de un pastor evangélico (Ethan Hawke), un antiguo capellán del ejército todavía marcado por la muerte de su hijo en Irak, que dirige una pequeña iglesia en el norte del estado de Nueva York.
Crítica
First Reformed es una pequeña iglesia en las afueras de Albany, en el estado de Nueva York. Esta a punto de conmemorar 250 años de su fundación por unos pioneros holandeses, pero de su importancia histórica solo pueden ser testigos menos de una decena de feligreses y una tienda de souvenirs para exiguos grupos de visitantes que se dividen entre devotos, turistas y curiosos.
El Reverendo es el filme que toma su título del nombre de la iglesia y que se centra en la agonía existencial del reverendo Ernst Toller, recién nombrado pastor de la congregación. Toller perdió a un hijo en la guerra de Afganistán y se siente culpable de ello porque lo convocó a asumir responsabilidades y alistarse en las fuerzas armadas. Como consecuencia, perdió su matrimonio y se entregó al alcohol. Vive inmerso en su culpabilidad y duda de la posibilidad de ser absuelto. El puesto le fue concedido como una oportunidad de redención por el pastor de la iglesia Abundant Life, una organización con mucho dinero y muchas conexiones con políticos y empresarios influyentes.
El reverendo es una película ambiciosa, que se cuestiona a si misma y trata de presentar un reto ético y artístico. Pero desgraciadamente tiene muchos defectos.
Toller quiere vivir su pena en soledad, escribir sus sermones, oficiar los domingos y dedicarse a lo que el dice que es su principal ocupación, vendedor de souvenirs. Un día se le acerca una de sus congregantes para pedirle que converse con su esposo. Mary es una joven atractiva a la cual le preocupa que este es un ecologista fanatizado que está al cometer un acto violento. Toller asiente a ejercer el poder de disuasión de su ministerio y se reúne con Roger, que así se llama el susodicho. La conversación con Roger lleva al reverendo a cuestionarse sus principios morales y religiosos y decide proseguir la interacción, pero al día siguiente Roger lo cita en un parque y cuando Toller llega encuentra que se ha suicidado.
Toller se va disipando y se involucra cada vez más con Mary y pasa de ser su pastor a ser su confidente, a ser su figura paterna y finalmente su objeto del deseo, todo a la vez. Por otra parte, se ve obligado con Joel Jeffers, el pastor que conduce y administra Abundant Life y que le abrió las puertas para redimirse. Jeffers es un cínico, no es un hombre maligno, pero es muy práctico que con tal de mantener su iglesia pujante, negocia con quien sea. En este caso, la iglesia recibe fondos de Balq, un empresario dueño de una industria a la cual Roger secretamente investigaba por envenenar el ambiente. Todas estas contradicciones, sumado a una enfermedad que oculta y a su continuo uso del alcohol hacen a Toller entrar en una crisis existencial cada vez más profunda y en una depresión de la cual no parece querer salir, sino que la nutre.
Pocos filmes tratan una diversidad de temas tan grande. El reverendo es una película ambiciosa, que se cuestiona a si misma y trata de presentar un reto ético y artístico. Pero desgraciadamente tiene muchos defectos.
Paul Schrader es uno de los cineastas más importantes del siglo pasado. Escribió el guion de Taxi Driver, de The Last Temptation of Christ y de Raging Bull, tres películas consideradas entre las mejores de todos los tiempos. Dirigió, entre otras, American Gigolo, Cat People y Mishima, tres cintas destacadas. Es un hombre criado en un hogar de calvinismo ortodoxo que todavía tiene grandes obsesiones religiosas y problemas personales que no teme expresar en sus filmes. Dirigió Affliction, muy premiada y muy alabada por la crítica, un filme en el que se discuten las consecuencias del abuso sexual a temprana edad. Recientemente escribió y dirigió The Canyons, un filme interesante y original. Ha escrito uno de los libros más completos y definitivos sobre el cine de Robert Bresson y Yasujiro Ozu. En fin, es una de las figuras más importantes y a la vez más desconocidas del cine americano. Un tesoro nacional que es privilegio de pocos. Pero aquí en algún momento perdió el rumbo.
El film es tan agonizante como su personaje central. Carece de consistencia de ritmo narrativo y de estilo cinematográfico. A veces parece un filme de Bresson y luego se acerca más a un melodrama de Sidney Lumet. Su trama se apresura en ciertos momentos y narra demasiadas cosas a la vez para luego lentificarse de manera agotadora, con una largas e innecesarias pausas, a pesar de ser un filme de duración normal, de hecho, corta para los estándares de hoy. Hacia el final tiene una secuencia onírica y surreal que está completamente fuera de lugar. También repite demasiado sus discursos temáticos, martillea al espectador hasta el cansancio. Se vuelve obvia y demasiado solemne.
Ethan Hawke es un actor pésimo que parece hacer siempre el mismo personaje. Es completamente inexpresivo y si la película hubiera mantenido su estilo bressoniano, parecía la elección perfecta para el papel de Toller, ese hombre que pasa por la vida anémicamente, penando sus culpas sin conseguir absolución. Pero cuando el estilo cambia al melodrama, las exigencias del guion al personaje inutilizan a Hawke debido a su limitado alcance histriónico y sus defectos como actor se notan demasiado. Su aspecto de adolescente sufrido, a pesar de su edad, que en momentos le hace expresar una fragilidad que le viene bien al personaje, no logra encajar en toda la película, que prácticamente descansa en su actuación.
Mary está muy bien interpretada por Amanda Seyfried, una de las mejores actrices jóvenes del cine americano, con papeles memorables como los que interpretó en Chloe y en Red Riding Hood, una actriz capaz de encarnar la ambigüedad emocional como pocas actrices y que sin embargo no tiene el reconocimiento que merece. Aquí hace lo mejor que puede en un papel que cobra relevancia hacia el final del filme. Cedric the Entertainer resulta muy eficiente en su también relativamente breve pero significativo papel como el reverendo Jeffers.
La película está fotografiada con poco brillo y mínimo contraste, para acentuar la penuria introspectiva de Toller. El director de fotografía, Alexander Dynan, quien trabajó con Schrader en Dog Eat Dog, logra muy bien comunicar la intensidad emocional con sus imágenes.
Al final, el filme promete más de lo que entrega, abarca más de lo que aprieta y resulta frustrante. Es una obra muy pensada y elaborada, pero no lograda. Roberto Madrigal