Sick of Myself
Título original
- Syk pike
- Año
- 2022
- Duración
- 97 min.
- País
- Noruega
- Dirección
- Guion
-
Kristoffer Borgli
- Música
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Turns
- Fotografía
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Benjamin Loeb
- Reparto
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Kristine Kujath Thorp, Eirik Sæther, Fanny Vaager, Fredrik Stenberg Ditlev-Simonsen, Anders Danielsen Lie, Sarah Francesca Brænne, Ingrid Vollan, Henrik Mestad, Steinar Klouman Hallert, Andrea Bræin Hovig, ver 9 más
- Compañías
- Coproducción Noruega-Suecia;
Oslo Pictures, Film I Väst, Garage Film International
- Género
- Comedia | Comedia negra
- Sinopsis
- Signe y Thomas mantienen una relación de pareja malsana y competitiva, que toma un giro pernicioso cuando Thomas obtiene cierta notoriedad como artista contemporáneo. La reacción de Signe consistirá en inventarse un nuevo personaje y tratar a la desesperada de llamar la atención y suscitar la compasión para recuperar su estatus.
- CRÍTICA
«Sick of myself» ( Syk Pike, Enferma de mí misma), primer largometraje de ficción del realizador noruego Kristoffer Borgli («Drib», un falso documental), premio a la Mejor Película y premio Jurado Joven en la Seminci de Valladolid, está protagonizado por Kristine Kujath Throp («Ninjababy»), quien el año pasado se alzó con el galardón a la Mejor Actriz en el Festival de Cine Fantástico de Málaga (FANCINE).
Junto a ella, protagonizan esta comedia con tintes realmente dramáticos, incluso trágicos, Eirik Saether y Anders Danielsen Lie («La peor persona del mundo», «Bergman island»).
Historia de narcisismo y celos, «Sick of myself[» habla de Signe y Thomas, una joven pareja muy competitiva y tóxica, que pierde pie cuando Thomas consigue una cierta notoriedad como artista plástico. Entonces Signe decide hacer cualquier cosa para hacerse notar, para desplazar el centro de atención de su pareja. Literalmente cualquier cosa, lo que incluye una peculiar forma de martirio.
El director, Kristoffer Borgi ha explicado que «quería plasmar una historia incómoda muy contemporánea de la forma más bella posible (…) espero que se traduzca en una hermosa película que retrata cosas terribles».
Jóvenes y guapos, pero también vanidosos y mezquinos, con cierto prestigio en los ambientes del arte contemporáneo noruego, Signe y Thomas no esconden el feroz espíritu de competición que les anima.
Cuando una galería se interesa por el trabajo de Thomas, en una patética sucesión de acontecimientos con los que espera aumentar un ego insaciable, Signe primero intenta humillarle delante de sus amigos, robarle la incipiente fama alcanzada mediante episodios grotescos con los que busca centrar la atención, mientras encuentra la idea que pueda sacarle del anonimato.
Cree haberla encontrado en las películas americanas que retratan casos de neurosis, de personas que convierten su cuerpo en una performance: la suya va a consistir en ingerir abusivamente pastillas de productos peligrosos que le van a causar una grave enfermedad en la piel, hasta convertirla en un monstruo.
Siguiendo los delirios de la joven Signe, que explota hasta sus últimas consecuencias el papel de mártir que se ha adjudicado, vamos asistiendo a una sucesión de escenas patéticas que llegan hasta el ridículo más absoluto: cuando más se denigra más satisfecha está de haber logrado captar la atención de médicos, que no consiguen encontrar las raíces de su «enfermedad», medios de comunicación, que repiten su imagen en portadas y reportajes, y hasta de una agencia de modelos «inclusiva», que la exhibe como ejemplo de apertura a la diversidad del cerrado mundo de la moda.
Resumiendo: que la pareja resulta profundamente desagradable y la película muy morbosa. Seguramente no será posible encontrar a muchos jóvenes con ambiciones desmedidas (influencers y otras especies) dispuestos a llegar tan lejos como la protagonista de esta historia, que es una sátira de la necesidad, casi visceral, que tienen algunas personas por hacerse notar, por despertar el interés, la simpatía e incluso el rechazo de sus pares (y por extensión de la sociedad toda).
La actriz Kristine Kujath Thorp interpreta con solvencia a la narcisista patológica que acabamos detestando, gracias también a los maquilladores y las prótesis que van transformando su rostro.
En fin de cuentas, lo que el realizador noruego consigue con esta película sobre la condición humana es situarnos ante el espejo que nos recuerda, ridiculizándolo, nuestro egocentrismo, nuestros complejos y contradicciones, la importancia que damos a la representación social.