CRÍTICA DE CINE

American Pastoral: El infierno de la innacción

Pastoral americana fue la primera novela de la denominada Trilogía estadounidense escrita en 1997 por el autor nacido en Nueva Jersey Philip Roth, y que continuó posteriormente con Me casé con un comunista (1998) y La mancha humana (2000). 

Drama | 126 min. | USA 2016

Título: American Pastoral.
Título original: American Pastoral.
Director: Ewan McGregor.
Guión: John Romano (Novela: Philip Roth).
Intérpretes: Dakota Fanning, Jennifer Connelly, Ewan McGregor, Uzo Aduba.

Estreno en España: 09/06/2017 
Productora: Lakeshore Entertainment

Distribuidora: Tripictures

Sinopsis

Seymour Lvov, “el Sueco”, es un exitoso hombre de negocios con una vida perfecta que ve como su estabilidad familiar peligra por la turbulenta situación política estadounidense de la década de los 60. La tormenta se desata cuando su hija Merry desaparece tras ser acusada de cometer un acto violento. Lvov se dedicará a buscarla y a reunir a su familia. Lo que descubre remueve sus cimientos, forzándole a mirar más allá de la superficie y afrontar el caos que está forjando el mundo a su alrededor: ninguna familia americana volverá a ser la misma. 

Crítica

Pastoral americana fue la primera novela de la denominada Trilogía estadounidense escrita en 1997 por el autor nacido en Nueva Jersey Philip Roth, y que continuó posteriormente con Me casé con un comunista (1998) y La mancha humana (2000). Con esta obra Roth consiguió entre otros el prestigioso Premio Pulitzer y la National Medal of Arts. Con estas imponentes premisas se antojaba desde buen principio un reto mayor su adaptación al a gran pantalla, y aunque en varias ocasiones los intentos fueron baldíos Ewan McGregor cogió el toro por los cuernos y se decidió a debutar en el terreno de la dirección a lo grande.

La película tuvo un recibimiento desigual por parte de público y crítica en el pasado Festival de Cine de San Sebastián,co.

La película tuvo un recibimiento desigual por parte de público y crítica en el pasado Festival de Cine de San Sebastián, donde se presentó como uno de los platos fuertes de su sección oficial. Sus detractores cargaron las tintas en lo atípico de su desarrollo argumental y el poco riesgo que el director había asumido con una puesta en escena plana y sin alma, mientras que los alabadores se centraron en resaltar lo fidedigno de la recreación de esa América de los años 50 y 60 con sus cambios radicales sociales y económicos que desembocaron en una mutación generacional de valores.

Seymour Lvov, “el Sueco”, es un exitoso hombre de negocios con una vida perfecta que ve como su estabilidad familiar peligra por la turbulenta situación política estadounidense de la década de los 60. El Sueco es el prototipo de héroe al que admiraba toda la comunidad judía de Newark, ya que encarnaba la idea de que era posible para un chico judío triunfar en los Estados Unidos, pese a su origen humilde y el antisemitismo sutil de la época.

La tormenta se desata cuando su hija Merry desaparece tras ser acusada de cometer un acto violento. Lvov se dedicará a buscarla y a reunir a su familia. Lo que descubre remueve sus cimientos, forzándole a mirar más allá de la superficie y afrontar el caos que está forjando el mundo a su alrededor: ninguna familia americana volverá a ser la misma.  

El elenco actoral está encabezado por el propio director, al que acompaña una Jennifer Connelly que, como suele ocurrir en las películas que participa, es de lo mejorcito de la función, completando el triángulo una esforzada (interpretar a un tartamudo nunca es tarea fácil) Dakota Fanning, aquí muy alejada de sus roles acaramelados de la saga Crepúsculo. 

También hay que hacer notar el alivio cómico de Peter Riegert interpretando al padre de Swede. El papel de McGregor como el padre / esposo amoroso es bastante restringido, como si hubiera volcado toda su energía dirigiendo y dejara poco para su propio lucimiento interpretativo.

El debut de McGregor es agridulce y captura de manera habilidosa la pérdida de la inocencia de los estadounidenses después de la Segunda Guerra Mundial. A fin de cuentas Vietnam y las imágenes de la guerra fueron entregadas directamente a las salas de estar yanquis vía TV, y así los niños de aquella generación estaban divididos entre los valores de sus padres y la conciencia social. 

Como dijo Truffaut una vez con la sabiduría que le caracterizaba, “una gran película tiene la mezcla perfecta de espectáculo y verdad”. American Pastoral domina más o menos el elemento del espectáculo, pero falla cuando se trata de la verdad, porque ninguna de las escenas o personajes transmiten credibilidad. A McGregor y Romano (firmante del guión adaptado) les cuesta que sus personajes respiren vida en ese pequeño pueblo de la América profunda  que no acaba de convertirse  en un carácter por sí mismo.