Análisis de Sangre Azul: Los genes del cine
Hay algo hipnótico y magnético en ese supuesto cine de metraje encontrado que se suele teñir además de documental y que nos remite casi como ningún otro texto fílmico a una esencia literaria y tradición de la novela epistolar cuyo referente más famoso es el Drácula de Bram Stoker, del que esta película de Gabriel Velázquez y Blanca Torres que ya se pudo disfrutar en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, no se encuentra demasiado lejos.
Documental | 64 min. | España 2016
Título: Análisis de sangre azul.
Título original: Análisis de sangre azul.
Director: Gabriel Velázquez, Blanca Torres.
Guión: Blanca Torres, Orencio Boix.
Actores:
Estreno en España: 03/03/2017
Productora: Escorado Producción
Distribuidora: Pirámide Films
Sinopsis
En los años 30 del siglo pasado, un aristócrata inglés cae despeñado en los Pirineos y despierta en un sanatorio mental. El doctor en psiquiatría Pedro Martínez registra en su cámara de 16mm las evoluciones de este hombre que ha perdido la orientación y la memoria. Pero además, las ocultas intenciones del doctor le llevarán a aprovechar la llegada de este "raro espécimen" para poner en práctica sus teorías evolutivas.
Crítica
Hay algo hipnótico y magnético en ese supuesto cine de metraje encontrado que se suele teñir además de documental y que nos remite casi como ningún otro texto fílmico a una esencia literaria y tradición de la novela epistolar cuyo referente más famoso es el Drácula de Bram Stoker, del que esta película de Gabriel Velázquez y Blanca Torres que ya se pudo disfrutar en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, no se encuentra demasiado lejos.
Tomando como punto de partida el supuesto hallazgo de un celuloide en 16mm grabado por el psiquiatra Pedro Martínez, se nos irá relatando la historia de un inglés que es encontrado amnésico en los pirineos y su recuperación de la mano del doctor en un psiquiátrico hasta convertirlo en un experimento en un poblado casi fantasma cercano.
Así, Gabriel Velázquez da una nueva vuelta de tuerca a su filmografía tras las estupendas Ärtico e Iceberg, auténticas muestras de cine quinqui y de las que nadie parece acordarse ahora que Criando Ratas de Carlos Salado se ha proclamado por la crítica como la artífice de la vuelta de este tipo de cine que tan buenos sabores nos dejó de la mano de Eloy de la Iglesia.
El trabajo de documentación del largometraje es concienzudo y exhaustivo, siendo un retrato fidedigno de la época, al igual que la reconstrucción de este tipo de películas grabadas en aquella época, con sus defectos y virtudes propias, su granulación, sus manchas, que hacen casi imposible crear si estamos ante una verdadera película grabada en aquella época o ante una reconstrucción, adentrándonos más en su peculiar historia, muy usadas en aquel momento donde el llamado cine etnográfico comenzaba a exhibirse tras la germinal Nanook of the North de Robert J. Flaherty. Tanto es así, que los implicados no utilizaron ningún elemento digital para la grabación de las escenas, usando en su lugar otros dispositivos analógicos, a saber, una cámara de super 8 y bobinas, con lo cual no pudieron ver el resultado de su obra hasta que llego la fase de postproducción, aumentando el misterio mismo de cómo sería su resultado final.
Por suerte, el material resultante, con esas elipsis selectivas y su corta duración de apenas algo más de una hora, se convierten junto con la magnífica historia trazada en todo una experiencia cinematográfica. Y es que todo lo que rodea al joven inglés resulta fascinante, al igual que las propias averiguaciones del psiquiatra y la irrupción que producen cuando llegan a un pequeño poblado donde sus escasos habitantes además portan todo tipo de enfermedades originadas por sus costumbres endogámicas y que por momentos nos trasladan a uno de esos pueblos misteriosos descritos por H.P. Lovecraft en sus relatos.
Como sucede en estos casos, la parte negativa es que la propia genética de la película, al contrario de lo que ocurre donde el misterioso inglés salva a todo un poblado, se convierte en la gran traba para su distribución y exhibición en unas salas que no están muy interesadas en esta vueltas a los origines del cine y son más dadas a la pirotécnica digital actual.