Animales nocturnos: La mutabilidad humana y sus categorías
El regreso al séptimo arte de Tom Ford, un diseñador de moda reconvertido en director, no podría haber sido mejor porque hoy retoma muchas de las preocupaciones de su debut de años atrás y hasta amplía su horizonte en una obra meticulosa y admirable…
Thriller | 115 min. | EEUU 2016
Título: Animales nocturnos.
Título original: Nocturnal Animals.
Director: Tom Ford.
Guión: Tom Ford (Novela: Austin Wright).
Actores: Amy Adams, Armie Hammer, Michael Shannon, Isla Fisher.
Estreno en España: 02/12/2016
Productora: Focus Features / Universal Pictures
Distribuidora: Universal Pictures Spain.
Sinopsis
Narra la historia de Susan Morrow, una mujer que tras abandonar a su primer marido, un escritor inédito, vive ahora con un médico. De repente recibe un paquete en el que descubre la primera novela de su ex, quien en una nota le pide que por favor la lea, pues ella siempre fue su mejor crítica. Susan lo hace y a medida que se sumerge en la narración, la propia novela acaba olvidando la historia principal para acabar hechizada por este relato dentro del relato.
Crítica
Sólo basta considerar la previsibilidad y el entumecimiento retórico de buena parte del cine contemporáneo para atesorar las dilaciones en el desarrollo que Tom Ford suele incluir en sus películas con vistas a distanciarse -precisamente- de las “zonas de confort” del mainstream hollywoodense y aledaños.
Ahora bien, casi siempre los esfuerzos por equilibrar los tantos duran poco ya que el asunto en su conjunto tiende por regla general hacia el sermón pronorteamericano y así la experiencia termina socavando lo que podría haber sido un retrato sincero de la debacle de turno y sus efectos.
En el film el director continúa profundizando en los pormenores del melodrama.
En Animales Nocturnos (Nocturnal Animals, 2016) continúa profundizando en los pormenores del melodrama y analizando determinados motivos del cine queer, en especial la dinámica entre los sexos y las distintas versiones de cada arquetipo de género. Como en Sólo un Hombre (A Single Man, 2009), su ópera prima, aquí la pérdida y la insatisfacción cubren hasta cierto punto el relato aunque con una gran diferencia de por medio, ya que en esta oportunidad es el andamiaje cruel del thriller el que establece las pautas del periplo de los protagonistas, envolviendo todo en la incertidumbre.
La historia trabaja en paralelo dos marcos narrativos que pueden esconder -o no- pistas acerca de su interrelación: el primero está centrado en Susan Morrow (Amy Adams), una empresaria de la alta burguesía que acaba de abrir una galería de arte y que se siente muy afligida por el rumbo que ha tomado su vida; y el segundo hace eje en la trama de una novela que arriba a las manos de la susodicha y que lleva la firma de Edward Sheffield (Jake Gyllenhaal), su ex esposo. Mientras que la mujer se ahoga en un cinismo melancólico y descubre que su actual pareja le está siendo infiel, el libro nos conduce hacia un derrotero amargo en el que una familia en viaje, encabezada por Tony Hastings (también interpretado por Gyllenhaal), es acosada por unos delincuentes al paso, faena que deriva primero en la violación y el asesinato de la esposa e hija del hombre y luego en una intervención policial.
Combinando el jet set decadente de Los Ángeles con la rusticidad de la pesquisa que encara el detective Bobby Andes (Michael Shannon) en Texas, la sede de la tragedia literaria, el opus de Ford propone un tono cargado de extrañamiento, ausencias y contraposiciones tajantes con el fin de mantener al diapasón de las pulsiones de los personajes en constante tensión y enfatizar que el carácter de cada uno de ellos cuenta con fortalezas y debilidades algo solapadas que desencadenan tanto cariño y esperanza como revanchismo y frustración, circunstancia que a su vez funciona como la punta de lanza para lo que podríamos definir como un pantallazo exquisito sobre las respuestas que la masculinidad y la feminidad suelen dar a estas disyuntivas. Utilizando a la desolación familiar como excusa, Animales Nocturnos lleva a cabo un estudio de género fascinante que escapa a la corrección política.
De hecho, quizás el mayor mérito del realizador y guionista pase por la urgencia que logra imprimir en cada escena desde la perspectiva dramática, aunando su instinto inconformista a nivel formal con la fastuosidad de las emociones que pretende invocar. En este sentido, la precisión de los diálogos -así como el entramado de lo no dicho- juega un rol fundamental en la construcción de los tres perfiles principales: Morrow representa una concepción preponderante de lo femenino vinculada a la banalidad y la hipocresía, Sheffield/ Hastings hace lo propio con una masculinidad edulcorada pero con rasgos de cobardía, y finalmente Andes y Ray Marcus (Aaron Taylor-Johnson), el líder de la banda criminal, se ajustan a la versión más aborrecible del machismo, una en la que la soberbia y el atropello se dan la mano con el delirio de sentirse propietario del otro y en derecho de cosificar a las mujeres.
Aquí aparece -con más fuerza que en Sólo un Hombre– una temática cara al cine queer, la obsesión con la corporalidad y la estética individual (la vestimenta, el maquillaje y los peinados), sobre todo con el objetivo de subrayar la ridiculez del mundo de la burguesía artística y el gran capital en general. El director consigue interpretaciones perfectas y muy heterogéneas por parte de Adams y Gyllenhaal, dos actores que caminan permanentemente en el terreno de la duplicidad, los secretos y el colapso psicológico porque respetan el apostolado de personajes en verdad complejos. Animales Nocturnosestratifica de manera maravillosa una serie de paradojas que abarcan la frontera entre la humildad y la ambición, entre la pasividad y el ajetreo, entre la creación y los escombros. Lejos del infantilismo actual, el film es un recorrido áspero por la mutabilidad humana y sus categorías de base…