Anomalisa: Oda al amor efímero
Anomalisa se trata de un ejercicio de escritura reflexiva brutal, un estado de ánimo que trasciende la pantalla en su afán por reflejar de modo caleidoscópico una batalla psicológica interior teñida de tragedia.
Animación | 90 min. | EEUU
Título: Anomalisa.
Título original: Anomalisa.
Director: Charlie Kaufman, Duke Johnson.
Guión: Charlie Kaufman.
Voces: David Thewlis, Jennifer Jason Leigh, Tom Noonan.
Estreno en España: 19/02/2016
Productora: Paramount Animation, Starburn Industries.
Distribuidora: Paramount Pictures Spain.
Sinopsis
La historia se centra en un hombre cuya profesión es ser motivador profesional. Sin embargo, cuanto más ayuda a los demás, más monótona y aburrida se vuelve su vida. En su cabeza todas las personas con sus voces le parecen la misma.
Crítica
¿Por qué el cine de animación dirigido a adultos está normalmente tan vilipendiado? Parece que exista una ley no escrita por la que todo dibujo animado ha de buscar la complacencia de la chiquillería y cualquier trabajo que se salga de la norma esté condenado al ostracismo más recalcitrante. Si esto ocurre con alarmante frecuencia en países donde se cuida el cine qué no pasará aquí, donde se ningunea por ejemplo a una cinta tan notable como Pos Eso, de Sam, que no llegó ni a la categoría de finalista a mejor película de animación en la pasada edición de los Premios Goya en detrimento de otras propuestas mucho menos brillantes y peor acabadas. Su decidida apuesta en la que elementos como la crítica social y el gore más radical se imponen en un argumento de marcado acento costumbrista contextualizado en la casposa España de pandereta en la que sobrevivimos choca de frente con un público que todavía no está preparado para asimilar contenidos maduros como el que se nos ofrece.
Si al menos la crítica que se dice especializada tuviera la decencia de preocuparse por ensalzar todas aquellas producciones un tanto “diferentes” que aparecen en el famélico panorama cinematográfico de nuestro país existiría un atisbo de posibilidad de hacerlas un poco más visibles, pero por desgracia tan solo unos pocos alzan la voz mientras el resto simplemente no están a la altura de las circunstancias.
En Estados Unidos parece que lo tienen un poco más claro y al menos reconocen el valor de películas como Anomalisa. Si acudimos a la web de crítica de cine Metacritic (www.metacritic.com) vemos como la puntuación de los críticos se eleva a un ocho con siete mientras el público hace lo propio con un siete con cuatro. Además, este último trabajo del inclasificable Charlie Kaufman (acompañado en esta ocasión en tareas de realización por Duke Johnson) ha conseguido por derecho propio colarse como finalista en la próxima edición de los Oscars en la categoría de mejor largo animado, donde competirá con otras joyas de la corona de esta temporada como Del Revés o la japonesa El cuento de la Princesa Kaguya.
Parece que exista una ley no escrita por la que todo dibujo animado ha de buscar la complacencia de la chiquillería
Y es que todo lo que rodea a esta rara avis en el mundo de la animación filmada resulta cuanto menos fascinante. Kaufman, proclive en sus anteriores obras a derivarse en ramas surrealistas y paranoias aptas tan sólo para los más acérrimos, podría haberse dejado llevar por un arte ideal para poner en práctica su imaginación desbordante; pero muy al contrario, el resultado final de su primer film animado se caracteriza por la mesura y el rigor formal, todo embadurnado en una pátina grisácea y un tanto kafkiana (ojo al fragmento que tiene lugar en las galeras del hotel) que envuelve desde el apesadumbrado desarrollo argumental hasta la caracterización de unos personajes atormentados y paradójicamente muy humanos radiografiados a través de una exploración profunda de su propio infierno existencial. La gracia del asunto estriba en que a los diez minutos de proyección ya te has olvidado de que estás viendo una película de dibujos animados y te centras en las desventuras de un hombre corriente, un autor de libros sobre ventas que va a dar una conferencia a una ciudad y se da cuenta de que su vida no vale un pimiento.
Lo vemos deambular por la habitación del hotel (auténtico coprotagonista de la historia) con una serie de rutinas que poco a poco irán derivando en ruinas. Tan sólo una leve llama de esperanza aparecerá en su sinuosa decrepitud cuando conozca a Lisa, una mujer con la que parece empatizar y con la que imaginará un futuro lleno de felicidad y prosperidad, aunque a la larga el oasis corra el peligro de no ser más que un espejismo.
Una curiosa peculiaridad en este recomendable drama es que todos los personajes (salvo los dos protagonistas) tienen la misma voz masculina; un acierto indiscutible para recalcar lo tormentoso de un mundo como el que nos rodea donde todo se repite con una monotonía pasmosa. También resulta asombrosa la facilidad con la que se reproducen las escenas más cotidianas e íntimas, desde una discusión de pareja hasta un momento de tensión sexual que se resuelve de una manera harto original.
En definitiva Anomalisa se trata de un ejercicio de escritura reflexiva brutal, un estado de ánimo que trasciende la pantalla en su afán por reflejar de modo caleidoscópico una batalla psicológica interior teñida de tragedia. Que cada cual saque sus conclusiones, pero con este trabajo antológico Charlie Kaufman nos deja bien claro la diferencia que existe entre un artesano y un artista.