Apolo 10 y ½ : Una Infancia Espacial: Mirando hacia atrás sin ira
Apolo 10½: Una infancia espacial
Netflix (estrenos destacados) 1 de abril
Título original
- Apollo 10½: A Space Age Adventure
- Año
- 2022
- Duración
- 90 min.
- País
- Estados Unidos
- Dirección
- Guion
-
Richard Linklater
- Fotografía
-
Animación, Shane F. Kelly
- Reparto
-
Animación, Zachary Levi, Jack Black, Glen Powell, Josh Wiggins, Samuel Davis, Lee Eddy, Bill Wise, Mona Lee Fultz, Nick Stevenson, Brian Villalobos, Andrew N Sears, Nicholas Andrew Rice, ver 34 más
- Productora
-
Detour Filmproduction, Submarine, Minnow Mountain. Distribuidora: Netflix
- Género
- Animación. Aventuras. Drama | Aventura espacial. Infancia. Años 60
- Sinopsis
- Una aventura de la era espacial ambientada en el contexto de la misión lunar Apolo, en 1969, e inspirada en la infancia del director Richard Linklater.
- CRÍTICA
Si leéis sobre esta película y véis que no deja de aparecer la palabra rotoscopia todo el rato para referirse a la técnica de animación empleada por Richard Linklater en el que se supone su último trabajo para Netflix hasta la fecha, no penséis que la referencia remite a una acumulación de efectos visuales de ultimísima generación. Este sistema de calcado de la imagen se viene empleando desde principios del siglo pasado, y por no ser muy pesados enumerando ejemplos del universo cinematográfico donde se empleó, tan solo citaremos a los personajes de Blancanieves y el Príncipe del clásico de Disney; al sable de luz de La Guerra de las Galaxias, o al ochentero videoclip de A-ha Take on me. Rotoscopia pura y dura.
Al cineasta norteamericano le pirra el invento, y cada vez que se plantea una cinta animada no duda en acudir a un efecto que en pantalla le puede servir tanto para estructurar un drama existencial sobre sueños lúcidos (Walking Life, 2001) como para ilustrar un futuro distópico en el que la paranoia se descontrolaba debido a la ingesta de drogas (A Scanner Darkly, 2006). Y como no hay dos sin tres, ahora plataforma mediante, completa su original trilogía de la calcomania con una historia localizada en tierras texanas donde nos cuenta su adolescencia mediante un marcado barniz de nostalgia y fantasía.
Y lo cierto es que en esta ocasión la combinación le funciona a las mil maravillas. La trama se divide en dos partes muy bien diferenciadas. La primera abarca el principio y el final de la película, donde se nos explica una ¿inverosímil? Aventura espacial con héroe infantil improvisado en consonancia con los tiempos de furor sideral que corrían por la época,mientras que la segunda abarca todo el eje central a modo de extenso flashback (introducido de la manera más ingeniosa y escatológica a la vez que uno se pueda llegar a imaginar) y que funciona como recordatorio detallado de todos los elementos socioculturales que marcaron el devenir de los que crecieron en esa misma época, la de finales de los 60 y principios de los setenta. El torrente referencial pop es tal que un haría bien de acompañar el visionado de una libreta donde ir apuntando la ingente cantidad de series de televisión, películas, entrevistas y canciones (libros pocos) que van apareciendo mezcladas con vivencias propias de la época.
Muchos han optado por el camino fácil de comparar ese tramo central como un capítulo extendido de la seminal Aquellos maravillosos años, pero aquí vale la ponar remarcar la diferencia del tono irónico e incluso de humor bruto del que se sirve el director para determinar su marco vital iniciático. Se puede ser nostálgico sin caer en la ñoñería, y dejar bien claro a la platea (ojalá hubiera platea, queremos decir a los sofadictos) que en lugar de maravillosos, aquéllos eran unos puñeteros años, una cadena efervescente de recuerdos en los que ganan por goleada los momentos políticamente incorrectos, situaciones que antes se consideraban de lo más normal y que sin embargo ahora pondrían los pelos de punta a los más sensibilizados.
Algunos encontrarán bastantes similitudes con otro título morriñero como fue Escuela de Rock, dado sobre todo que el narrador no es otro que el protagonista de aquel estupendo film, Jack Black. Esis institutos yanquis que nos sabemos de memoria después de haber devorado cientos de producciones sobre la materia actúan como semilero de secuencias que describen como era la vida para un niño que crecía en un país, el de las barras y estrellas, donde aún quedaba un pequeño resquicio para la ensoñación, antes de convertirse en el monstruo sin alma y sin cultura que es ahora mismo. Acudir a la raiz siempres es buena idea para entender los tiempos que corren, y así no nos extraña que muchos realizadores de relumbrón estén optando por auscultar sus orígenes antes de mbarcarse en terrenos menos conocidos.
En definitiva, un ejercicio de animación fascinante del que es una lástima no hayamos podido disfrutar en pantalla grande. Tuve la oportunidad de ver los otros dos títulos de dibujos de Linklater citados con anterioridad en el confort de un cine, y en ambas ocasiones resultó una experiencia apabullante. Ahora ya no existe esa opción, y nos tenemos que conformar con disfrutar en dimensiones más reducidas de las maravillas de Píxar, Dreamworks y Blue Sky o cualquier trabajo rotoscópico que seguro lucirían mejor en grandes salas. Sólo nos queda cruzar los dedos para que algunos se atrevan a estrenar ese tipo de producciones sin pasar por el tamiz tiránico de las grandes plataformas. Y para muestra un botón: nuestra Alba Sotorra, realizadora tarraconense a reivindicar desde ya, está a punto de embarcarse en un nuevo proyecto en calidad de productora titulado Rock Bottom, sobre la figura del músico británico Robert wyatt; y sí, habéis acertado, utilizará la rotoscopia para celebrar llos 50 años del disco homónimo.
Pd: Si queréis profundizar en esta técnica de animación os dejamos Link(later) a un estupendo estudio en pdf titulado Rotoscopia y captura de movimiento. Una aproximación general a través de sus técnicas y procesos en la postproducción: https://riunet.upv.es/bitstream/handle/10251/35675/memoria.pdf