Babylon Berlin: Metrópolis entre guerras
-
Babylon Berlin (Serie de TV)
- Título original
- Babylon Berlin (TV Series)
- Año
- 2017
- Duración
- 45 min.
- País
- Alemania
- Dirección
- Tom Tykwer (Creator), Achim von Borries (Creator), Henk Handloegten (Creator), Tom Tykwer, Achim von Borries, Henk Handloegten
- Guion
-
Tom Tykwer, Achim von Borries, Henk Handloegten, Volker Kutscher (Novela: Volker Kutscher)
- Música
-
Johnny Klimek, Tom Tykwer
- Fotografía
-
Bernd Fischer, Frank Griebe, Philipp Haberlandt
- Reparto
- Waléra Kanischtscheff, Volker Bruch, Liv Lisa Fries, Dmitri Alexandrov, Denis Burgazliev, Oleg Tikhomirov, Anton von Lucke, Roland Wolf, Peter Schneider, Joachim Paul Assböck, Pit Bukowski, Thomas Chemnitz, Christoph Bertram, Matthias Brandt, David Brückner
- Productora
-
X Filme Creative Pool / ARD degeto / Beta Film / Sky Cinema
- Género
- Serie de TV. Drama | Crimen. Años 20
- Web oficial
- http://www.movistarplus.es/babylonberlin
- Sinopsis
- Serie de TV (2017-Actualidad). Berlín, 1929. La capital alemana se sitúa como la gran metrópolis de la expresión y la libertad. La ciudad más moderna y viva de una Europa en plena efervescencia que, sin embargo, se tambalea al borde de un cambio inminente. En mitad de esta tensa calma se encuentra Gereon Rath, un detective de la policía de Colonia que acaba de incorporarse a la unidad de antivicio y costumbres de Berlín, localizada en el monumental cuartel general de la policía, para investigar el caso de una red de pornografía relacionado con la mafia rusa. (FILMAFFINITY)
Estreno en España de la Temporada 3: 26 de enero 2020
CRÍTICA
Durante estos últimos años Alemania ha querido explorar su pasado histórico a través de la ficción. Con el auge de las series, ha encontrado la manera perfecta de profundizar en sus episodios menos conocidos, como ya hizo con el espionaje de los Ossis (los alemanes de la RDA o la Alemania del Este) en la notable Deutschland 83 (Edward Berger y Samira Radsi, 2015) y Der gleiche Himmel (Oliver Hirschbiegel y Paula Milne, 2017). Pero sin duda, la gran apuesta ahora es Babylon Berlin, ya que es la serie europea de habla no inglesa más cara de la historia de la televisión hasta la fecha.
Tom Tykwer (Corre, Lola, corre, 1998), Achim von Borries y Henk Handloegten (que ya trabajaron juntos para el guión Good bye, Lenin!, 2003) coescriben y codirigen esta ambiciosa serie que transporta al espectador a la época de la República de Weimar para ver, en primera fila, como ésta cae lentamente hecha pedazos.
Se trata de un thriller criminal de 1929, durante uno de los momentos más convulsos para Europa. Con Berlín en plena agitación, todo está sufriendo un cambio radical. El aumento de la pobreza y el desempleo contrastan abruptamente con el exceso y el lujo de la vida nocturna y la energía creativa de la ciudad. ¿A quién no le resulta demasiado familiar? Una metrópoli empobrecida por la inflación, con una política escandalosamente inestable y rodeada de populismo. En estas complicadas circunstancias, Gereon Rath, joven comisario de Köln, es trasladado a Berlín para investigar una red de pornografía. Oficialmente, sus intenciones reales son otro tema… Lo que a primera vista parece un simple caso de antivicio, pronto se convierte en un gran escándalo que abarca la clase más influyente. Esa es la trama principal de la primera temporada.
Rodeado de intrigas y mentiras (propias y ajenas), nuestro protagonista no trabaja solo. Pero… ¿quién es aliado y quién es enemigo? Una de las mejores bazas de la serie es la complejidad de todos los personajes, ya que tanto protagonistas como secundarios ocultan secretos. El reparto consigue darle credibilidad a estos caracteres tan claroscuros y sin el impecable elenco de actores esto hubiese resultado imposible. Gracias a una excelente elección de casting, que ha sabido encontrar intérpretes de primera categoría, aunque desgraciadamente poco conocidos por el gran público.
Los fans de las series históricas ya teníamos fichado a Volker Bruch por Unsere Mütter, unsere Väter (aquí traducida como Hijos del Tercer Reich) pero verlo aquí lo confirma con uno de los mejores actores del momento y demuestra que hay grandes talentos en el continente, solo a falta de una gran oportunidad. Actor meticuloso, retrata perfectamente al protagonista que simboliza la psique de la era, arraigada en el pasado, contradictoria y con un gran sentimiento de culpa. Lo que a simple vista sería el arquetipo de detective de cine negro, va mostrando un amplio registro, con facetas de drama, comedia, terror e incluso musical.
Gereon (Volker Bruch) forma tándem con Bruno (Peter Kurth) aficionado a obtener información través de métodos muy poco ortodoxos, cuyo aspecto y carisma recuerdan al protagonista de Berlin Alexanderplatz (1980) obra del maestro Rainer Werner Fassbinder, con el actor Günter Lamprecht, quien por cierto, hace aquí un breve pero importante cameo. Babylon Berlin tiene una gran influencia de Berlin AlexanderPlatz, no sólo en cinematografía sino en cuestiones más fundamentales. De hecho ambas series son policíacas, se basan en novelas, están ambientadas en la misma ciudad y en la misma época y son unos auténticos rompecabezas.
La taquígrafa Charlotte Ritter (Liv Lisa Fries) sueña con ser la primera mujer investigadora criminal de la Fortaleza Roja (como es conocida la Jefatura), aunque no duerme, sino que se pasa las noches bailando en los clubs, para evadirse de la situación de extrema pobreza en la que malvive junto con su familia. En la gran sala del glamuroso Moka Efti la banda toca “Zu Asche, zu Staub” (de las cenizas, al polvo) sin saber que los cantos se convertirán en profecía. Es en las escenas de la vida nocturna berlinesa cuando la serie luce su lado más espectacular, celebrando la stravaganzza que será censurada.
La ambientación está cuidada a un nivel que roza la perfección, sumergiendo al espectador por completo en este mundo, evidenciando la gran producción detrás de cada detalle. Aún así, la serie no está enfocada al gran público, dado a su complicada trama y su desarrollo, a fuego lento, son armas de doble filo. A medida que avanzan los episodios los enigmas se vuelven cada vez más absorbentes y la serie va calando, pero se necesita la paciencia previa de ver como se desenvuelve todo como si fuera una partida de ajedrez. En tiempos de bingewatching y engullir capítulos, este factor ayuda a dar la sensación de que al principio no engancha, pero cuando los detalles cobran sentido el espectador será tan adicto a ella como el protagonista Rath a la morfina.
En el mundo de Babylon Berlín hay monárquicos, paramilitares, comunistas, anarquistas, apolíticos…
Nuestros protagonistas se encuentran en una enmarañada red de corrupción que traerá cola durante segunda temporada. Durante esa temporada veremos cómo los nazis se cuelan como un veneno por las venas de un sistema que ya estaba contaminado. Además, se presentan a escena de una manera totalmente imprevisible, lo que tiene mucho mérito, ya que su aparición es lo que todo el público esperaba. El ambiente es una olla a presión, lo que convierte el periodo entre guerras en una etapa condenada al fracaso. Mientras, los personajes siguen sus vidas, totalmente ajenos a lo que está por pasar.
Las dos primeras temporadas tienen el mismo hilo argumental, de un total de 16 episodios de unos 45 minutos cada uno. Después de los impactantes acontecimientos del final de la segunda, en la tercera temporada la serie toma otro rumbo, con nuevo crimen y creando una Oda al cine de los años 30 y explorando los movimientos psicológicos. Así, dentro del caos de la caída de la Bolsa, se puede examinar con más detenimiento en la evolución de los personajes.
En los Premios del Cine Europeo obtuvo el de Mejor Serie de Televisión. También resulta curioso, que en la tercera temporada, en su carta de amor al cine de esa época, parecen insinuar que sin el amor del público, las críticas como ésta misma son banales. Por ahora, nos han dejado con el Viernes Negro, y los creadores de la serie ya han expresado su intención de
acabarla con los acontecimientos de la Noche de los Cristales Rotos, porque el resto lo conocemos todos, el resto ya es historia.