Churchill: El león británico
Winston Churchill no necesita presentaciones. En este film, la playa parece el refugio del Primer Ministro para reflexionar. Cada vez falta menos para el Día D, y nuestro protagonista sigue firme en mantenerse en contra de realizar la operación. Churchill nunca ha sido amigo del riesgo, ni como militar ni como ministro de hacienda, e intentará hacer todo lo que pueda para convencer al resto de aliados.
Biopic | 110 min. | Reino Unido 2017
Título: Churchill.
Título original: Churchill.
Director: Jonathan Teplitzky.
Guión: Alex von Tunzelmann.
Actores: Brian Cox, Miranda Richardson, John Slattery, Ella Purnell.
Estreno en España: 08/09/2017
Productora: Metrol Technology, Salon Pictures, Tempo Productions Limited, Head Gear Films.
Distribuidora: A Contracorriente Films
Sinopsis
En las tensas 48 horas previas al Desembarco de Normandía en 1944, el Primer Ministro Winston Churchill tuvo que tomar una decisión crucial para el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Durante esta delicada situación se verá obligado a enfrentarse con sus generales y los aliados norteamericanos ante el momento que se convertiría en el punto de inflexión para la guerra y la historia.
Crítica
Winston Churchill no necesita presentaciones. En este film, la playa parece el refugio del Primer Ministro para reflexionar. Cada vez falta menos para el Día D, y nuestro protagonista sigue firme en mantenerse en contra de realizar la operación. Churchill nunca ha sido amigo del riesgo, ni como militar ni como ministro de hacienda, e intentará hacer todo lo que pueda para convencer al resto de aliados.
La imponente figura de Churchill ha inspirado en varias ocasiones la admiración necesaria para crear varios biopics sobre él. De entre todos los más recientes, se podría destacar a Timothy Spall, quien lo encarnó en la prestigiosa El discurso del Rey (2010) y en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos.
Un Brian Cox muy determinado muestra a un Winston Churchill totalmente diferente al de su reputación.
Este mismo año se ha podido ver a John Lithgow encarnar al Primer Ministro Británico para la exitosa serie The Crown. Se calcula que entre pequeña y gran pantalla, Churchill ha sido interpretado unas 200 veces. Es más, se podría decir que últimamente parece el nuevo Hamlet: todos quieren interpretarlo. Próximamente, veremos al gran Gary Oldman interpretarlo en Darkest Hour. Como si de una pieza musical se tratara, cada uno la interpreta a su manera.
En esta ocasión, un Brian Cox muy determinado muestra a un Winston Churchill totalmente diferente al de su reputación, atormentado por los recuerdos de la campaña de Gallipoli 30 años antes, y que teme que el Día D termine en una carnicería. Nuestro protagonista muestra este miedo en repetidas ocasiones, y esto lo lleva a varias discusiones demasiado dramáticas y a perder los modales en contadísimas razones. A lo largo del film sus sentimientos son una montaña rusa en la que lo acompañamos.
Tales son sus preocupaciones y miedos, que parece que no estemos delante del hombre que protegió con uñas y dientes a Reino Unido. Un militar y político de su calibre sabe cuándo debe tener la sangre fría de aceptar los horribles daños colaterales de la guerra. Con una insistencia continua en la preocupación a los soldados, sorprendente viniendo de la mente de un hombre de Estado, el mismo hombre que mandó a civiles a rescatar a los soldados de Dunkerque, precisamente con la intención de reservar todos sus activos para el desembarco en Normandía. Quizás el problema del film es el hecho de que el público ya sabe que a tan altas esferas del poder, los juegos militares y políticos siguen adelante mientras el soldado en la vanguardia espera su destino.
Si sus miedos son expresados en la película con el rigor de la realidad, es admirable ver el valor del León Británico ante los ciudadanos y como inspiraba tanto coraje en sus discursos. Su esposa Clementine, interpretada por una Mirada Richardson cargada de paciencia, es su roca e intenta aportarle la calma necesaria en un momento tan crucial para la historia del mundo. Enseñando su lado más personal, en varias ocasiones, es ella quien lo pone en sus cabales, y juntos mantienen varias discusiones, cada vez más privadas, de lo que parece un matrimonio a punto de romperse. Aun así, la película no profundiza en las razones por las que la pareja esta tan cansada de seguir adelante.
Churchill, dudoso de todo en esta trama, en un momento le hace una pregunta a su esposa, con timidez, que puede cambiar para siempre su vida en común. Aunque la pregunta en si ha sido bastante manida en la ficción, sorprenderá mucho al espectador, viniendo de un matrimonio estable como el de los Churchill. Esta pregunta puede que tenga la motivación de querer dejar intuir un aspecto, que aunque real, solo conocerán los expertos biógrafos. Con una fotografía muy simbólica, sobretodo en el primer acto, ayudando durante el transcurso de la narrativa. En una hábil escena se aprecia la playa como el refugio del protagonista, pero a la vez es el lugar donde le vienen a visitar sus fantasmas, ya que cuando su famoso sombrero cae en la arena, el color de las olas se va transformando en un rojo sangre, cambiando completamente la visión de la orilla.
Este es el Churchill más humano, incluyendo las debilidades y miedos de cualquier persona, aun siendo un gran hombre para la historia. En los momentos más difíciles, incluso los más poderosos se sienten solos. La Segunda Guerra Mundial lo cambió todo para siempre, y en el relato es destacado el hecho de que Churchill arrastra la culpa de los soldados caídos, pero deberá aprender a reinventarse si quiere seguir siendo el protector del Reino Unido, el hombre conocido como el León Británico.