Clash: Revolución en Egipto
Valiente y asfixiante relato de la revolución egipcia más reciente. Dos periodistas son arrestados y conducidos en un furgón policial, junto con detenidos de diferentes grupos, por las calles de El Cairo mientras viven desde el interior del vehículo las sangrientas revueltas que se producen en el país.
Drama | 97 min. | Egipto 2017
Título: Clash (Choque).
Título original: Eshtebak.
Director: Mohamed Diab.
Guión: Khaled Diab, Mohamed Diab.
Intérpretes: Nelly Karim, Hany Adel, El Sebaii Mohamed, Ahmed Abdelhamid Hefny.
Estreno en España: 02/06/2017
Productora: Sampek Productions.
Distribuidora: Golem Distribución
Sinopsis
Tras la caída de Mubarak después de 30 años al frente del gobierno, surge un nuevo régimen fundamentalista liderado por los Hermanos Musulmanes. Rodada íntegramente desde el interior de un furgón policial de 8 metros, varios detenidos de diferentes grupos políticos y sociales compartirán destino durante la tormenta política de la Primavera Árabe.
Crítica
Las fuerzas del ejército acaban de destituir a Mohamed Morsi, de la Hermandad Musulmana. Las facciones pro-ejército y pro-MB se enfrentan en las calles. Las protestas pacíficas desembocan en una sangrienta guerra civil. Con la cámara fijada dentro del furgón policial vemos como dos periodistas son arrestados y arrojados al interior del vehículo. El furgón recorre las calles mientras en ellas se instala el caos. Pronto, entre la confusión de la revuelta, el furgón de prisioneros se irá llenando de manifestantes de ambos grupos, donde su suerte será la nuestra. Así, el espectador acompaña a los personajes, como uno más de los detenidos, hacia su destino.
Con una intensidad de thriller, resulta imposible no sentirse claustrofóbico durante todo el film.
Con una intensidad de thriller, resulta imposible no sentirse claustrofóbico durante todo el film, que mantiene en vilo a la audiencia en todo momento, asfixiándonos junto a los protagonistas, quienes están obligados a ser testigos de los conflictos de la calle y a percibir el peligro constante, con el agravante de que su encarcelamiento los obliga a aceptar su impotencia incluso en momentos terribles y rodeados de tanta violencia. La tensión subirá al percibir que ni tan sólo serán dueños de su destino cuando el furgón entre en el núcleo de la guerra.
La asfixia que desprende el film también se palpó durante el infernal rodaje, realizado íntegramente en El Cairo, donde el caos se apoderó de la situación en más de una ocasión. Después de la inquietante Cairo 678 (Les Femmes du bus 678) (2010), que trata sobre el acoso sexual de las mujeres en Egipto, el brillante guionista y director Mohamed Diab narra el conflicto centrando su mirada ferozmente en el caótico furgón.
Esta obra maestra inauguró la sección “Un Certain Regard” en el Festival de Cannes de 2016. De esta forma, esta hazaña conseguía la protección internacional necesaria para poder asegurarse de que la película pasara la censura egipcia. Precaución acertada, si tenemos en cuenta que después de la película recibió numerosas afrentas personales y fue tachado de traidor y espía en la televisión de su país.
A contracorriente, bajo todas estas tensas circunstancias, el riesgo valió realmente la pena. Las escenas de los disturbios, las cuales solo entrevemos a través de la puerta del furgón, nos golpean directamente y son sencillamente espectaculares. La dirección y la soberbia fotografía de Ahmed Gabr saben cuándo enfocar y desenfocar el caos, cuando y como iluminar a nuestros compañeros de esta cárcel móvil, centrándose en una mirada clave o en un mensaje grabado en la pared. Especial mención al diseño de sonido, por intensificar la tensión aún más con cada golpe. Todo ello hace que el espectador viva dentro de la película, no viendo la película.
Los personajes, interpretados por un impecable reparto donde todos y cada uno de ellos son capaces de expresar sus sentimientos de rencor, compasión, miedo, ira… con una sola mirada. Dejarán solamente a un lado sus diferencias cuando sus ánimos estén por los suelos, se sientan hundidos y se den cuenta de que esas diferencias, al fin y al cabo, son lo que menos importa. El film no profundiza demasiado en los personajes, representándolos como simples humanos, para resaltar más aún la confrontación y el mensaje que quiere hacer llegar al espectador, condenado a sufrir junto con ellos. Aun así, se vive la historia tan intensamente que acabas conociéndolos.
Esta pieza de realismo desprende una poderosa empatía, llegando a su punto más álgido cuando los protagonistas, ante la posibilidad de libertad vuelven a encender la chispa del odio, a sentir como se reabren las heridas y nos conducen a un desgarrador final. Este mensaje nos hace reflexionar desde dentro en la esperanza de intentar unir a la sociedad al tiempo que remueve nuestros pensamientos y sentimientos. También nos hace considerar hasta donde llega nuestro desconocimiento de la realidad de los países árabes: En un momento impactante del film se oye a una multitud gritando “ojo por ojo” mostrando su anhelo de venganza. Quizás nuestra visión es tan ciega como la de la enardecida multitud.