CRÍTICA DE CINE

Cómo Mueren Las Reinas: La abeja en la ventana

La forma de narrar se nutre de una sorprendente sutileza, no conjugando sus elementos más relacionables a un terreno aún más crudo y violento.

Cómo mueren las reinas

Título original

Cómo mueren las reinas
Año
Duración
83 min.
País
 Argentina
Dirección

Lucas Turturro

Guion

Constanza Boquet

Música

Sebastián Escofet

Fotografía

Nicolas Trovato

Reparto

Malena FilmusLola AbraldesFranco RizzaroUmbra ColomboGiovanni CicciaMiguel Davalos

Productora

Aleph Cine

Género
Drama | FamiliaAdolescencia
Sinopsis
Juana de diecisiete años y Mara de catorce viven en la granja de su tía y se ocupan de las colmenas y de la producción de miel. Sus cuerpos hierven. La llegada de un primo sacude la quietud del campo y desestabiliza la unión de las hermanas. Mientras Mara está interesada en vivir su despertar sexual con Lucio, los celos de Juana se intensifican. Y a medida que Mara se aleja, Juana quiere tenerla cada vez más cerca. Entretanto Juana no logre cumplir con sus planes, el verano en familia se volverá una experiencia feroz. La colmena se prepara para la llegada de una nueva abeja reina.
 
CRÍTICA FIRMADA POR MIGUEL ROBLES, REDACTOR DE CINENUEVATRIBUNA EN EL FESTIVAL DE CINE DE MÁLAGA 2021

Esta es la historia de un pequeño insecto que quería escapar, pero una barrera invisible le impedía salir de su colmena. Anhelaba descubrir que mundo había más allá, pero la ventana se mantenía infranqueable, firmemente cerrada ante sus ojos. Porque ella tenía que seguir obedeciendo a su reina.

"Como mueren las Reinas" es una metáfora autoconclusiva del despertar adolescente, una fábula perturbada sobre las estructuras familiares piramidales en las que el control multilateral degeneran a sus miembros a una desoladora soledad; sobre todo a las niñas, reprimidas por un impulso incontrolable hacia la curiosidad impura.

La forma de narrar una mezcla notable de suspense psicológico con una mirada cercana al intimismo se nutre de una sorprendente sutileza, no conjugando sus elementos más relacionables a un terreno aún más crudo y violento al que podría asemejarse una reinterpretación latina de la "Canino" de Lanthimos, donde el aislamiento desquebraja la psique completa de sus personajes.

En cambio, el camino tomado a la poetización visual como herramienta para suavizar en imagen temas tan peliagudos como el incesto da mayor sentido al paralelo simbolismo, una cámara inerte al paso del tiempo en lo que lo único movible son los actores y su progresiva in-evolución, o un sonido tortuoso desde el comienzo hasta el final donde la vibración de las abejas juegan como el perfecto "late motiv". Esperando a que la ventana se abra.