Cosmética del enemigo: Oscuro interior
Cosmética del enemigo
Filmin (Próximamente) 29 de enero
Título original
- A Perfect Enemy
- Año
- 2020
- Duración
- 88 min.
- País
- España
- Dirección
- Guion
-
Cristina Clemente, Kike Maíllo, Fernando Navarro (Novela: Amélie Nothomb)
- Música
-
Alex Baranowski
- Fotografía
-
Rita Noriega
- Reparto
- Productora
- Co-production España-Alemania-Francia;
ESCAC Films, Sábado Películas, Barry Films, Hessen-Invest Film, Televisión Española (TVE), TV3, The Project, Treehouse Pictures, OneWorld Entertainment
- Género
- Thriller
- Sinopsis
- Jeremiasz Angust es un arquitecto de éxito que dirigiéndose al aeropuerto de Tokyo pierde su vuelo a causa de una misteriosa joven, Texel Textor, que lo aborda de repente. Los dos personajes iniciarán una conversación que irá enrareciéndose hasta convertirse en algo siniestro y criminal... Adaptación de la novela 'Cosmétique de l’ennemi' de Amélie Nothomb.
- CRÍTICA
Kike Maíllo debutó en el largometraje hace diez años con Eva (2011), una delicada película que transitaba entre el drama y la ciencia ficción, con la que obtuvo el premio Goya a la Mejor Dirección Novel. Posteriormente realizó Toro (2016), un thriller en el que se reconocían aquellos elementos característicos del género negro (violencia, venganza).
Ahora, para su tercer largometraje escoge la adaptación de la novela Cosmética del enemigo de la escritora belga Amélie Nothomb. La película es una coproducción entre España, Francia y Alemania, protagonizada por Tomasz Kot y Athena Strates. Cosmética del enemigo (A Perfect Enemy, 2020) tuvo su puesta de largo en la pasada edición del festival de Cine Fantástico de Sitges donde participó en su Sección Oficial y ahora se estrena directamente en la plataforma Filmin.
La novela se organiza en base a un enfrentamiento de dos personajes, lo que se conoce con el término anglosajón del two-hander, y que en el cine tiene su ejemplo más reconocido en la adaptación cinematográfica de La huella, el último trabajo que realizó Mankiewicz. La historia comienza cuando un prestigioso arquitecto, atormentado por un hecho que ocurrió en el pasado, entabla una conversación con un misterioso personaje en la que, poco a poco, todo se va enturbiando.
La película de Maíllo, sin desprenderse del espíritu de la obra original, establece su propia dinámica narrativa efectuando significativos cambios para llevarla a su terreno y adaptarla al lenguaje narrativo del cine.
En primer lugar, cambia el sexo del personaje desconocido para transformarlo en una mujer, el empresario literario pasa aquí a ser un arquitecto y aligera el dialogo de la novela —apartando referencias filosóficas— sustituyéndolo por la representación visual de lo que relatan los personajes. De esta forma asistiremos como espectadores a diferentes estadios de una representación, el relato que articula Telder Textor (Athena Strates) en la superficie y lo que subyace al efectuar la transición a las imágenes que se mezclan con las propias vivencias de Jeremiasz (Tomasz Kot).
Una estructura de muñecas rusas en la que conforme se enreda la historia, que adquiere un componente más perturbador, va quedando al descubierto el interior del protagonista. El duelo dialectico, casi físico, transforma una conversación intrascendente y cansina en un revelador enfrentamiento entre enemigos.
Por el camino se van sucediendo referencias al peso que las experiencias vividas en la infancia dejan en los adultos, la reflexión sobre qué es el amor, los deseos ocultos, la violencia, el cuestionamiento de la moralidad o el asesinato, la ambigüedad de las actuaciones y la dificultad para juzgar a los personajes estableciendo una delgada frontera entre el bien y el mal.
El minimalismo presente en el sintético dialogo de la novela original se transforma en un universo visual que, partiendo del espacio arquitectónico del aeropuerto, construye un entorno basado en la imaginación del relato narrado; una construcción que se visualiza a través de ese cemento que aparece desde los títulos de crédito y aparece intermitentemente como elemento recurrente a lo largo del filme.
Apelando a referentes narrativos cercanos al thriller psicológico, basado en el duelo dialéctico entre el arquitecto y la joven, Cosmética del enemigo se adorna también con elementos del género fantástico —la escena de los lavabos, la maqueta— para elaborar un discurso sobre la dualidad de las personas. Una reflexión sobre la imagen externa y su oposición con la verdadera textura interna.
Jeremiasz aparece al principio del filme con todos los atributos del triunfador, un arquitecto brillante que maneja las reglas del escenario mientras expone su conferencia para erigirse en el protagonista de un éxito que se materializa a través de aquellos componentes reconocibles por el público (aplausos, firma de libros, peticiones de fotos). Sin embargo, conforme el relato avanza aportando diferentes capas sobre su personaje, el efecto de estas capas no es el encubrimiento, sino todo lo contrario, ya que asistimos al despojamiento de esa vestimenta para dejar al descubierto el verdadero interior del protagonista.
La representación externa de Jeremiasz, y lo mismo ocurre con la imagen superficial de la joven (inoportuna, atrevida, insolente), esconde cómo son realmente las personas y los monstruos que se ocultan en su interior. La actitud paciente de Jeremiasz evoluciona para dejar paso a ciertos aspectos de su personalidad que se van haciendo visibles para el espectador conforme el arquitecto va entrando en el juego que le propone su interlocutora.
De hecho, todo el filme es un juego que se plantea desde el principio y donde vemos cómo determinados detalles nos van alertando de las intenciones finales. El frío espacio que constituye el aeropuerto funciona como un elemento orgánico que adquiere protagonismo como receptáculo de esa recreación; el juego con la maqueta del edificio en la que los personajes aparecen representados en ella —no está lejos la referencia a El resplandor, de Kubrick— es la confirmación de que asistimos a un relato que se va tejiendo, como indica el nombre de la protagonista, a nuestro alrededor. Relato que sería imposible articular sin el enorme trabajo actoral de Tomasz Kot y Athena Strates, al que hay que unir el personaje que interpreta Marta Nieto.
En un relato circular, los títulos de crédito del inicio y del final son similares, Cosmética del enemigo supone una hábil adaptación de la novela de Nothomb, de la que mantiene el concepto sustancial literario para elaborar su propio discurso cinematográfico.
Un discurso al que quizá le sobre alguna coda final y explicaciones innecesarias, pero que nos deja una película muy ágil con una recreación visual atractiva que conjuga la simplicidad arquitectónica de la sala del aeropuerto con las imágenes que materializan las historias para poner en pie un discurso sobre la dualidad de las personas y el descubrimiento de que en ocasiones la búsqueda del enemigo concluye de forma sorpresiva en territorios muy cercanos a nosotros mismos.
Escribe Luis Tormo | Fotos Filmin Revista Encadenados