El día más feliz en la vida de Olli Mäki: Marcado por el amor
El día más feliz en la vida de Olli Maki está basada de una forma un tanto “sui generis” en hechos reales. Si bien es cierto que el protagonista fue un boxeador profesional que llegó a pelear en su país de origen (en este caso Finlandia) por el campeonato del mundo de su categoría contra un todopoderoso rival americano ya es un poco más dudoso llegar a creernos que los acontecimientos se precipitaron a causa de ciertos motivos emocionales.
Drama | 92 min. | Finlandia 2017
Título: Resident Evil: El Capítulo Final.
Título original: Hymyilevä mies.
Director: Juho Kuosmanen.
Guión: Mikko Myllylahti
Actores: Jarkko Lahti, Eero Milonoff, Oona Airola, Joonas Saartamo.
Estreno en España: 03/02/2017
Productora: Aamu Filmcompany / ONE TWO Films / Tre Vänner Produktion AB
Distribuidora: Surtsey Films.
Sinopsis
En el verano de 1962, Olli Mäki aspira al título de campeón del mundo de peso pluma en boxeo. En todas partes, tanto en el campo como en Helsinki, le predicen un futuro lleno de éxito. Sólo tiene que perder peso y concentrarse. Pero, hay un problema, Olli se ha enamorado de Raija.
Crítica
Qué bien que le sienta el blanco y negro a las películas de boxeo. Así a bote pronto nos vienen a la memoria títulos memorables como Toro salvaje, Más dura será la caída, Gentleman Jim o Marcado por el odio. No es que en color no se hayan realizado grandes trabajos sobre el tema, pero el blanco y negro le da una pátina de elegancia y contraste e tonalidades que casa muy bien con la sangre, sudor y lágrimas derramadas por los púgiles.
El día más feliz en la vida de Olli Maki está basada de una forma un tanto “sui generis” en hechos reales. Si bien es cierto que el protagonista fue un boxeador profesional que llegó a pelear en su país de origen (en este caso Finlandia) por el campeonato del mundo de su categoría contra un todopoderoso rival americano ya es un poco más dudoso llegar a creernos que los acontecimientos se precipitaron a causa de ciertos motivos emocionales. Se puede explicar sin peligro de spoilers porque cualquier sinopsis lo incluye. Olli conoce una chica y se enamora perdidamente de ella, lo que repercute directamente en una preocupante falta de atención hacia lo que debía de ser su mayor reto: ganar la gloria alzándose con el campeonato del mundo.
El director del film, también firmante del guion, compensa lo modesto de la producción (según se comenta gran parte de presupuesto se fue en el tipo de formato utilizado en pos de una búsqueda por parte del cineasta de dotar al conjunto de mayor realismo) con un estilo íntimo y un rigor formal preciosista. Avalada por haber recibido el prestigioso premio de la sección Un certain regard del pasado Festival de Cine de Cannes, estamos ante una película que se degusta en sus pequeños detalles, que cobran mayor importancia si partimos de la base de que la trama central se articula ante un evento de magnifica importancia.
Los gestos de marcado minimalismo, las miradas tiernas entre los amantes y las miradas duras ante el desafío violento casan a la perfección, al igual que el marcado contraste entre los silencios que delatan la culpa y el pesar por la ausencia del ser querido y el ruido ensordecedor del público que disfruta del espectáculo deportivo. Por el tipo de estructura empleada, en la que prima sobre todo un deseo de dotar a cada uno de los encuadres de un realismo que nos transporte de manera fehaciente a la época en la que tuvieron lugar los hechos (los años 60 del siglo XX) nos viene a la memoria otro ejercicio nostálgico, este a modo de documental ficcionado, que también tuvo al mundo del cuadrilátero como protagonista y que supuso uno de los primeros trabajos del reputado director Isaki Lacuesta. Nos referimos a Cravan vs. Cravan (2002), basado en la vida y milagros del deportista y a la vez poeta Arthur Cravan.
El trío protagonista es para quitarse el sombrero, unas interpretaciones que llegan al alma desde la sencillez y la cotidianeidad. Todos tienen sus motivos para actuar como lo hacen, tanto la pareja que solo desea dar rienda suelta a su felicidad hasta la figura del férreo mánager que pone toda la carne en el asador para que su pupilo llegue a rebajar esos kilitos de más que le impedirían participar en la contienda. Al final tanto el rigor histórico con los datos en la mano (el chaval no duró ni dos asaltos ante un rival que le podía tanto en técnica como en condición física) como las licencias imaginadas en el guion (y que sirven para justificar el título de la película) se dan la mano para dejar en el espectador una mezcla de amargura y dulzura que rezuma originalidad y encanto.
Una película diferente sobre un tema tratado una y mil veces en el cine (verbigracia toda la saga de Rocky) que aquí se ofrece desde ángulos muy distintos a los que nos ha acostumbrado el cine mainstream.