Diamantes En Bruto: Perder de cualquier manera
Título: Diamantes En Bruto.
Título original: Uncut Gems.
Dirección: Ben Safdie, Joshua Safdie.
Guión: Ronald Bronstein, Ben Safdie, Joshua Safdie.
Intérpretes: Adam Sandler, Kevin Garnett, Idina Menzel, Keith Stanfield.
Estreno: 31/01/2020
Productora: Elara Pictures / Scott Rudin Productions / Sikelia Productions / IAC Films.
Distribuidora: Netflix España.
Sinopsis
Howard Ratner (Adam Sandler) es un joyero y padre de familia, carismático y embaucador, que tiene un cuestionable negocio de extravagantes joyas en la ciudad de Nueva York. Tanto en sus chanchullos como en su vida personal siempre asume el máximo riesgo, y por eso siempre está al borde de la bancarrota. Eso sí, está a punto de cerrar un jugoso negocio que involucra una apuesta de alto riesgo que podría hacerle millonario. Pero para hacer esa arriesgada apuesta tendrá que hacer equilibrismos entre sus negocios, su familia y los adversarios que le amenazan por todos los frentes.
Crítica:
El último trabajo de los hermanos Safdie llega a los espectadores a través de la plataforma Netflix, servicio en streaming que, pese a quien pese, lleva unos meses ofreciendo una serie de películas que le dan mil vueltas a la mayoría de los estrenos más populares que van llegando a la cartelera. Tanto en el caso que nos ocupa como en otros recientes estrenos de Netflix (Historias de un matrimonio, El Irlandés) sus creadores coinciden en la total libertad de la que han dispuesto a la hora de abordar sus trabajos. Nunca sabremos si es del todo cierto o forma parte de la estrategia publicitaria, pero lo cierto es que se nota que la mano del productor que mece la cuna aquí no ha sido muy alargada.
“ A Adam Sandler le han caído elogios por todos lados por su imponente caracterización como crápula estafador que busca su sitio en la Gran Manzana podrida de Nueva York.".
Quien siga la trayectoria de estos enfants terribles del cine hollywoodiense, ya sabrán qué tipo de película se van a encontrar. Un desafío similar a Good Times pero elevado a la máxima potencia. Original y atípica para los manufacturados tiempos que corren, nos hallamos ante un chute de adrenalina que no deja indiferente. El inicio del film es apabullante, y no digamos la presentación del protagonista. A partir de ahí todo va de culo y cuesta arriba. Se nos explica la peripecia a partir de un macguffin en forma de pedrusco con incrustaciones golosas que desencadenará una serie de catastróficas desdichas entre todos aquellos que anhelen su posesión, subasta y venta. A Adam Sandler le han caído elogios por todos lados (incluso los detractores de la película reconocen su gran interpretación) por su imponente caracterización como crápula estafador que busca su sitio en la Gran Manzana podrida (imprescindible disfrutar de su ametralladora verborrea en rigurosa versión original) de Nueva York.
Al pobre no le sale una a derechas, y nosotros disfrutamos como posesos cuanto más alcanza el límite del patetismo y más abajo cae. Se pasa todo el metraje tambaleándose psíquica y físicamente, pero siempre aleteando como un tiburón. No para quieto, y en su catatónico deambular salpica a diestro y siniestro a todo aquel que decida compartir emociones y negocios con él. En lo afectivo están su familia y su amante. Su mujer le mete unas pullas que harán temblar al mismísimo Ingmar Bergman, asqueada de que le haga el salto y no tenga cuidado de su prole. A parte también aparecen el resto de familiares judíos, cuya relación cobra tintes surrealistas en una espléndida escena de celebración en un restaurante. En cuanto a su relación extramatrimonial, sólo indicar que nos ofrece algunos de los mejores momentos de la trama. Los diálogos echan chispas, y la química entre Sandler y Julia Fox (¡vaya pedazo debut en la gran pantalla) son inmejorables.
Como si se tratara de una comedia con el toque Lubitsch, aquí las puertas que se cierran y se abren también cobran un protagonismo singular. Dos momentos puntuales que aquí no desvelaremos pero que derivan en los instantes más hilarantes y trágicos. Porque en este film hay mucho humor y mucha desgracia, todo servido a un ritmo de auténtico vértigo salpicado con explosiones de violencia nada contenida y unas interpretaciones de todo el elenco de secundarios que quitan el hipo (ojo a Lakeith Stanfield, visto en Atlanta). Cuanto más sucia es la imagen y más palabrotas por minuto se sueltan más gana el conjunto. No hay casi baches, y si los hay son engullidos por lo enrevesado y taquicárdico de la acción.
Ah, y para seguidores de la NBA destacar la presencia de Kevin Garnett, en un rol que le viene como anillo (de campeón con los Celtics) al dedo.