¿Dónde Está El Truco?: Indicada para niños
¿Dónde está el truco?
Título original
- Il giorno più bello del mondo aka
- Año
- 2019
- Duración
- 104 min.
- País
- Italia
- Dirección
- Guion
-
Gianluca Ansanelli, Alessandro Siani
- Música
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Umberto Scipione
- Fotografía
-
Michele D'Attanasio
- Reparto
-
Alessandro Siani, Stefania Spampinato, Giovanni Esposito, Sara Ciocca, Leone Riva, Enrico Ianniello, Gianni Ferreri, Stefano Pesce, Leigh Gill, Jun Ichikawa, Nicola Rignanese, Benedetto Casillo, Enzo Paci
- Productora
-
Bartlebyfilm, Vision Distribution, Buonaluna
- Género
- Comedia. Fantástico
- Sinopsis
- Arturo Maravilla, es un joven empresario que no está pasando por su mejor momento. Aunque heredó de su padre una compañía de teatro, afamada por sus espectáculos circenses, sus numerosas deudas le han llevado a la crisis y a contar únicamente con el peor de los comediantes del momento: Juanito Sin Blanca. La muerte de un tío lejano de Arturo, parece que será su salvación. Sin embargo, lejos recibir una herencia que le permita pagar sus deudas, deberá hacerse cargo de la familia de su difunto tío: sus hijos adoptivos Joel y Rebeca. Pero no todo es lo que parece, la suerte de Arturo está a punto de cambiar cuando descubre que Joel no habla pero está dotado con extraordinarios superpoderes. ¿Podrá Arturo salvar la compañía de teatro? ¿Y a su nueva familia?.
- CRÍTICA
El comienzo del filme es una alegre fantasía circense en un bonito teatro. En la sala de butacas, un público entregado y, entre bastidores, un niño de nombre Arturo busca a su padre al cual abraza mientras este le dice que ese espectáculo genera «alegría entre el público». Alegría, algo que nunca debe olvidar.
Aunque desde pequeñito aprendió el oficio de su padre, Arturo ha sido incapaz como productor de hacer prosperar el teatro y el espectáculo. Ahora, treinta años después, ya es adulto y la empresa está en quiebra. Ruina total y los acreedores le pisan los talones. Los apuros e impagos le han arrastrado a una salida difícil. El afamado espectáculo ha sucumbido y los actores se han marchado. Apenas cuenta con un pésimo comediante llamado Juanito Sin Blanca, que es una auténtica calamidad como actor y como humorista.
Juanito discute con el gerente Arturo Maravilla, pues la situación de la compañía teatral es catastrófica, por lo que el cierre está próximo salvo un milagro.
Y hete aquí que le comunican el fallecimiento de un tío lejano en los EE. UU. a quien no conocía y que podría ser la salvación a tanta miseria, pues era un hombre muy rico. Pero su tío ha dejado su enorme fortuna a Veruschka, la hermosa enfermera que lo cuidó en sus últimos días. Además, dejó escrito en el testamento que Arturo debería ocuparse de los dos niños que adoptó, Joel y Rebecca.
Al principio se resiste a asumir tal responsabilidad, pero acaba por llevárselos con él a Italia, a su pobre oficina donde malviven todos. Los niños están acostumbrados a las comodidades de caros colegios en Suiza, por lo que cuestionan a Arturo las penurias del precario alojamiento.
Pero la suerte asoma cuando Maravilla observa que el pequeño Joel no habla, pero tiene poderes paranormales. Concretamente el nene tiene el don de mover los objetos mentalmente, lo que se conoce como telequinesia.
Muy pronto entraran en juego unos dudosos científicos entre los cuales está una bonita investigadora. Se interesan por el niño superdotado y a partir de aquí florecerá el amor por la joven, pero también hacen acto de presencia personas malvadas que intentan aprovecharse de las cualidades del infante. En el fondo siempre está el objetivo de salvar la compañía de teatro y a su nueva familia.
El italiano Alessandro Siani (conocido por su interpretación del personaje del cartero Mattia en la película Bienvenidos al sur, 2010), firma su cuarta película como director con esta comedia blanca, muy blanca, amable, ligera y digestiva con un yogurt, con guion de Gianluca Ansanelli y el propio Siani.
Es una película apropiada y recomendable para niños, conducida por un libreto medio naif del tipo historieta gráfica, un humor simple y por momentos cansino, todo ello presidido por una historia con escasa sustancia que gusta a los críos, pero puede llegar a fatigar a los mayores.
A pesar de tener cierto tono de cine de aventuras con tintes cómicos, esto tampoco acaba por florecer pues no hay apenas secuencias momentos especiales de tensión o miedo, pues los malos lo son también de TBO y pacotilla.
Realidad tontorrona y fantasía se mezclan en el filme y, aunque el tono y la puesta en escena chirrían, a veces se pueden encontrar pasajes divertidos. Algunos de ellos: cuando el gentío celebra el pago de las deudas del protagonista y, sobre todo, algunos instantes donde cobran protagonismo unos chavales expresivos y agradables de ver.
Particularmente brillan los números de escenografía circense en los créditos iniciales y también en la última secuencia, que resulta muy bonita escenográficamente hablando. Es también interesante la música compuesta por Umberto Scipione, la dirección artística de las secuencias coreográficas y la fotografía de Michele D’Attanasio.
A propósito del reparto, destacan especialmente Siani, quien se lo monta genial en el rol protagonista de joven arruinado, simplón y dado a las bobadas. Bien Giovanni Esposito, como el payaso sin gracia Juanito cuya presencia acompaña al protagonista en todo momento.
Están muy simpáticos los chavales, particularmente la expresiva Sara Ciocca como Rebecca, pero también Leone Riva como Gioele, el niñito sin habla y telequinésico. Stefania Spampinato acierta con oficio a aportar cierta sensatez a la función en su rol de bonita y amorosa científica llamada Flavia. Por cierto, la niña Rebeca es quien alecciona a Arturo sobre cómo debe hacer para conquistar a Flavia y puedan así, ambos, convertirse en unos papás para ella y su hermanito. Tierno.
La interpretación de los principales personajes se ajusta al guion que, claramente, está escrito para el «presunto» lucimiento del director y actor Siani. Los personajes secundarios cumplen discretamente sus papeles, tal el caso de los ávidos acreedores, los amigos o los científicos malévolos interpretados por actores como Enrico Iannlelo, Gianni Ferreri, Stefano Pesce, Leigh Gill, Jun Ichikawa, Nicola Rignanese, Benedetto Casillo y Enzo Paci.
Podría pensarse que el guion hace aguas en bastantes de los pasajes de la alocada historia, con una mezcla atropellada de incidencias y personajes entre absurdos y delirantes. Los científicos ambiciosos que presiden la Ciudad de la Ciencia; los diálogos en una casa domótica con los electrodomésticos; extraños giros donde no falta un insólito benefactor árabe; una exposición de Leonardo da Vinci donde se expone el famoso dibujo del Hombre de Vitruvio; una vengadora japonesa y cierta falta de tensión dramática.
Pero durante el metraje me di cuenta de que unos niños de seis o siete años que habían ido a ver la peli irrumpían a cada tanto en alborozados gritos y exclamaciones y al final, cuando la felicidad fue plena en la historia, irrumpieron en vivas y aplausos de alegría. No recordaba esas muestras de júbilo desde que en mi infancia aparecía el Séptimo de Caballería para salvar in extremis a los pobres colonos acosados por los indios; o cuando en aquellos tiempos del cuplé, la película acababa con un casto beso y los asistentes en aquellos cines de verano batían palmas.
Entonces me di cuenta de que esta película está confeccionada a la medida de los niños, no de los adolescentes, de los niños entre 4 y 10 años que siguen teniendo un pensamiento intuitivo y fantasioso (el paso de la fase preoperatoria al pensamiento concreto, según Piaget) capaz de empatizar con las locas imágenes de este filme, asumiendo sus dislates, pues no ven pifia alguna en tales desatinos.
En suma, el conjunto de la película es «veraniego» y hace disfrutar al público infantil, por cuanto ofrece una aventura optimista y familiar, lo cual he tenido oportunidad de comprobar personalmente. Sobre todo, cuando al final la pareja protagonista se besa y los buenos vencen a los malvados.
No obsta para que la película quede a enorme distancia de otras producciones del mismo estilo.
Escribe Enrique Fernández Lópiz Revista Encadenados