Han Solo. Una Historia de Star Wars: El retorno de la aventura
Segundo de los spin-offs sobre la saga Star Wars, después de Rogue One: Una historia de Star Wars (2016). La película está dirigida por Ron Howard (En el corazón del mar, El desafío - Frost contra Nixon).
Ciencia Ficción | 135 min. | USA | 2018
Título: Han Solo: Una historia de Star Wars.
Título original: Solo: A Star Wars Story.
Director: Ron Howard.
Guión: Lawrence Kasdan, Jonathan Kasdan (Personaje: George Lucas).
Intérpretes: Alden Ehrenreich, Emilia Clarke, Donald Glover, Woody Harrelson.
Estreno en España: 25/05/2018
Productora: Lucasfilm / Walt Disney Pictures / Allison Shearmur Productions / Imagine Entertainment.
Distribuidora: Walt Disney Spain.
Sinopsis
Comienza una nueva aventura por una galaxia muy muy lejana. En este viaje conoceremos al bribón más querido de la galaxia. Después de varias atrevidas huidas desde lo más oscuro y profundo de los bajos fondos criminales, Han Solo (Alden Ehrenreich) conoce a Chewbacca (Joonas Suotamo), un peludo, robusto y entrañable Wookiee que será el co-piloto del Halcón Milenario. En esta nueva aventura sobre los orígenes del contrabandista, Han Solo también conocerá al famoso jugador Lando Calrissian (Donald Glover). Juntos iniciarán un viaje que encauzará a uno de los héroes más inesperados de la saga Star Wars.
Crítica
Tras la compra de la saga galáctica por parte de Disney, empezábamos a vislumbrar un cúmulo de películas que continuaban aquellas historias que influyeron a multitud de generaciones desde los años 70. Al principio una película anual, pero ya son dos por año, y próximamente una serie de animación y un par de trilogías más al margen de la central.
Incluso para Star Wars, esta saturación puede jugar en su contra. En esta galaxia warsie surge una necesidad fundamental de cara al espectador: diferenciar cada producto de manera notable.
Rogue One acabó siendo una película de Segunda Guerra Mundial en el universo Star Wars, pero Han Solo ha seguido otro camino más adecuado a la horma de su protagonista.
Los spin-offs, un terreno más… ¿abierto?
Cuando surgió la noticia de los spin-offs, se vendieron como películas independientes, con mayor libertad para los directores. Esta idea, en principio acertada y esperanzadora, ha quedado aguada tras las dos experiencias hasta el momento: los reshoots acabaron por rodar de nuevo la mitad Rogue One, y con Han Solo Phil Lord y Chris Miller, directores originales, fueron apartados durante el rodaje en un movimiento que acabó con el primer crédito que ahora figura tras el metraje: dirigido por Ron Howard.
Con semejantes precedentes uno duda de esta independencia, pero lo cierto es que sí se observa un esfuerzo por alejarlas de la historia principal en género y tono. Rogue One acabó siendo una película de Segunda Guerra Mundial en el universo Star Wars, pero Han Solo ha seguido otro camino más adecuado a la horma de su protagonista.
El retorno de la aventura.
Han Solo recupera ese género de aventuras clásico con un personaje que se presta a ello (marcado por la sombra del que fuera nombre propio del género, aquél joven Harrison Ford). La película aprovecha todos los recursos que este entorno ofrece para crear un producto que quizás se relacione más con las películas en las que Ford portaba látigo y sombrero en vez de bláster. Otro ingrediente dado en pequeñas dosis son esas convenciones de las películas de atracos (robo imposible, plan descabellado y fuga) que aligeran una trama que se esfuerza por asentar rápidamente sus bases para comenzar con los fuegos artificiales.
¿El auténtico Han Solo?
La película no pierde tiempo en su primer acto, tratando de que sea lo más ligero posible: la presentación de los personajes principales (interpretados por Alden Ehrenreich y Emilia Clarke) se hace inadecuadamente a través de un par de escasos diálogos llenos de tópicos (los huérfanos que desean salir de una vida de esclavitud y pobreza). Nada que ver con aquel momento inmensamente cinematográfico de Luke mirando al horizonte bajo los dos soles. Ambos explican lo mismo, pero de formas completamente distintas.
Pasado este mal trago inicial comenzaba el reto para la película: hacernos creer que este Han es el mismo Solo que se nos presentó hace 40 años.
En pocas palabras: lo consigue. Y de forma realmente acertada, pues aquel canalla que tan bien funcionaba como secundario es traído a primer término con una mayor inseguridad que hace de él un protagonista eficaz. La única nota negativa es la absoluta falta de química con Clarke, que no parece saber moverse en terrenos que implican mayor cercanía emocional y menos acción. Por último, Donald Glover consigue una perfecta (re)interpretación de Lando, dotando a la instrumentalidad del papel de emoción y carisma.
En resumen, Han Solo se convierte en una entretenida película de aventuras, plagada de referencias a la trilogía original, pero tratando de hacerse un hueco con elementos propios, como una banda sonora que incluye coros más étnicos y alejados de los tradicionales a los que nos tenía acostumbrados John Williams. Una píldora refrescante para el espectador medio y para el fan acérrimo de la saga.