CRÍTICA DE CINE

Historias Para No Contar: Balas ocurrentes e inofensivas

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Historias para no contar

Cartelera España 25 de noviembre  

Título original

Historias para no contar
Año
Duración
99 min.
País
 España
Dirección

Cesc Gay

Guion

Cesc Gay

Música

Arnau Bataller

Fotografía

Andreu Rebés

Reparto

Chino DarínAntonio de la TorreJavier ReyAnna CastilloÀlex BrendemühlMaría LeónEva ReyesJosé CoronadoAlexandra JiménezAlejandra Onieva, ver 8 más

Compañías

Imposible Films, Movistar Plus+, Nocontarfilm, RTVE, TV3

Género
ComediaDrama
Sinopsis
Narra situaciones en las que nos podemos reconocer y que preferiríamos no explicar, o incluso olvidar. Encuentros inesperados, momentos ridículos o decisiones absurdas, cinco historias con una mirada ácida y compasiva a la incapacidad para gobernar nuestras propias emociones.
 
CRÍTICA

Comparar a Cesc Gay como un homólogo catalán de Woody Allen no resulta nada novedoso a estas alturas, pero cuando uno repasa su filmografía es imposible no pensar en el neoyorquino y las múltiples similitudes que se establecen. Esa facilidad para el diálogo rápido, natural e ingenioso. Ese estilo clásico cristalino al servicio de una historia y unos personajes, más que a la satisfacción del ego y los delirios de grandeza.

Esa soltura para sacar petróleo de sus intérpretes. Esos personajes acomodados que viven en unos contextos-burbuja en el que no hay crisis. Una burbuja que funciona como una cierta vía de escape para el espectador que, no obstante, conecta con nuestra cotidianidad sentimental en la que, no importa que puedan repetirse, casi siempre apetece entrar en sus propuestas por una reconfortante ligereza que, a la vez, es intelectualmente gratificante.

Después de adaptarse a sí mismo con Sentimental, Gay firma otra cinta de episodios –otro nexo en común con Allen- en la línea de Una pistola en cada mano (2012). Si bien en esa el leitmotiv eran las relaciones de distintos tipos de hombres maduros, Historias para no contar amplia el espectro de edad en estos relatos cuyo eje central son muchos secretos y pocas revelaciones.

Aunque menos inspirado que de costumbre, la mano y eficiencia del barcelonés sostienen cada uno de sus pasajes sin desmoronarse. Como toda película por capítulos, es irregular, pero todas poseen sus puntos de interés. En una cadencia que va de más a menos, pasamos de un primer cuento fresco y divertido a un cierre que es el más conservador del conjunto.

Pero, aun trabajando con lo más mundano y vago de su filmografía, la gracia sigue estando presente y Gay logra dar a todas sus historias giros más o menos sorprendentes con los que retener la atención. A vigorizarlas también ayuda un reparto competente y atinado donde sobresalen una descacharrante Anna Castillo, un Antonio de la Torre que cotiza menos de lo que debería en comedia o un José Coronado que da la vuelta a sus galanes habituales.

Donde Gay flojea es en su labor tras las cámaras, en cuya eficaz sencillez en la puesta en escena irrumpen unos saltos de raccordcantosos por momentos que sacan en ocasiones de la escena y del desarrollo del trabajo actoral. Un aspecto que sí que desearíamos no tener que contar. Superado esto, el film es un divertimento más que correcto, bien robustecido por un elenco, que se ve con una sonrisa, pero que carece de la trascendencia emocional que el cineasta ha dejado en otros títulos suyos configurados desde la coralidad como En la ciudad (2003) o la mencionada Una pistola para no contar.

Algo que también le pasa a alguien tan prolífico como Allen, pero que con Gay duele un poquito más porque no se prodiga tanto como el de Brooklyn, por desgracia. Pero, como aquél, hasta en el modo más perezoso, cumple.