Bajocero: Presos de paja
Bajocero
Netflix (estrenos destacados) 29 de enero
Título original
- Bajocero
- Año
- 2021
- Duración
- 106 min.
- País
- España
- Dirección
- Guion
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Fernando Navarro, Lluís Quílez
- Música
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Zacarías M. de la Riva
- Fotografía
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Isaac Vila
- Reparto
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Javier Gutiérrez, Karra Elejalde, Luis Callejo, Patrick Criado, Andrés Gertrudix, Isak Férriz, Miquel Gelabert, Édgar Vittorino, Florín Opritescu, Ángel Solo, Àlex Monner, Sebastián Haro
- Productora
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Morena Films, Amorós Producciones, Televisión Española (TVE), ICIC (Distribuidora: Netflix)
- Género
- Thriller. Intriga | Policíaco. Crimen
- Sinopsis
- Invierno. En una fría noche cerrada, en mitad de una carretera despoblada, un furgón policial blindado es asaltado durante un traslado de presos. Alguien busca a alguien de su interior. Martín, el policía conductor del furgón, consigue atrincherarse dentro del cubículo blindado con los reclusos. Obligado a entenderse con sus enemigos naturales, Martín tratará de sobrevivir y cumplir con su deber en una larga noche de pesadilla en el que se pondrán a prueba incluso sus principios.
- CRÍTICA
Bajocero se une a toda la serie de películas españolas de cine negro que beben del modelo de representación clásico readaptándolo al patrón local de nuestro país. Reconocibles por aquellos elementos y situaciones que son comunes en este tipo de género o subgénero, utilizan este esquema asimilable por el público para profundizar en la realidad social que nos rodea. Sin alargarnos en el tiempo podríamos citar 70 binladens, Cuando los ángeles duermen, Mi hijo, Hogar o No matarás como algunos ejemplos que transitan por el terreno del thriller.
Martín (Javier Gutiérrez) es un policía nacional que en su nuevo destino debe conducir el furgón que traslada a unos presos de un penal a otro. Su retrato nos muestra a un recién llegado que parece encontrarse fuera de su entorno habitual y que debe familiarizarse con la metodología de su nueva ocupación. Por encima de todo es un hombre que se atiene a las reglas establecidas y que tiene claro la frontera entre lo que, profesionalmente, está bien o está mal, de ahí el mensaje recurrente que lanza a lo largo de toda la película respecto a mantener la fidelidad a la Ley.
A partir del traslado nocturno de los presos se construye un relato policiaco en el que el protagonista se enfrenta a una serie de dificultades que dan un vuelco a lo que tenía que ser un trabajo rutinario. El asalto al furgón trastoca todos los planes y, junto con la violencia innata de este hecho, Martín quedará equiparado al resto de presos, encerrado en el espacio delimitado del furgón, estableciéndose nuevas alianzas entre todos ellos.
El guion, obra de Fernando Navarro y el propio realizador, marca los tiempos de una forma casi académica, con un prólogo y un epílogo que encierran las tres fases clásicas (planteamiento, nudo y desenlace), en el que hay una especial fijación por justificar la acción para que ésta sea creíble (la orden para no llevar móviles, el uso de una ruta alternativa, la falta de comunicaciones, el blindaje del furgón) y que supone la parte más endeble del guion.
Con esta estructura, las características del cine policiaco carcelario se exportan al espacio reducido del furgón, una cárcel externa, y que gracias a los sucesos que ocurren termina siendo el receptáculo común para todos los personajes, sean libres o presos.
En este sentido, mientras la narración se circunscribe a este entorno físico la película es extraordinariamente solvente pues esa especie de diligencia moderna supone una representación de todo aquello que podemos ver en la sociedad, tanto lo que se reviste de características positivas (sentido de la justicia, solidaridad, compañerismo) como negativas (egoísmo, violencia, corrupción), pues cada personaje simboliza una parcela de esa realidad que podemos enlazar con hechos y sucesos de nuestra actualidad.
Y, por debajo de esa estructura de cine policiaco, aflora el aroma del western reconocible en uno de los elementos característicos de este género como es el uso del paisaje de resonancias darwinianas donde el hombre lucha por sobrevivir diluido en su inmensidad. La película juega con los exteriores nocturnos en la carretera, sin apenas visibilidad, donde la amenaza se esconde tras la niebla; un paisaje frío, con temperaturas gélidas, que sirve de soporte para el enfrentamiento entre los personajes poniendo al protagonista en una situación extrema.
La violencia descarnada y el tono seco que imprime la película sirve como base para alimentar la reflexión principal que nos plantea: hasta qué punto el hombre, individualmente, se convierte en ejecutor de su propia justicia. En este punto la referencia lejana sería el cine de Peckinpah y su violenta Perros de paja (Straw dogs, 1971), protagonizada por un Dustin Hoffman que también encarnaba un hombre un tanto apocado muy diferente a todos los personajes que le rodeaban.
Hasta dónde se puede mantener la apelación a la justicia del Estado si ésta no es satisfactoria y cuáles son los límites que separan el bien del mal son algunas de las preguntas que lanza la película; y ese el verdadero enfrentamiento al que se ve sometido Martín. Físicamente, tendrá que luchar a brazo partido con casi todos los personajes que salen en pantalla para sobrevivir, pero realmente la pelea es consigo mismo para intentar comprender qué está pasando y, sobre todo, si es capaz de entender y ponerse en la piel del personaje de Miguel (Karra Elejalde).
En cualquier caso, para Martín ya nada será igual. La certeza mostrada al inicio se tambalea en la parte final del filme y la mirada reflexiva al espejo y el plano secuencia mientras aparecen los títulos de crédito finales deja patente la evolución y el tono pesimista general que destila el filme.
Bajocero, sobre todo en su primera parte, es un thriller notable que mantiene la tensión jugando con elementos reconocibles para el espectador, con una planificación y un montaje inherentes al género negro que le dan un empaque visual digno que enmarca todo ese aire de misterio que esconde la amenaza desconocida del exterior y donde todos los personajes, sea cual sea su condición, se tornan vulnerables.
La película sale beneficiada también de un reparto coral encabezado por un magnífico trabajo —otro más— de Javier Gutiérrez, acompañado en esta ocasión por Luis Callejo. Protagonizada únicamente por personajes masculinos, la presencia femenina está latente como vínculo emocional de sus protagonistas y recordatorio de la lacra de violencia machista que asola nuestra sociedad.
Escribe Luis Tormo | Fotos Netflix Revista Encadenados