CRÍTICA DE CINE

I am not a serial killer: Impulsos oscuros

¿Qué ocurre cuando un chaval, que se aburre soberanamente en un pueblo norteamericano perdido, empieza a desarrollar una serie de impulsos criminales coincidiendo con unos horribles asesinatos fruto de un más que posible asesino en serie. ¿Y si ese mozalbete encima trabaja de ayudante en una morgue?. 

Terror | 104 min. | Irlanda 2016

Título: I Am Not a Serial Killer.
Título original: I Am Not a Serial Killer.
Director: Billy O'Brien.
Guión: Christopher Hyde, Billy O'Brien (Novela: Dan Wells).
Intérpretes: Max Records, Christopher Lloyd, Laura Fraser, Karl Geary.

Estreno en España: 16/06/2017 
Productora: Floodland Pictures / Fantastic Films / Level 5 Films

Distribuidora: Tripictures

Sinopsis

John Wayne Cleaver es un adolescente obsesionado con los asesinos en serie que, pese a sus tendencias sociópatas, hace todo lo posible para no convertirse en uno de ellos. Cuando el frío pueblo del Midwest americano donde vive se ve acechado por una ola de sangrientas muertes, John decide perseguir al culpable, bajo la amenaza de descubrir que él es mucho peor que su enemigo. 

Crítica

¿Qué ocurre cuando un chaval, que se aburre soberanamente en un pueblo norteamericano perdido, empieza a desarrollar una serie de impulsos criminales coincidiendo con unos horribles asesinatos fruto de un más que posible asesino en serie. ¿Y si ese mozalbete encima trabaja de ayudante en una morgue?. Esto es lo que se nos plantea en I am not a serial killer (Yo no soy un asesinio en serie), un titulo que se resuelve como toda una declaración de intenciones que expresa la ambivambivalència de pensamiento y obra de su joven protagonista.

El film se inicia con usa de esas escenas escabrosas y malsanas que consiguen que apartes la mirada de la pantalla.

El film se inicia con usa de esas escenas escabrosas y malsanas que consiguen que apartes la mirada de la pantalla. Y es que ser testigos de primera mano y en primer plano de como se embalsama un cadáver con todo lujo de detalles (escarpelo incluido) no es plató de fácil digestión. Pero no hay que alarmarse, aquí el gore va a brillar por su casi ausencia y cuando aparezca será para provocar más el cachondeo de la platea que otra cosa. 

Exceptuando esa secuencia un tanto tensa con la que se abre la trama el resto del metraje ya no nos deparará sorpresa alguna, conduciéndose por cauces manidos de vademécum del género e incluso alejando la càmera en los momentos que puedan llegar a ser más repulsivas. Quizás el fuera de campo hubiera sido más efectivo, porque atisbar como una persona está degollando a otra mientras vuelan higadillos y demás vísceras desde la lontananza consigue que te involucres muy poco en la acción.

Cine de bajo presupuesto y voluntad de provocar escalofríos se resuelven como objetivo básico de una producción que no pasará precisamente a la historia del cine por su calidad técnica ni artística. En cuanto a la primera se refiere, sí que hay que reconocer una muy correcta ambientación de ese lugar inhóspito perdido de la mano de Dios (tipo Fargo) donde dan ganas de que pasen cosas terribles por su pasividad e hieratismo. Pero la puesta en escena es tan funcional y el guion tan repetitivo que el mismo cansancio de los habitantes del lugar acaba contagiándose  en el espectador ávido de emociones Fuertes que aquí no hallará.

En cuanto al elenco actoral se refiere, vale la pena destacar la presencia del veteranísimo Christopher Lloyd (casi 80 años le contemplan), en un rol de venerable anciano que esconde más de un secreto. Parece que el actor que pasará a la historia por la trilogia de Regreso al futuro le ha cogido el gustillo al cine de terror en su vejez, ya que acaba de rodar bajo las órdenes de Jaume Balagueró Muse, a la que se unirá Making a Killing, dirigida por David Hume. Lloyd està acompañado por el joven Max Records (el niño protagonista de Donde viven los monstruós, de Spike Jonze); la actriz escocesa Laura Fraser (Destino de Caballero, Breaking Bad) y el intérprete irlandès Karl Geary (Experimenter: la historia de Stanley Milgram, Mimic).​

En definitiva, un indie salpicado de litros de hemoglobina bien filmado por Billy O´Brien (autor de las olvidables Expermento mortal y Scintilla), aunque el guion firmado por él mismo se muestre carente de fuerza, sobre todo en lo que respecta a esos giros de corte fantástico metidos con calzador en la parte final que no hacen ningún bien a la credibilidad del conjunto.