CRÍTICA DE CINE

Las inocentes: La cruz bélica

Desde hace varios lustros el cine europeo viene entregando una serie de obras que examinan aspectos poco tratados de los conflictos armados del siglo XX, con la microhistoria como gran bandera. Hoy la directora Anne Fontaine se luce al indagar en un tópico delicado como las violaciones masivas…

Drama | 100 min. | Francia 2016

Título: Las Inocentes.
Título original: Les innocentes (Agnus Dei).
Director: Anne Fontaine.
Guión: Sabrina B. Karine, Pascal Bonitzer, Anne Fontaine, Alice Vial.
Actores: Joanna Kulig, Lou de Laage, Agata Buzek, Agata Kulesza. 

Estreno en España: 23/12/2016 
Productora: Aeroplan Film / Mandarin Films

Distribuidora: Caramel Films

 

Sinopsis

Narra la historia real de unas monjas polacas embarazadas tras ser violadas por las tropas rusas tras terminar la II Guerra Mundial. Agosto de 1945. Un monasterio cerca de Varsovia (Polonia) alberga un oscuro secreto. Mathilde Beaulieu es una joven médico enviada por la Cruz Roja con el fin de garantizar la repatriación de los prisioneros franceses heridos en la frontera entre Alemania y Polonia. Pero la sorpresa llega cuando descubre que una gran parte de las hermanas del convento están embarazadas por soldados del Ejército Rojo. Aunque Mathilde es inexperta, deberá aprender a sacar adelante esta inusual situación y ayudar a las hermanas. 

Crítica

En diciembre de 1945, en Polonia, una monja escapa sigilosamente del convento donde reside en pos de dar con un médico. Unos niños que viven en la calle la conducen a un destacamento francés de la Cruz Roja que está socorriendo a los sobrevivientes galos de la Segunda Guerra Mundial. Mathilde Beaulieu (Lou de Laâge), una joven doctora, accede a acompañarla hasta el claustro y allí mismo descubre que ha sido llamada para asistir a una mujer embarazada que está en trabajo de parto.

La directora sale triunfante de la difícil tarea de tratar con sensatez un período de transición y heridas abiertas.

La Madre Superiora Jadwiga Olezka (Agata Kulesza) y su mano derecha Maria (Agata Buzek) le informan que la congregación albergó a la susodicha porque su familia la rechazó de lleno. Mathilde realiza una cesárea y promete regresar al día siguiente con penicilina: precisamente en esa segunda jornada descubrirá que existen más mujeres en ese estado, siete en total, todas monjas violadas por el ejército ruso.

La nueva propuesta de Anne Fontaine, una directora que continúa disfrutando de una muy buena racha iniciada con Madres Perfectas (Adore, 2013) y La Ilusión de Estar Contigo (Gemma Bovery, 2014), juega a partir de ese momento con una suerte de “contrato” entre las religiosas y Beaulieu: las primeras la instan a que guarde el secreto para evitar que las autoridades cierren el convento, afirmando que les cederán los bebés a familiares de las madres, y la segunda acepta el silencio a condición de que las mujeres reciban el cuidado médico adecuado, circunstancia que lleva a que ella misma termine auxiliando a las monjas y trayendo a los niños a este mundo.

Películas sobre los horrores de la guerra y acerca del oscurantismo religioso hay muchas, no obstante Las Inocentes (Les Innocentes, 2016) traza su propio camino ya que analiza la dimensión humana y moral del padecimiento de turno.

En vez de pincharnos con una serie de tragedias o de poner en primer plano todo el tiempo el inmundo complejo de culpa automatizada del cristianismo, el guión de Pascal Bonitzer, Sabrina B. Karine, Alice Vial y la realizadora -basado en hechos verídicos- se centra en el desarrollo de personajes y especialmente en la amistad que Mathilde va construyendo en paralelo con Maria y Samuel (Vincent Macaigne), un colega e interés romántico del film. 

La trama combina con inteligencia las consecuencias visibles del infortunio (léase el estrés postraumático y la confusión) y un contexto inestable que marca a fuego la idiosincrasia y el devenir de las protagonistas (a lo que se añade un intento de violación a Beaulieu en una estación de control de las fuerzas soviéticas de ocupación). De hecho, el opus de Fontaine se luce en la difícil tarea de tratar con sensatez un período de transición y heridas abiertas.

Honrando una especie de progresión dramática inversa que suma complejidad y enriquece a la película, la frialdad de las monjas de a poco va dejando paso a emociones más a flor de piel y -por el contrario- donde antes parecíamos vislumbrar comprensión y piedad luego hallamos intolerancia religiosa hacia la vida que escapa a los moldes prefijados por los cónclaves, esos diletantes de la hipocresía institucionalizada del catolicismo.

 Esta sucesión de sorpresas, tan paradójicas como humanas, garantizan el dinamismo a nivel narrativo y nos alejan de cualquier interpretación fundamentalista y/ o dogmática de conceptos como “fe”, “providencia” o “esperanza”, dejándonos al amparo de los vínculos inmediatos y de nuestra capacidad de respetar al otro en su propia heterogeneidad. A partir de una fotografía exquisita a cargo de Caroline Champetier y un maravilloso trabajo por parte de todo el elenco, Las Inocentes funciona como un estudio muy interesante sobre el choque entre el acervo cultural/ ideológico de las víctimas y las vicisitudes de un entorno volcado a un constante revanchismo bélico que desconoce la misericordia o aboga por la indiferencia…

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