Una comisaría de policía de un pequeño pueblo se convierte en el improbable campo de batalla entre un asesino a sueldo, una inteligente policía novata y un estafador que busca refugio tras las rejas sin ningún lugar al que huir.
CRÍTICA
Si algo caracteriza el cine de Joe Carnahan es su absoluta libertad a la hora de proponer historias que no tienen miedo en jugar con los elementos de género. En sus películas se suele partir de ideas muy básicas que en un momento determinado derivan hacia el absurdo y que finalmente acaban convirtiéndose en grandes y efectivos entretenimientos. Ya demostró este gusto por el caos y lo imprevisible en películas como “Infierno blanco”, “Muere otra vez” y” Giro inesperado”, en las que la historia era cualquier cosa menos rutinaria.
En “Juego de asesino”, traducción muy libre de “Copshop”, Joe Carnahan perfecciona su estilo y nos sumerge en una ensalada de tiros llena humor y de guiños y referencias cinéfilas de lo mas variopintas. La historia nos sitúa en una pequeña comisaria de medio oeste que se verá enfrascada en un sangriento campo de batalla cuando son detenidos un misterioso estafador y un despiadado asesino a sueldo. Lo que parece una situación controlada por leales y aburridos policías acabará derivando en una carnicería de proporciones bíblicas. Cualquier cosa puede pasar antes de que termine la noche.
Si les suena esta pequeña sinopsis es porque en realidad la cinta es solo una vuelta de tuerca de clásicos como “Rio bravo” o Asalto a la comisaría del distrito 13, es decir, películas en las que un grupo de asesinos necesitan entrar en una cárcel para matar a un sospechoso cuyo testimonio puede ser muy peligroso para la organización. “Juego de asesino” juega con todos estos elementos y les da un toque pulp y ochentero que en ocasiones recuerda mucho al cine de Tarantino. Todo ello además regado de mucho humor y sobre todo de mucha sangre.
Frank Grillo y Gerdad Butler son los encargados de dar vida a esta locura de película y lo hacen como ellos mejor saben, dándose todo tipo de golpes y disparando contra todo aquello que se mueva. Ambos están bien y dan a la película el toque de testosterona que necesita. También destaca Alexis Louder haciendo de heroína de pelo rapado a la que es mejor no tomarse en broma.
El resultado final es una película llena de giros y humor con la que es muy difícil sentirse defraudado. Es puro entretenimiento.