La Asfixia: El silencio
Título: La Asfixia.
Título original: La Asfixia.
Dirección: Ana Bustamante.
Guión: Ana Bustamante, Bárbara Sarasola-Day.
Intérpretes:
Estreno: 13/02/2020
Productora: Cine Concepción / Nanuk Audiovisual.
Distribuidora: Cineteca.
Sinopsis
A Ana a veces le falta el aire. La causa, según su madre, es que durante su embarazo hubo un momento en que no pudo respirar. Ese evento ocurrió durante el conflicto armado interno en Guatemala, en la tarde del 13 de febrero de 1982. Ese día, el padre de Ana, Emil, fue detenido y desaparecido junto a otras 45 mil personas. Anna, que debió de nacer en Guatemala, terminó naciendo en México luego de que su madre huyera de la dictadura y ahora, en el silencio y el miedo que aún perduran en una sociedad de posguerra, se sumerge en la memoria de sus familiares y de quienes conocieron a su padre, para buscar entre los recuerdos que todavía no se han pronunciado o se esconden, con la posibilidad de encontrar sus restos y conseguir justicia para su padre y toda una generación.
Crítica de Vicente I. Sánchez:
La guerra civil que desoló a Guatemala entre 1960 y 1996 produjo oficialmente 200.000 muertos y miles de desaparecidos, la mayoría a manos de las fuerzas de seguridad del Estado. Se trata de una herida que aún no ha superado el país y sobre la que ha reinado el silencio y la impunidad. Un ejemplo lo tenemos con el exdictador Efraín Ríos Montt, condenado en 2013 a 80 años de prisión por genocidio durante su mandato entre 1982 y 1983. Sorprendentemente el veredicto fue anulado poco tiempo después por unos supuestos errores de forma durante el procedimiento. La realidad es que Ríos Montt falleció en 2018, a los 91 años, sin haber respondido por los crímenes.
Entre los miles de muertos se encuentra el padre de Ana Bustamante, realizadora del documental “La asfixia”. Un trabajo que busca sumergirse en la memoria de sus familiares y en quienes llegaron a conocer a su padre, para lograr hacer un retrato del hombre que nunca llegó a conocer. Un acontecimiento que, lógicamente, causó una gran horror y conmoción en la familia y que da título a la película: Ana siente que se asfixia. La causa, según su madre, es que cuando se enteró de la muerte de su marido, estando embarazada de ella, se quedó sin aliento.
“La asfixia” es una película necesaria. No tanto por su calidad artística o técnica, sino por la valentía con la que afronta un tema que es prácticamente un tabú en Guatemala".
"La asfixia” es una película necesaria. No tanto por su calidad artística o técnica, sino por la valentía con la que afronta un tema que es prácticamente un tabú en Guatemala. Se trata de un demoledor testimonio sobre el silencio y el miedo que aun existe en la sociedad. A través de numerosos testimonios iremos viendo como Guatemala ha enterrado la historia y ha preferido olvidarla. No existe una condena y las instituciones públicas jamás se hicieron responsables. Han pasado 37 años desde la desaparición del padre de Bustamante y aun hoy nadie se siente libre para hablar. Muchas familias prefieren reconocer que fueron víctimas de guerrillas y secuestradores que decir que tienen parientes asesinados por el estado. Miedo que provoca resignación y sumerge a las familias en un espiral que no son capaces de cerrar.
Ana Bustamante propone un viaje por la memoria y el olvido. Así lo vemos en la entrevista a la madre que no es capaz de reconocer a su marido en algunas fotos o en amigos que no recuerdan si estaban en determinadas manifestaciones. Poco a poco el tiempo va cobrando protagonismo y se sitúa como un personaje más. La memoria suele ser la primera víctima que se cobra el horror. Es entonces cuando la mitificación, la leyenda y el miedo aparecen. Temas en los que “La asfixia” propone interesantes reflexiones.
Ana Bustamante se presenta como una interesante directora que parece moverse muy bien por los fantasmas y recuerdos del pasado. Hay mucho de Chris Marker, Jonas Mekas y de José Luis Guerin en la forma de entender el tiempo y el espacio que tiene la película. Directores con los que necesariamente debe estar familiarizada la directora.
Poco se le puede reprochar a un documental como “La asfixia. Más aun en un país en el que apenas existe industria cinematográfica y en el que ha imperado el silencio durante años. Ana Bustamante nos invita a conocer a su padre y al mismo tiempo disecciona con bisturí los problemas sociales y morales de Guatemala. La transición hacia la paz comienza con pequeños actos de valentía como este.