La Trinchera Infinita: La soledad de la guerra
Título: La Trinchera Infinita.
Título original: La Trinchera Infinita.
Dirección: Aitor Arregi, Jon Garaño y José Mari Goenaga.
Guión: Luiso Berdejo, José Mari Goenaga.
Intérpretes: Antonio de la Torre, Belén Cuesta, José Manuel Poga, Vicente Vergara.
Estreno: 31/10/2019
Productora: La Claqueta PC / Manny Films / Irusoin / Moriarti Produkzioak.
Distribuidora: eOne Films Spain.
Sinopsis
Higinio (Antonio de la Torre) y Rosa (Belén Cuesta) llevan pocos meses casados cuando estalla la Guerra Civil. Es el año 1936 y la vida de él pasa a estar seriamente amenazada. Aunque intentará huir, el miedo a ser detenido y a las posibles represalias, además del amor que siente por su mujer a la que no puede abandonar, les condenará a ambos a un encierro que se prolongará durante más de 30 años.
Crítica de Vicente I. Sánchez:
Pocas eran las quinielas que no situaran a “La trinchera infinita” entre las favoritas para hacerse con “La Concha de Oro”. Algo comprensible dado el entusiasmo con el que fue recibida la cinta de el trío vasco formado por Jon Garaño, Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga. Más en un año en el que no se han visto demasiadas buenas historias en Sección Oficial.
Finalmente el jurado de esta edición les ha otorgado los premios a Mejor dirección, guion, Feroz y FIPRESCI. Un correcto reconocimiento que, sin embargo, deja una rara sensación ya que la Concha de Oro ha sido para la mediocre “Pacificado”, dirigida por Paxton Winters y producida por Darren Aronofski. Premio excesivo para una película bastante olvidable.
“Con “La trinchera infinita” Jon Garaño, Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga consolidan una carrera que les sitúa entre los directores más interesantes y versátiles del panorama".
Quizás el jurado se ha dejado influir por un grupo de periodistas, de la escuela de Andre Bazin, que definieron “La trinchera infinita” como demasiado formal y conservadora; “Sin alma ”. Y es cierto que estamos ante una película muy formal, casi clásica, pero tan emocionante y potente que es difícil no dejarse cautivar por la propuesta. Una cinta que cualquier festival querría tener ente sus películas a concurso, ya que logra emocionar sin caer en la provocación o el exhibicionismo. Aspecto demasiado frecuente en el cine en concurso.
Jon Garaño, Aitor Arregi y Jose Mari Goenaga, ya sea juntos o por separado, han dirigido “Handia” y “Loreak”. Auténticos referentes dentro la cultura audiovisual vasca, y a la postre dos de la películas más estimulantes que a dado la industria española en los últimos años. Con “La trinchera infinita” consolidan una carrera que les sitúa entre los directores más interesantes y versátiles del panorama.
La cinta es una propuesta madura, serena, con un guion muy bien trabajado y con una fotografía casi perfecta. La cinta se va construyendo a fuego lento, sin prisas, para contarnos la historia de un hombre que tiene que vivir escondido en su casa durante más de treinta años. Es una historia sobre la Guerra Civil, pero sin caer en los tópicos de siempre. Hay un repaso a 30 años de historia de España, desde el inicio de la contienda, hasta la declaración de amnistía en 1969. Todo bajo el prisma de un hombre escondido en un agujero dentro de su casa.
El tema del “topo” ya había sido tratado con éxito en alguna película como “Mambrú se fue a la guerra”, de Fernando Fernán Gómez, pero en esta ocasión se profundiza más en la soledad y angustia de vivir encerrado durante 30 años. Podemos sentir la locura y frustración que siente Higinio al no poder salir al exterior, y ver como la vida pasa ante sus ojos sin poder participar.
Muestra una España triste y terrorífica que aun no ha cerrado sus heridas. El sentimiento cainita, tan presente en nuestra cultura, puede apreciarse en las rencillas internas y odios que sufre el pueblo donde se desarrolla la historia. Un lugar donde el ajusticiamiento y los fusilamientos solo son cuestión de tener la oportunidad y de ser más rápidos.
Sea como sea, estamos ante una lección de cine en cuanto a puesta en escena, guion e interpretaciones se refiere. Con una Belén Cuesta y Antonio de la Torre soberbios, sin duda en los punto más alto de sus carreras. Los papeles de Higinio y Rosa son un regalo para cualquier actor con ganas de destacar.
Quizás tiene algunas decisiones arriesgadas, como el acento excesivamente cerrado e incomprensible de sus protagonistas. Hay momentos en los que es difícil entender qué se está diciendo. Por otra parte los 147 minutos de metraje pueden hacerse algo largos y posiblemente habría sido más redonda con veinte minutos menos. “La trinchera infinita” no es una película perfecta, pero cuesta no sentirse entusiasmado por la emotividad y verdad que desprende.