Loving Vincent: Cine al óleo
Loving Vincent es la obra de los directores Dorota Kobiela y su esposo Hugh Welchman, una película de animación muy particular que se encarga de ahondar en la vida del pintor Vincent Van Gogh desde una perspectiva de suspenso, detectivesca por momentos y con una sensibilidad pocas veces vista. El elenco de la producción cuenta, entre otros, con la participación de la nominada al Oscar Saoirse Ronan.
Animación | 95 min. | Polonia-Reino Unido 2017
Título: Loving Vincent.
Título original: Loving Vincent.
Director: Dorota Kobiela, Hugh Welchman.
Guión: Dorota Kobiela, Hugh Welchman, Jacek Dehnel
Voces: Douglas Booth, Helen McCrory, Saoirse Ronan, James Green.
Estreno en España: 12/05/2018
Productora: BreakThru Productions / Trademark Films / Silver Reel / Odra Film
Distribuidora: Karma Films.
Sinopsis
"La verdad es que sólo podemos hacer que sean nuestros cuadros los que hablen", afirmaba Van Gogh en su última carta. Y será precisamente a través de una recreación de sus obras y de las 800 cartas que escribió el pintor como conozcamos su vida y su misteriosa muerte. Una trágica historia llena de incomprensión, rechazo artístico, desamor y problemas económicos que acompañaron a uno de los artistas más importantes de la historia del arte.
Crítica
Lo primero que hay que decir de la película tiene que ver con su estética tan particular y los métodos que se utilizaron para lograrla. Lo que tenemos es una obra de animación que, en pocas palabras, parece salida de los lienzos mismos del propio Van Gogh, como si un grupo de animadores hubiera tomado sus cuadros para darles movimiento y vida en la pantalla. Queda claro que esto es definitivamente imposible por lo que ese efecto, que se logra maravillosamente, fue el resultado del trabajo de 125 artistas que durante dos años se encargaron de pintar todas y cada una de las escenas que la película ofrece para obtener un total de 65.000 cuadros al óleo que luego, mediante la técnica del stop motion, fueron llevados al lenguaje audiovisual.
Suele ocurrir que cuando se pone la atención tan marcadamente en la parte técnica queda poco tiempo para la narrativa.
Finalmente, la segunda parte del trabajo vino de la mano de los actores protagónicos (Douglas Booth, Chris O’Dowd, Saoirse Ronan, Jerome Flynn, Eleanor Tomlinson, Helen McCrory, Bill Thomas, Piotr Pamula, Cezary Lukaszewicz, Robert Gulaczyk) que rodaron algunas escenas para que más tarde los animadores las convirtieran con esa misma estética para obtener un resultado similar a lo que se puede ver en películas como Despertando a la Vida de Richard Linklater o Vals con Bashir de Ari Folman pero con estilo vongoghiano.
Pero claro, suele ocurrir que cuando se pone la atención tan marcadamente en la parte técnica queda poco tiempo para la narrativa. Este no es el caso. Dos años de trabajo y 65.000 lienzos pintados al óleo no podían desperdiciarse en una película linda pero carente de contenido. En términos de guion, la obra propone un relato detectivesco mientras acompañamos al joven Armand Roulin quien fuera hijo de Joseph Roulin, cartero este último de la localidad francesa de Auvers-sur-Oise. Es precisamente en ese poblado rural muy cercano a París donde transcurrirá la acción de la película ya que fue justamente ahí donde tuvieron lugar los últimos días de Van Gogh hasta su muerte el 29 de julio de 1890 a la edad de 37 años.
Y es precisamente esa muerte la que pone en movimiento a Armand Roulin, protagonista de la película. Su padre, otrora amigo de Van Gogh dado el enorme volumen de cartas que este producía en Auvers, la gran mayoría dirigida a su hermano Theo, le encarga la misión de entregar la última misiva escrita por el pintor holandés, también dirigida a su hermano. Más pronto que tarde, tras su llegada a Auvers, Armand descubre que Theo también ha muerto, hecho que se produjo solo seis meses después del fallecimiento de Vincent. Se inicia así la búsqueda de este joven por encontrar a aquella persona tan cercana a Van Gogh que fuera digna de recibir esas últimas palabras escritas en la carta que ahora él lleva.
Ya revisado el punto de la belleza estética de la película, hay que decir que ese tono de suspenso que su relato propone a partir de la investigación de Armand Roulin por esclarecer las circunstancias de la muerte de Van Gogh (supuestamente un suicidio) y de quiénes fueron los que estuvieron a su lado en esos últimos días experimenta un lento pero ininterrumpido proceso de evolución a medida de que, como espectadores, nos vamos dando cuenta junto al protagonista de que el interés y la intriga, sin mencionar la riqueza humana y la magia, residen no en la muerte sino en la vida de Van Gogh.
Así, el recorrido de Roulin, mientras recaba los testimonios de quienes verdaderamente conocieron al pintor, se convierte en un repaso por la obra y vivencias de un ser humano históricamente fundamental y cuya sensibilidad en vida atravesaba mucho más de lo que su extensa y maravillosa obra documenta. Lo que hace que Loving Vincent sea una brillante película es su capacidad de transmitir en todo momento esa sensibilidad, tanto desde su estética como desde su narrativa.