Mechanic: Resurrection: Vuelve el hombre
Jason Statham pasa por ser uno de los últimos “Macho Man” (tal y como cantaban los mítico Village People) que pululan por esas pantallas de cine del mundo mundial. Reivindicando un tipo de cine que arrasó en los 80 de la era Ronald Reagan y mirándose en el espejo de otro hombretón que las mataba bien muertas como Charles Bronson, Statham ha marcado estilo con esa barba cerrada donde podrían irse encendiendo un montón de cerillas.
Acción | 99 min | USA 2016
Título: Mechanic: Resurrection.
Título original: Mechanic: Resurrection.
Director: Dennis Gansel.
Guión: Philip Shelby, Tony Mosher.
Actores: Jason Statham, Jessica Alba, Tommy Lee Jones, Michelle Yeoh.
Estreno en España: 07/10/2016
Productora: Davis-Films / Millennium Films
Distribuidora: eOne Films Spain.
Sinopsis
Arthur Bishop (Jason Statham) pensó que había dejado atrás su pasado criminal, pero se encuentra de nuevo con él en el momento en que la mujer de su vida es secuestrada por uno de sus mayores enemigos. Debido a esto, se ve obligado a viajar por el mundo para llevar a cabo tres asesinatos imposibles y hacer su especialidad: que a los ojos de los demás sean accidentes.
Crítica
Jason Statham pasa por ser uno de los últimos “Macho Man” (tal y como cantaban los mítico Village People) que pululan por esas pantallas de cine del mundo mundial. Reivindicando un tipo de cine que arrasó en los 80 de la era Ronald Reagan y mirándose en el espejo de otro hombretón que las mataba bien muertas como Charles Bronson (la película que nos ocupa es la continuación de un remake de Friamente, sin motivos personales (The Mechanic, 1972), Statham ha marcado estilo con esa barba cerrada donde podrían irse encendiendo un montón de cerillas sin que se inmutara y con una calva seductora que rivaliza en estilosa con la de Zinedine Zidane.
Sus películas son todas bastantes parecidas, no nos vamos a engañar. Por eso celebramos de vez en cuando que el actor pateador se salga un poco de los clichés establecidos y se entregue a la autoparodia más festiva en títulos como los primeros de Guy Ritchie con los que se dio a conocer: Lock and Stock (1998) y Snatch: cerdos y diamantes (2000) o la más reciente Espías (2015) donde da rienda suelta a su vis más cómica. Este no es el caso, y de manera un tanto desmayada nos regala un capítulo más del libro de estilo del tipo de películas violentas donde el héroe salva un montón de obstáculos mediante piruetas imposibles y está a punto de morir mil veces en manos de unos ineptos malvados que no saben cómo frenar a esta auténtica máquina de matar.
Al superhéroe aún le quedará un resquicio de tiempo para robarle el corazón a la tía buena de turno...
Como no puede ser de otra manera, entre medias de toda la pirotecnia y acción sin fin al superhéroe aún le quedará un resquicio de tiempo para robarle el corazón a la tía buena de turno, aquí interpretada por una Jessica Alba claramente a la baja (2015 no es que haya sido su mejor año, preñado de películas malas como Barely Lethal o El Velo.
Por allí también asoman el palmito una muy desaprovechada Michelle Yeoh, quien con sus conocimientos en el mundo de las artes marciales, tal y como demostró en films como El mañana nunca muere (1997) o la muy celebrada Tigre y Dragón (2000) aquí no tiene ninguna posibilidad de demostrarlos, limitándose a un par de escenas donde tampoco se sabe muy bien que pinta (suponemos que alguna productora china ha metido algo de dinero en el proyecto), además de un Tommy Lee Jones en modo cameo que al menos aporta algo de entidad actoral al conjunto.
La película es de consumo rápido que se olvida a los cinco minutos de haber salido del cine.
Si metes en una coctelera un poquito de James Bond, otra pizca de Jason Bourne y la cara de mala leche constante de Statham, ya tienes un producto de consumo rápido que se olvida a los cinco minutos de haber salido del cine. Eso sí, los productores han tirado la casa por la ventana en cuanto a localizaciones se refiere y a modo de Phileas Fogg de La vuelta al mundo en 80 días se han llevado al protagonista a darse un paseo por medio planeta. Ahí es nada: Bulgaria, Brasil, Tailandia, Australia, Camboya…
En la parte positiva de la propuesta hay que destacar el buen manejo del director (el alemán Dennis Gansel, que se ha vendido al dólar tras postularse como cineasta de culto en éxitos como La ola o Somos la noche) en la planificación de las constantes escenas de acción (sobre todo en aquellas en las que Arthur Bishop debe ir eliminando de forma harto ingeniosa a una serie de villanos de medio pelo a los que tiene que asesinar si quiere recuperar a su nuevo amor secuestrado por el más malo de todos (a quien da vida el británico Sam Hazeldine).
En definitiva, nada nuevo bajo el sol en una filmografía como la de Jason Statham que se va rellenando a base de secuelas, precuelas, remakes y demás formas de intentar perpetuar un tipo de cine que ya hace tiempo está viviendo su ocaso. Ahora le espera la octava entrega de Fast and the Furious y otra excelencia filmada titulada Meg donde se las verá nada más y nada menos que con un tiburón gigante (un megalodonte) que se extinguió en la época del Pleistoceno. Como para salir corriendo…