CRÍTICA DE CINE

Minari. Historia De Mi Familia: Las ramificaciones que esperamos

Minari. Historia de mi familia

Próximos estrenos España 12 de marzo  

Título original

Minari
Año
Duración
115 min.
País
 Estados Unidos
Dirección

Lee Isaac Chung

Guion

Lee Isaac Chung

Música

Emile Mosseri

Fotografía

Lachlan Milne

Reparto

Steven YeunHan Ye-riYoun Yuh-jungAlan S. KimNoel ChoWill PattonScott HazeEric StarkeyEsther Moon

Productora

Plan B Entertainment (Distribuidora: A24)

Género
Drama | InfanciaAños 80InmigraciónVida rural (Norteamérica)Cine independiente USA
Sinopsis
David, un niño coreano-americano de 7 años, ve cómo a mediados de los años 80 su vida cambia, de la noche a la mañana, cuando su padre decide mudarse junto a toda su familia a una zona rural de Arkansas para abrir allí una granja, con el propósito de lograr alcanzar el sueño americano. 
 
CRÍTICA

El reconocimiento el año pasado de Parásitos como Mejor Película desde los Premios Oscar que, al fin y al cabo, representan mayoritariamente a la industria americana, supuso la base de lo que será la tendencia en el cine estadounidense a partir de ahora: la diversidad. Que se produzca una película de capital americano, hablada mayoritariamente en coreano y protagonizada por actores desconocidos (salvo Steven Yeun o Will Patton) era casi algo impensable años atrás y ahora, gracias a productoras de compromiso independiente como A24 o PlanB (Brad Pitt casi siempre detrás de las grandes películas de las últimas temporadas de premios), parece ser que esto ya dejará de ser una rara avis.

Minari a priori parece una película muy exótica, pero, más allá de la cuestión idiomática y de que los protagonistas sean actores coreanos, la película encaja perfectamente en imaginario de los Estados Unidos, al retratar otra cara más del “sueño americano”, esta vez por medio de una familia surcoreana que se instala en la América Profunda de los 80 con el fin de iniciar su propia explotación agraria. Después de varios trabajos, Lee Isaac Chung se destapa para el público mayoritario con esta semiautobiográfica historia que revive sus recuerdos familiares de niñez sin grandes ínfulas, pero con toneladas de ternura. La gran virtud de Minari es su capacidad de ahondar el magreado género del drama familiar y presentarlo con pasmosa naturalidad, donde el humor también tiene un hueco nada forzado. Chung mantiene la esencia de la familia coreana sin caricaturizar, apuntando en detalles y huyendo de todo folklore innecesario. Y cuando decimos que conserva ingredientes propios de la cultura asiática nos referimos también a elementos melodramáticos que el cineasta consigue canalizar y bajar a unos niveles terrenales reconocibles.

Pulcramente rodada, con una radiante luminosidad en sus fotogramas que remite a ese periodo de descubrimiento que es la infancia, es en la sencillez de Minari donde radica su grandeza. Solamente hacen falta unos personajes bien escritos y carismáticos para atrapar al espectador con una trama tan cotidiana como emocionante, ubicada tan lejos y sin embargo sintiéndose cercana.

Esto se debe, además de a un guion exquisitamente construido que sabe explotar las posibilidades realistas de su historia, a un director que no se exhibe estilísticamente por encima de lo que pide el material, dejando que el fondo tome las riendas y ofreciendo el espacio necesario para sus intérpretes, todos y cada uno de ellos en estado de gracia, sin excepción. Respirando calidez por completo, una película absolutamente entrañable, adecuadamente equilibrada, de fácil conexión con el espectador sin tener que pagar el precio de la manipulación sentimental.

Una dignísima obra que esperemos que siga marcando el camino aperturista de la meca del cine y no quede en un apunte fruto de la agenda social del momento.