Mi Mundial: Quiero ser como Messi
Carlos Morelli dirige este filme que significa su debut como director de largometrajes. La película se basa en la novela homónima del escritor Daniel Baldi. El reparto está compuesto por Facundo Campelo, que interpreta al protagonista, Néstor Guzzini (Tanta agua, Kaplan), César Troncoso (El baño del Papa, Infancia clandestina), entre otros.
Drama | 102 min. | Uruguay-Brasil-Argentina | 2017
Título: Mi Mundial.
Título original: Mi Mundial.
Director: Carlos Morelli.
Guión: Carlos Andrés Morelli, Martín Salinas (Novela: Daniel Baldi).
Intérpretes: César Troncoso, Néstor Guzzini, Verónica Perrotta, Jorge Bolani.
Estreno en España: 01/06/2018
Productora: La Gota Cine / Panda Filmes / Pensa&Rocca Cine / Coral Cine / U Films
Distribuidora: European Dreams Factory.
Sinopsis
Tito es un niño uruguayo de 13 años con un don para el fútbol. Un día, un representante le hace una oferta que no puede rechazar prometiéndole sacar a su familia de la pobreza y se mudan a la capital, donde Tito brilla con sus goles y se convierte en el sustento de la familia.
Pero, poco a poco, se va transformando en un jugador egoísta, sin amigos y que no permite que su padre le obligue a terminar sus estudios. Todo cambia cuando sufre un accidente que frustra su carrera como futbolista, momento en el que la familia pierde todo lo que tenía y se ven obligados a volver al pueblo, donde Tito se replanteará su actitud.
Crítica
Comienza el goteo que se prevé incesante de obras audiovisuales que giran entorno al fútbol ante la inminencia de la celebración del mundial de Rusia 2018. Esta semana llega a la cartellera Mi Mundial, film uruguayo que ocupa esta crítica, y en días venideros aterrizarán en las diverses pantallas otros trabajos de corte balompédico como la argentina El fútbol o yo o la española Los futbolísimos en cines o las series Thunder y El campeón imposible en televisión.
Aquí el drama se impone a la comedia e incluso al mismo deporte como espectáculo de masas.
Mi Mundial nos cuenta la peripecia de un chaval de barrio, Fernando “Tito” Torres (cualquier parecido con el ídolo colchonero “el niño” Torres es pura coincidencia) que apunta maneras a la hora de driblar contrarios y meter goles por la escuadra. Como no podia ser de otra manera, su pericia con el balón llamará la atención de las escuadras de fútbol más poderosas del país y también de agentes de representación sin escrúpulos, quienes intentarán convencer a la humilde familia del proyecto de figura mediante un alud de parabienes y promesas de riqueza futura. Pero como no todo el monte es orégano y la fama cuesta, el protagonista conocerá el reverso del triunfo en cunato empiece a ser célebre. Así el lado oscuro vendrá representado por la competitividad extrema, la pérdida de lo que más se quiere y la confusión a l ahora de decidir entre lo que está bien o lo que no lo está tanto.
El film es la adaptación cinematográfica del bestseller latinoamericano Mi Mundial, escrito por el novelista especializado en literatura juvenil Daniel Baldi. Aunque en España no se trate de un autor muy conocido, este exfutbolista metido a escriba que militó en clubs tan importantes como Peñarol de Montevideo, Cerro o Danubio o ya ha publicado un montón de títulos de temática similar (Entre dos pasiones, Estadio Lleno, El super Maxi del Gol) a este superventas que arrasó en 2011 (fue premio Libro de Oro en la categoría infantil en Uruguay, con más de 25 000 ejemplares vendidos, un número sin precedentes para la literatura infantil uruguaya) y que ya conoce una segunda parte. Amigo cercano a la estrella del fútbol uruguayo Diego Lugano, quien prologa el libro y también aparece en forma de consejero epistolar al final de la película, Baldi es además director de la Fundación Celeste, una asociación formada por jugadores y exjugadores de la selección uruguaya de fútbol que tiene el propósito de fomentar los valores del deporte en la educación de niños, niñas y adolescentes, y que se orienta principalmente a los sectores más necesitados de la población, con oportunidades de aprender y practicar deportes, invirtiendo en proyectos deportivo-sociales, elaborados por la propia Fundación o seleccionados mediante invitación.
Si la comparamos con Los Futbolísimos o con la recién aparecida colección sobre Antoine Grizman El sueño de Toni, ejemplos de literatura juvenil con protagonismo futbolero publicadas en nuestro país, Mi Mundial es mucho más cruda y realista, dejando un poco de lado el elemento más lúdico y aventurero para centrarse de lleno en los golpes y sinsabores de la vida. En ese aspecto el trabajo dirigido por el debutante Carlos Andrés Morelli se mantiene fiel a las premisas de la saga literaria, lo que sin duda sorprenderá a todos aquellos espectadores que acuden a la sala pensando en que los más pequeños se lo van a pasar bomba. Todo lo contrario, aquí el drama se impone a la comedia e incluso al mismo deporte como espectáculo de masas(las imágenes de partidos y entrenamientos se pueden contar con los dedos de la mano), y así vamos a ver como el aspirante a crack se pilla una melopea de cuidado a base de vodka o flirtea con el desastre cuando se vea acuciado psicológicamente por su apremiante situación de responsabilidad.
El desarrollo argumental gana fuerza cuando pone el dedo en la llaga en todas las corruptelas y manejos turbios que se mueven en el cada vez más opaco negocio del deporte en general y del fútbol en particular, pero se muestra demasiado bisoña y almibarada en el tú a tú entre familiares y amigos, siendo demasiado bienintencionada en una clara búsqueda de la aceptación de la platea. La labor del elenco actoral adulto también tiene mucho que ver en el tono más o menos acertado de la propuesta. Por un lado tenemos la buena intepretación del actor brasileño Roney Villela, quien se pone en la piel de una especia de mezcla entre Jorge Mendes y Darth Vader, y por el otro la algo afectada actuación de Néstor Guzzini, quien vuelve a repetir el rol de buenazo que tan buenos Frutos le dió en títulos como la multipremiada Gigante o la más recinte Mr. Kaplan, ambas estrenadas en nuestro país.
Una mezcla de cuento moral y sentimental que se aleja de otras propuestas similares centradas más en elementos de diversión. La espectacular chilena con la que se abre la función nos promete escenas tan trepidantes como las de Pelé en Evasión o Victoria, però la cosa pilla otros derroteros diametralmente opuestos.