Nuestra vida en la Borgoña: Retrato de la Francia simpática
Dirigida por Cédric Klapisch (“Las muñecas rusas”, “Una casa de locos”), e intrepretada por Pio Marmai (“El primer día del resto de tu vida”), Ana Girardot(“El hombre perfecto”), François Civil(“Elias”) y María Valverde (“Ahora o nunca”), “Nuestra vida en la Borgoña” (Ce qui nous lie) es un retrato de la familia y también de las disputas y controversias a la hora de recibir una herencia, bastante menos boyante de lo que parecía.
Drama | 113 min. | Francia 2017
Título: Nuestra vida en la Borgoña.
Título original: Ce qui nous lie.
Director: Cédric Klapisch.
Guión: Hirokazu Koreeda.
Intérpretes: Pio Marmaï, Ana Girardot, François Civil, Jean-Marc Roulot.
Estreno en España: 27/10/2017
Productora: Ce Qui Me Meut Motion Pictures.
Distribuidora: Avalon Distribución.
Sinopsis
Marina (Daniela Vega) una joven camarera aspirante a cantante y Orlando (Francisco Reyes), veinte años mayor, planean un futuro juntos. Tras una noche de fiesta, Marina lo lleva a urgencias, pero él muere al llegar al hospital. Ella debe entonces enfrentar las sospechas por su muerte. Su condición de mujer transexual supone para la familia de Orlando una completa aberración. Ella tendrá que luchar para convertirse en lo que es: una mujer fuerte, pasional... fantástica.
Crítica
Dirigida por Cédric Klapisch (“Las muñecas rusas”, “Una casa de locos”), e intrepretada por Pio Marmai (“El primer día del resto de tu vida”), Ana Girardot(“El hombre perfecto”), François Civil(“Elias”) y María Valverde (“Ahora o nunca”), “Nuestra vida en la Borgoña” (Ce qui nous lie) es un retrato de la familia y también de las disputas y controversias a la hora de recibir una herencia, bastante menos boyante de lo que parecía.
Historia nostálgica y bastante conservadora, que hace un alegato de los valores de familia y tradición y transcurre “en los límites del reportaje turístico”, recoge según mis colegas franceses dos subgéneros del cine francés: las películas de viñas y las ficciones en torno a la herencia, “es decir, dos historias de transmisión, con muchas autopistas hacia la exaltación del cromo de un viejo mundo ‘más auténtico’ al que acecha la desaparición” (Libération), amparado por la sombra de una memoria familiar, siempre burguesa, y con una pizca de didactismo (incomprensible para los nulos, como yo) en las explicaciones de las diferentes etapas del crecimiento de las viñas y la fabricación de los caldos.
Y con una voz en off que, al tiempo, nos va llevando por los interrogantes existenciales del protagonista y sus dos hermanos, todos jóvenes, guapos y muy modernos pese a conducir tractores y dedicar un tiempo considerable a probar las uvas en la planta, para determinar el momento exacto de la recolección.
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