Nunca digas su nombre (Bye Bye Man): Terror sin gloria
Cuando tres estudiantes alquilan una casa vieja fuera del campus inconscientemente liberan al “Bye Bye Man”, una entidad sobrenatural. Los amigos comprenden que no hay más que una manera de escapar a la maldición de que se propague: no decir su nombre, no nombrarle nunca. Porque cuando el ser se apodera de tus pensamientos, te controla y te hace cometer actos irreparables.
Terror | 96 min. | USA 2017
Título: Nunca digas su nombre.
Título original: The Bye Bye Man
Director: Stacy Title.
Guión: Jonathan Penner (Relato: Robert Damon Schneck)
Intérpretes: Douglas Smith, Lucien Laviscount, Cressida Bonas, Doug Jones.
Estreno en España: 05/05/2017
Productora: Intrepid Pictures / Los Angeles Media Fund (LAMF)
Distribuidora: Diamond Films España.
Sinopsis
Cuando tres estudiantes universitarios se mudan a una vieja casa fuera del campus, sin querer, liberan a "Bye Bye Man", un ente sobrenatural que persigue a quien descubre su nombre. Intentarán mantener su existencia en secreto para alejar al resto de una muerte segura.
Crítica
Dirigida por la realizadora Stacy Title (“El diablo se viste de negro”), “Nunca digas su nombre (Bye Bye Man)” es una película de terror, que utiliza torpemente todos los elementos del género, poco original y a veces hasta incoherente.
El guión es una sucesión de tópicos (el niño que aterroriza, las paredes arañadas, el chico escéptico que busca al demonio en un ordenador, el slogan repetido hasta la saciedad “no lo digas, no lo pienses”…) y todo “desde el maquillaje hasta los efectos especiales, es atroz (…) y lo peor de todo es la irresponsable insinuación de que el ‘ser maldito pueda provocar que personas aparentemente ’normales’ cometan maldades, con referencias a los ‘chicos de Columbine” y a todos esos jóvenes que irrumpen disparando en las aulas universitarias.
El reparto incluye a Douglas Smith, y dos «viejas glorias» de la gran pantalla: Carrie-Anne Moss yFaye Dunaway. Y como dice la crítica de Los Angeles Times: “¿Por qué?”.
Quizá porque la película y los efectos son viejos casi como el tiempo, la casa siempre oscura, las bombillas que se apagan, la sombra siniestra que atraviesa paredes y decorados, el sótano maldito lleno de trastos (donde caben demonios, ratas y animales de distintas especies, incluidas arañas y cucarachas) y quizá porque aunque haya un par de escenas de cama, la sexualidad brilla por su ausencia.
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