Pesadillas 2: Noche de Halloween: Unos monstruos vienen a vernos
Ari Sandel (El ultimo baile) se encarga de la dirección de esta segunda entrega de la película Pesadillas (2015), en la que Rob Lieber (Peter Rabbit) firma el guión a partir de la obra de R.L. Stine.
Título: Pesadillas 2: Noche de Halloween.
Título original: Goosebumps 2: Haunted Halloween.
Director: Ari Sandel.
Guión: Darren Lemke, Rob Lieber (Libros: R.L. Stine).
Intérpretes: Madison Iseman, Wendi McLendon-Covey, Jeremy Ray Taylor.
Estreno en España: 26/10/2018
Productora: Columbia Pictures / Sony Pictures Animation / Original Film / Scholastic Entertainment
Distribuidora: Sony Pictures.
Sinopsis
¿Qué pasaría si Halloween se hiciera realidad y los monstruos que aparecen una noche al año duraran para siempre? Sarah, Sonny y Sam son tres jóvenes que encuentran en un viejo arcón un misterioso libro de la serie Pesadillas, escrito por R.L Stine, cerrado con un candado. Cometen el error de abrir este libro, y de pronto, el malvado muñeco de ventrílocuo Slappy y sus monstruosos secuaces empiezan a cobrar vida. ¿Qué harán ahora los tres jóvenes para evitar que Halloween dure para siempre?
Crítica
Aquí traemos el estreno anual correspondiente a la festividad de Todos los Muertos, aunque ya hubo una avanzadilla hace un par de semanas con La casa del Reloj en la pared, de Eli Roth, también con chavales, Jack Black (quien aquí se marca un cameo alrgado) y unos cuantos fenómenos extraños de por medio. Aunque la mayoría ya conocerán el dato, Pesadillas es una colección de exitosos relatos juveniles de terror y ciència ficción creados por el autor nortemaericano R.L Stine a partir de 1992 (en inglés su titulo es el de Gosebumps, algo así cimo Piel de Gallina). Dicha obra conoció su primera adaptación cinematográfica hace tres años de la mano de Rob letterman, quien este año se ha encargado de llevar a la pantalla las aventures de los Populares Pokemon (estreno el 10 de mayo de 2019).
En los ochenta y noventa algunos films se centraron en el poder imaginativo de la obra literaria (La historia interminable, El guardián de las palabras), y lo cierto es que hasta la fecha no conocemos ninguna película en la que se haya utilizado un ebook como detonante.
La secuela de la primera Pesadillas ha sido dirigida por el oscarizado Ari Sandler, acostumbrado a dirigir a jóvenes intérpretes con títulos en su haber como La primera vez que nos vimos o El último baile. Sandler ha intentado no salirse mucho de los raíles patronizados en la primera entrega y repite argumento con las mismas dosis de acción aunque con menos sustos y menor gracia. Unos chavales recién sacados de Los Goonies se dedicant a hurgar en una desvencijada mansión y se dan de bruces con un libro prohibido, de esos que cuando los abres sabes que se va a rmar el lío padre. No deja de resultar un tanto atemporal que todo el desarrollo argumental venga provocado por el contenido de una obra escrita en papel, en tiempos donde la mayoría de chavales deben de ver el objeto como una relíquia antepasada. En los ochenta y noventa algunos films se centraron en el poder imaginativo de la obra literaria (La historia interminable, El guardián de las palabras), y lo cierto es que hasta la fecha no conocemos ninguna película en la que se haya utilizado un ebook como detonante.
El primer invocado que hace acto de presencia es el muñeco de ventrilocuo llamado Slappy, a quien Santiago Segura ha prestado su voz en la versión española. Este muñeco diabólico pasa por ser seguramente el personaje más jugoso de toda la película, ya que su sola presencia atemoriza, con esa mirada de mala leche y esa verbalización automatitzada. ¿Y qué es lo que busca este recién llegado?. Pues solo quiere pertenecer a una família. Pero resulta que sus descobridores no están por la labor y harán lo possible por exterminarlo. Lógicamente, a él no le quedarà más remedio que buscarse otra suerte de amistades y las hallará tanto en un supermercado cercano, repleto de artículos para celebrar la noche de Halloween como en un jardín decorado para la ocasión por un vecino asiático militante de tan señalada fecha (y aquien da vida el cómico Ken Jeong).
Dejando de lado la relectura que se pueda hacer de una situación en la que un extraño debe ser repelido ante la amenaza latente de estorbar la paz del hogar (cada uno que saque las conclusiones que quiera pero igual a los votantes republicanos les hace gracia y todo), el film va derivando con prisa y sin pausa en un tramo final de parque temático. Aunque no lev amos a negar que entretiene e incuso en algunas escenas llega a acongojar un poco (esas brujas que parecen recién salidas de un concierto de Chimo Bayo o la madre reconvertida en autómata desprovista de sentimiento alguno), todo queda a merced de la pirotecnia de efectos especiales que acaban por desterrar cualquier atisbo de originalidad guionizada. Se trata de dar la cucharada correspondiente a un público que paga su entrada para pasarlo bien sin que le sorprendran mientras engullen palomitas y chuches como si no hubiera un mañana.
Hace unos días se pudo ver en el transcurso del Festival de Cine Fantástico de Sitges el documental Wolfman’s got nards, donde se homenajeaba la olvidada cinta ochentera Una Pandilla Alucinante. La irreverencia de aquella obra ahora de culto se echa un poco a faltar en estas academicistas adaptcaciones más actuales. Ahora ni los monstruos dan miedo ni a los ninos se les puede asustar. Pero si al menos sirve para que a los mozalbetes se les ocurra aparecer por la biblioteca para hacerse con algun libro ya se darà por Bueno el pago de la entrada.