No te preocupes, no llegará lejos a pie: El cine exploración
Gus Van Sant (El indomable Will Hunting, Mi nombre es Harvey Milk) escribe y dirige esta película basada en la biografía de John Callahan. Joaquin Phoenix (Gladiator, Her) protagoniza este filme junto a Jonah Hill (Infiltrados en clase), Rooney Mara (La red social) y Jack Black (King Kong).
Drama | 114 min. | USA | 2018
Título: No te preocupes, no llegará lejos a pie.
Título original: Don’t Worry, He Won’t Get Far On Foot
Director: Gus Van Sant.
Guión: John Callahan, Gus Van Sant (Memorias: John Callahan).
Intérpretes: Joaquin Phoenix, Rooney Mara, Jonah Hill, Jack Black.
Estreno en España: 06/07/2018
Productora: Anonymous Content / Iconoclast / Big Indie Pictures
Distribuidora: Diamond Films España.
Sinopsis
John Callahan es un chico de 21 años que sufre un grave accidente al ser golpeado por un coche. John acaba tetrapléjico, situación que transformará su vida para acabar convirtiéndose en uno de los dibujantes más conocidos del mundo. No te preocupes, no llegará lejos a pie es la historia de la lucha de la perseverancia contra las limitaciones para conseguir tener una gran carrera.
Crítica
La carrera de Gus Van Sant ha seguido una trayectoria clara a través de una serie de películas que hacían pensar sobre de temas muy diversos y, a la vez, muy humanos. El drama, es decir, conflicto, es el terreno en el que el director estadounidense se mueve sin duda mejor, siendo éste un terreno muy peligroso donde es fácil resbalar a nivel de tono y ejecución formal. Y de nuevo Van Sant demuestra ser un equilibrista nato en estos asuntos.
La historia de John Callahan se plasma en la pantalla como un conjunto de capítulos de su vida ordenados con un sentido emocional, y no estrictamente cronológico.
El mosaico de una vida
El biopic siempre ha sido un subgénero recurrente en la industria norteamericana, y ya hemos pasado por una total variedad de propuestas en las que, desgraciadamente, siempre abundan las más insulsas de recorrido cronológico de la vida del susodicho en una estructura encorsetada en los tradicionales 3 actos. De esta forma nos hemos encontrado auténticas pruebas de resistencia para el aguante de los espectadores, pero también ha habido otras obras que han preferido centrarse en un período más concreto del personaje retratado, para abordar el aspecto de éste que más pudiera interesar al autor.
La exploración del ser humano
La película no pretende, por tanto, narrar una historia basada en la intriga, con un principio, un desarrollo y un final que desconocemos de nuestro protagonista. Esta elección, de entrada, no puede resultar más acertada cuando, al final, se están contando las vivencias de un personaje conocido. Lo importante no es qué le ocurre al final, pues esa respuesta ya está en Wikipedia. Van Sant, de manera inteligente, hace otra serie de preguntas, algunas incluso sin esperar a ser contestadas.
En definitiva, el cine es una excelente herramienta para esta función: hacer preguntas, reflexionar sobre los aspectos más esenciales de la vida de personas que nunca conocimos y con las que, sin embargo, nos identificamos profundamente. Esta exploración es la que acometen las buenas y grandes obras de la cinematografía, y en este campo se puede jugar con la simplicidad más absoluta o la complejidad más desconcertante.
Una historia para los actores.
El foco de todo este asunto siempre debe volverse en última instancia hacia los personajes, que son los que crean esta exploración de sentimientos y emociones, los que generan esas preguntas a veces incómodas en el público. Y en este caso, el director vuelca su planificación a la enfatización de dichas emociones, transmitidas por sus actores. Éstos también hacen un trabajo de equilibrio fundamental, apoyándose entre ellos y en el propio Van Sant, para dar cada uno una interpretación perfectamente adecuada al tono que requiere la historia.
Por tanto, la película funciona perfectamente al definir claramente sus objetivos, y aporta un tratamiento tonal y estilístico más que acertado al relato que quería contar.