Primeras Soledades: Quien tiene un amigo/a tiene un tesoro
Título: Primeras Soledades.
Título original: Premières Solitudes.
Dirección: Claire Simon.
Guión: Claire Simon.
Intérpretes:
Estreno: 18/10/2019
Productora: Sophie Dulac Productions.
Distribuidora: Pack Magic.
Sinopsis
Jóvenes parisinos de la escuela secundaria discuten durante largas y extensas horas, ya sea en clase o en los pasillos o incluso en el recreo, sobre sus aspiraciones, sus deseos de huir y abandonar su zona de confort para descubrir un nuevo mundo solos. La familia, los amigos, su vida hasta ese momento, pero sobre todo la soledad. Cada uno de estos alumnos irá mostrando su percepción y sentimiento hacia estar solos y el deseo de querer cambiar esa situación o no.
Crítica:
Claire Simon se ha especializado en emprender viajes filmados a través de las diversas humanidades que atraviesan la realidad. Sin embargo, el tema tratado en su último documental probablemente requiera de una lectura más difícil y estratificada. Si en el microcosmos de Le Bois dont les rêves sont faits el espacio estaba extremadamente determinado y la investigación en cierto sentido tenía una dirección, o en Le Concours la mirada se dirigía esencialmente al logro de un propósito en cuanto a la percepción contemporánea de una forma arte (y especialmente lenguaje), aquí, en Premières Solitudes, presentado con muy buena acogida en el 68º Foro Berlinale, nos enfrentamos al mundo tal y como lo ven los adolescentes en plena era del desarrollo.
“Este inmenso campo de investigación, más que nunca evanescente, impone un enfoque muy temporal e impresionista, vinculado en el momento en cuanto al fragmento, a esa palabra apenas mencionada y lo que uno no tiene el coraje de pronunciar".
Este inmenso campo de investigación, más que nunca evanescente, impone un enfoque muy temporal e impresionista, vinculado en el momento en cuanto al fragmento, a esa palabra apenas mencionada y lo que uno no tiene el coraje de pronunciar (y quizás por eso nuevamente más importante) Por esta razón y por otras razones, el viaje de la cineasta francesa a una escuela de secundaria suburbana permanece en un estado continuo de suspensión narrativa, en la que los mismos escolares se citan a menudo y corren el riesgo (obviamente positivo) de descubrirse frente a la cámara y, por lo tanto, terminar llegando a un acuerdo consigo mismos, en muchas ocasiones por primera vez.
Estamos en Lycee Romain Rolland de Ivry-sur-Seine, ubicado al sur de París, en algún día indeterminado de otro año escolar del cual ya se atisba el final. Después de un inicio que supone un auténtico torbellino de auriculares y teléfonos inteligentes (casi como si asistiéramos como espectadores a un video clip), nos hallamos directamente inmersos en la realidad de estos niños en su mayoría con una vida voluble y algo disipada. No estamos precisamente en el acomodado centro de la capital, y, por lo tanto, los niños que encontramos son en su mayoría niños pertenecientes a la clase trabajadora y proletarios como inmigrantes de primera o segunda generación, casi todos dentro de familias que no son exactamente ideales (a menudo con enormes dificultades de lenguaje, sitiada por problemas económicos, enfermedades mentales, adopciones, integración, etc. Etc). Con una cámara casi invisible, asistimos esperanzadores a la solidaridad que se crea en la microcomunidad de niños que invita a mirar hacia un mañana mejor, independiente de ayer y menos sombrío que hoy.
Las relaciones están en el centro de los discursos de los estudiantes; revelaciones sobre el pasado en las que se investiga la relación entre los padres y la influencia que han tenido en su ser actual; otras sobre el presente entre el sentido imaginario de un flechazo y lo que podría representar un amor, e incluso se anticipa el futuro sobre la posibilidad de tener hijos y familia. Estar en los meses previos a esta edad no puede ser fácil, pero de la misma manera no debe ser imposible; y es precisamente la comprensión, como la aceptación de esa época lo que aparece como un momento de formación.
Las primeras soledades son como las primeras palabras o los primeros pasos, algo en lo que todos deben estar acompañados; incluso desde el cine, si reconoces la posibilidad de hacerlo.