Sole: Con el bombo no se juega
Sole
- Sole
- Año
- 2019
- Duración
- 102 min.
- País
- Italia
- Dirección
- Guion
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Antonio Manca, Giulia Moriggi, Carlo Sironi
- Fotografía
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Gergely Pohárnok
- Reparto
- Productora
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Coproducción Italia-Polonia; Kino Produzioni, Lava Films, Polski Instytut Sztuki Filmowej
- Género
- Drama | Maternidad. Adopción
- Sinopsis
- Ermanno (Claudio Segaluscio) es un joven cuyas jornadas transcurren entre tragaperras y pequeños hurtos. Lena (Sandra Drzymalska) es una joven polaca embarazada de siete meses que llega a Italia desde Polonia para dar en adopción el bebé que va a dar a luz a cambio de dinero. La misión de Ermanno es vigilar a Lena y cuidar de ella durante su estancia en Italia. Luego, una vez que nazca la niña, deberá reconocerla él como padre para poder dársela en adopción a sus tíos.
- Distribuidora: Márgenes Distribución
- CRÍTICA DE DANIEL BERNAL
La ópera prima de Carlo Sironi en la gran pantalla no supone un debut cualquiera, implica el nacimiento de un cineasta con oxígeno propio que sabe controlar profundamente su respiración. Ganadora del premio FEDIC en la sección horizonte del Festival de Venecia y nominada a dirección novel en la gala de los premios cinematográficos de su país, llega este fin de semana a nuestro país Sole, una película que los amantes del cine independiente europeo no deberían perder de vista.
Su penetrante silencio y sencillez narrativa hacen que el foco costumbrista de la cinta se transforme en un insólito tratamiento de un reprimido e interno dolor humano. El relato costumbrista de la pareja que se muestra en la obra nos ofrece una doble reflexión moralista de dos conceptos complejos de tratar (como lo son el juego y el embarazo subrogado), y Sironi, con templanza y morigeración, evita esa superficialidad en la que hubiese sido fácil caer.
En Sole, la ludopatía, esa adicción que arruina a miles de familias en todo el mundo, se enfoca desde el personaje de Ermanno (quien tiene como principal mandato cuidar y sustentar a Lena para asegurar el buen estado de su embarazo para que finalmente sus tíos puedan tomar en adopción al bebé que está en camino) bajo un prisma natural y sin artificios, haciendo de su práctica algo habitual. Y es gracias a esa manera tan simple pero eficaz con la que tratan el tema se consigue que el mensaje cale de lleno en los espectadores. Por otro lado, el personaje de Lena , que convive con su vientre de alquiler, se planteará su situación a medida que vaya transcurriendo la cinta, y verá cómo se alteran sus sentimientos, terminando por jugar con su “soledad”. Tanto con Ermanno como con Lena se huye en todo momento de lo trivial.
Paradójicamente, aquí el principal pecado se encuentra en la virtud de la obra, que no es otra que la de su pausado y lento ritmo, y es que, aunque sirva para reposar y meditar sobre ella, hace que por momentos tienda a la desconexión de la misma. No obstante, su desoladora a la par que devastadora conclusión será la que dé sentido a todo el conjunto y la que haga que el respetable piense y reflexione.
En este título no solo el escenario se volverá relumbrante y eléctrico, también sus protagonistas, quienes brillan con su latente pulso cardíaco. Sandra Drzymalska y un primerizo Claudio Segaluscio en el escenario sacan su lado más humano e imperturbable para crear la atmósfera fría y petrificante que caracteriza al novel trabajo de Carlo. La pareja protagonista recorrerá un tambaleante viaje emocional, dejando en un segundo plano el convencional lado sentimental propio de los productos banales amorosos.
En definitiva, para el que escribe estas líneas, Sole es un reflejo humanista de temas complejos ahondados de una manera tan simplista como efectiva, caracterizado por un ritmo paulatino y una narrativa contemplativa. Lo mejor que le ha podido pasar a este conjunto es que no se haya convertido en una propaganda política.