Tales From The loop: En un bucle emocional
- Título original
- Tales from the Loop (TV Series)
- Año
- 2020
- País
- Estados Unidos
- Dirección
- Nathaniel Halpern (Creator), Mark Romanek
- Guion
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Simon Stålenhag, Nathaniel Halpern
- Música
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Paul Leonard-Morgan, Philip Glass
- Fotografía
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Ole Bratt Birkeland, Luc Montpellier, Jeff Cronenweth, Craig Wrobleski
- Reparto
- Rebecca Hall, Duncan Joiner, Daniel Zolghadri, Nicole Law, Tyler Barnhardt, Stefanie Estes, Jane Alexander, Tatiana Latreille, Christin Park, Dylan Bodner, Alec Carlos, Daniel Kang, Jillian Danford, Elektra Kilbey, River Price-Maenpaa, Jonathan Pryce, Paul Schneider, Antoinette Abbamonte, Sean Connolly Affleck, Emjay Anthony, Erik Athavale, Liliane Chretien, Tony Hart, Victor J. Ho, Alessandra de Sa Pereira, Alicia Johnston, Keenan Lehmann, Leann Lei, James Madge, Brian Maillard, Chelsey Mark, Beverly Ndukwu, Ken Pak, Stephanie Sy
- Productora
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6th & Idaho Productions / Amazon Studios / Fox 21 Television Studios. Distribuida por Amazon Prime Video
- Género
- Serie de TV. Ciencia ficción
- Estreno en Amazon: 3 de abril
- Sinopsis: Serie que explora la ciudad y sus habitantes que viven por encima de "The Loop", una máquina construida para desbloquear y explorar los misterios del universo, lo que hace posible cosas que antes estaban relegadas únicamente a la ciencia ficción. En esta ciudad fantástica y misteriosa, se cuentan historias conmovedoras de seres humanos que recuerdan experiencias emocionales universales.
- CRÍTICA:
Tales from the loop reúne dos tendencias que han marcado la última década de la ficción americana, tanto serial como cinematográfica: una estética retro-nostálgica y una ciencia ficción de corte humanista en el que la construcción de relaciones interpersonales prima sobre las tramas pirotécnicas y los circos de tres pistas a nivel de acción. La serie -creada por un Nathaniel Halpern adentrándose en un tono más intimista tras guionizar parte del universo X-Men en Legión (2017), y basándose en las obras del artista y diseñador sueco Simon Stålenhag-, trasciende la tan recurrida década de los 80 para ubicar su look en otra queridísima década: los 50. Una dirección artística propia de la mitad del siglo XX en la que se incluyen robots i artilugios futuristas con una cierta coherencia visual. Sin embargo, pese a su diseño, la época en la que transcurren las distintas historias del bucle no queda especificada.
Situada en una fría ciudad de la América interior, cada episodio de Tales from the loop presenta una historia personal de uno de los habitantes de dicha localidad, en la que en su subsuelo está este bucle que permite todo tipo de viajes temporales, conexiones
dimensionales y apariciones asombrosas, siempre ligadas a la experiencia vital de sus personajes. De aquí que entre su equipo de directores se encuentren creadores como Mark Romanek o Charlie McDowell que han contribuído al canon de esta ciencia
ficción más cercana con obras como Nunca me abandones (2010) o The one I love (2014), respectivamente; el Andrew Stanton de Wall·E (2008) o una Jodie Foster que ha colaborado en algún episodio de otro referente de esta ola como es Black Mirror
(Charlie Brooker, 2011-presente). Eso sí, Tales from the loop no tiene el cariz distópico de la serie de Brooker ni tampoco busca un cuestionamiento tan contundente de la tecnología, sino que prefiere jugar con el espacio-tiempo de un modo más relajado en el
que la emoción humana es el factor que mueve todo.
Estableciendo una dinámica de conexión entre dos personajes (en más de una ocasión de manera intergeneracional), como en toda historia de historias es difícil que todo se mantenga en el mismo nivel.
Pero a Tales from the loop todo lo que tiene de gusto visual le falta en potencia dramática, ofreciendo tramas que transcurren por argumentos ya conocidos y que cineastas como Christopher Nolan han sabido ejecutar con más agudeza y, sobre todo,
ritmo. Su atmosfera contemplativa no supondría un inconveniente si luego hay una gratificación, la cual no se termina de producir en varios de sus episodios por, precisamente, falta de originalidad. Y se agradece que no transite por una puesta en escena sensacionalista, pero se echa en falta algo más de nervio para escapar de su ya de por si tibio escenario. Únicamente el episodio protagonizado por Ato Essandoh consigue mantener una cierta consistencia y generar implicación emotiva, sin llegar a
tampoco a tocar profundamente la fibra.