Quedan pocos meses para que Luís Rovisco pueda retirarse. Durante el sueño, sueña con canciones que le permiten vivir de manera más llevadera. Sin embargo, un día se da cuenta de que, al estar frente a la recepcionista Lucinda, su estilo musical comienza a cambiar.
Distribuidora: Flamingo Films España
CRÍTICA DE VICENTE I. SÁNCHEZ
No me sorprende que una cinta como “Technoboss” se haya llevado el Premio Especial del Jurado de la última edición del Festival de Sevilla, ya que nos encontramos ante ese tipo de películas experimentales que gustan mucho en los festivales y entre el público paciente que acude a ellos. Y es que el portugués João Nicolau (“John From”) ha construido un extraño musical en el que un hombre a punto de jubilarse va cantando las cosas que le suceden a lo largo del día. Todo ello plagado de surrealismo, costumbrismo y de un punto de vista que está mas cerca del teatro que del cine.
Lo mejor que puede decirse de “Technoboss” es que es una propuesta que no tiene miedo de arriesgar y de sorprender. Hay mucha creatividad en los 112 minutos que dura esta propuesta, desde decorados pintados a mano a canciones muy extrañas. El problema es que la unión de todo esto da como resultado una película demasiado densa y por momentos tediosa. Nada funciona demasiado bien en una historia que realiza muy pocas concesiones al espectador.
Es evidente que João Nicolau toma como gran referente el cine del sueco Roy Andersson. El problema es que “Technoboss” está muy lejos del resultado de cintas como “Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia” o “Sobre lo infinito”. João Nicolau lo emula al crear composiciones estáticas, casi pictóricas, en las que sucede la acción como si se tratara de una obra de teatro o un cuadro. El resultado es mucho más simple y aburrido que el cine de Andersson (y ya es mucho decir).
Efectivamente “Technoboss” es principalmente una película aburrida que gira sobre el aburrimiento. Para empezar por que João Nicolau quiere construir un musical diferente en el que nadie cante bien y en el que no haya coreografías ni personajes divertidos. Además, es evidente que Nicolau quiere dar a la cinta un tono crepuscular en el que sintamos el tedio y el aburrimiento del personaje. Un hombre con una vida rutinaria y tediosa a punto de jubilarse que un buen día descubre el amor. Pues bien, es evidente que todo esto lo consigue. La cinta es muy aburrida. El problema es que entre tanta creatividad olvida transmitir emociones, sensaciones y humanidad. João Nicolau se mira demasiado al ombligo y acaba convirtiéndose la cinta en una experiencia pedante y gris. No hace falta demostrar en cada plano el gran talento que se tiene. Es preferible dedicar algo más de tiempo al guion. Es por ello que dejando a un lado lo sorprendente de la propuesta, hay muy poco a lo que el espectador pueda agarrarse. Es imposible conectar con unos personajes tan aburridos y feos y con unas canciones tan absurdas y mal cantadas. Al final“Technoboss” se perfila como una propuesta pensada y diseñada para festivales y museos. Es muy complicado que esta propuesta pueda tener éxito en salas comerciales.
