The First Monday in May: La moda irrumpe en el museo
The First Monday in May resigue el proceso de organización de la exposición China: through the looking glass, mastodóntica exhibición que pretendía plasmar la influencia de la cultura china en la moda occidental, cuya inauguración tuvo lugar en la Gala Anual del MET.
Documental | 90 min. | USA 2016
Título: The First Monday in May.
Título original: The First Monday in May.
Director: Andrew Rossi.
Guión:
Intervienen: Andrew Bolton, John Galliano, Jean-Paul Gaultier.
Estreno en España: 31/03/2017
Productora: Conde Nast Entertainment / MediaWeaver Entertainment / Relativity Studios.
Distribuidora: Surtsey Films.
Sinopsis
En 2015 tuvo lugar la exposición de moda “China: Through the Looking Glass” en el Museo Metropolitano de Nueva York. Descubrimos su compleja organización, los entresijos e imprevistos que conllevó su puesta en marcha. Asimismo, es una reflexión sobre si la moda debería ser considerada arte y tener un hueco en los museos.
Crítica
Hace un par de años, Rihanna copó las portadas de las secciones de moda y corazón de las publicaciones del mundo con su deslumbrante llegada en un suntuoso abrigo amarillo a la Gala Anual del Museo Metropolitano de Nueva York. Detrás de ese simple y notorio momento se escondían meses de arduo y constante trabajo capitaneados por el conservador museístico Andrew Bolton y la editora Anna Wintour, al frente de la parte artística y logística del evento, respectivamente.
The First Monday in May resigue el proceso de organización de la exposición China: through the looking glass, mastodóntica exhibición que pretendía plasmar la influencia de la cultura china en la moda occidental, cuya inauguración tuvo lugar en la Gala Anual del MET.
Andrew Rossi toma la paradigmática estructura del viaje del héroe y la instala en su personaje principal.
Para narrar tal preparación, Andrew Rossi toma la paradigmática estructura del viaje del héroe y la instala en su personaje principal, el citado Andrew Bolton, estableciendo en él varios “micro- y macroobjetivos” planteados claramente desde el inicio del film y que le acompañarán a lo largo del metraje. Como ha sido habitual en la tradición narrativa americana, el documental se apoya más en la acción y el proseguir de la trama, con lo cual no nos encontramos ante una inmersión contemplativa y antropológica en la institución del arte como la que perpetró Frederick Wiseman recientemente en su National Gallery (2014).
Referente que, sin duda, habría sido de ayuda en el desarrollo de sus protagonistas, de los cuales el espectador se queda con una impresión arquetípica debido a la necesidad de someterlos permanentemente a la acción y no dejarles un cierto margen para el fluir personal.
Sobre Anna Wintour no se anota nada que ya no hubiera plasmado The September issue (R J Cutler, 2009) o su biografía no confesa, El diablo viste de Prada (David Frankel, 2006), de cuya tendencia feminista parecen sacados los comentarios de Baz Luhrmann para reverenciar y justificar la labor de Wintour. Sólo en gestos puntuales alrededor de la figura de Bolton –la precisión con la que fija uno de los vestidos en el expositor poco antes de la apertura, por ejemplo-, dejan entrever atisbos de humanidad pura en estos seres devotos de su trabajo.
En medio de esta crónica, Rossi aprovecha para abrir ciertos debates acerca del choque cultural entre Oriente y Occidente o de la posición de la moda en el mundo del arte. ¿Es o no es digna de un museo? Cuestiones transcendentales que quedan apuntadas para instigar la libre reflexión, pero que tal vez merecían un tratamiento mayor, más allá de los retazos mostrados y de la homogeneidad de las opiniones sondeadas. Nuevamente, la coartación de la estructura corta las alas de una película con más potencial del que acaba ofreciendo, cayendo en una cierta tónica reporteril efectiva pero poco ambiciosa.
Visualmente complaciente y narrativamente dinámica, el desvelo del contenido que guarda The First Monday in May encontrará su público entre los amantes del arte y la alta costura (sobre todo estos últimos), pero también entre los curiosos y neófitos dado el goloso material con el que trabaja (el descubrimiento de lo que se cuece entre las bambalinas de un gran evento social) y su eficaz manera de contarlo. Por el otro lado, en su calidad como asesor artístico de la exposición, Wong Kar-wai propone que el recorrido de la exposición se base en la estructura de un jardín chino: con un acceso marcado pero, luego, sin un firme camino, lo cual permite al transeúnte deambular libremente.
Una propuesta que, de haberla aplicado en un ligero detrimento del pragmatismo y precisión occidentales, habría culminado en un film sustancialmente más sólido y cercano a la concepción del arte. Porque la percepción artística es maleable y no se rige por el mismo patrón en todos los sujetos.